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jueves, 14 de julio de 2011

" Broken Rules " Niley Cap 13

bueno hasta ak les dejo esta nove... jeje las quiero y espero q les gusten los caps q están divertidos!! jejej bue... espero sus comentarios!! bye se cuidan he!! :D



Al entrar en la cocina de Nick media hora más tarde lo primero que vio fue un ramo de rosas en la encimera. Sonrió y el corazón empezó a latirle muy deprisa. Respiró hondo, inhalando el aroma de las flores. Nick no se había disculpado por la mañana, pero Miley prefería las flores a una disculpa.
Tomó el pequeño sobre blanco que había entre las flores y leyó: Delta.
¿Delta? ¿Quién era la tal Delta? ¿Por qué le habrá comprado flores Nick? Miley oyó pasos y dejó rápidamente el sobre encima del ramo. Menudo cerdo. La trataba como a una paria y le compraba flores a otra.
Se dio media vuelta para verlo de frente cuando entrase en la cocina. Se detuvo en seco al verlo.
— ¿Nick?
— ¿Qué?
Era Nick. Era su voz. Sus increíbles ojos marrones. Su nariz. Su masculino mentón bien afeitado. Su boca. Esa boca endiabladamente sensual. Y era su cuerpo vestido con unos pantalones vaqueros negros y una camiseta. También era su pecho musculoso el que se marcaba a través de la fina tela.
Miley lo había visto vestido para ir a la oficina con traje o jerséis de Armani para salir con mujeres glamorosas. Lo había visto vestido para trabajar en el rancho. Pero nunca lo había visto tan provocativo y sexy. Podía ser millonario, pero en esos momentos parecía un cowboy preparado para una cita.
Tragó saliva.
Él se apoyó contra la pared, con los brazos cruzados, marcando músculos. Levantó las cejas.
— ¿Qué te pasa, Miley? Cualquiera diría que acabas de comerte las patatas con cebolla de esta mañana.
— ¿Quién es Delta?
—La chica con la que voy a salir.
— ¿La chica con la que vas a salir?
—Sí —respondió él. Miley se preguntó si su bisabuelo español habría sido tan camaleónico como él.
— ¿Esta noche?
Nick la miró como si pensase que había estado inhalando pegamento en vez de limpiándolo.
—Sí.
Adiós a sus planes de prepararle otra sensual cena. Miley miro a su alrededor y se dio cuenta de que, además de las rosas, Nick había sacado la cubertería de plata y unos platos para llevarlos al salón.
— ¿Y la vas a traer aquí?
—Va a hacerme la cena.
Seguro que Delta había planeado hacerle espárragos y mucho más. La muy fresca.
— ¿Estás seguro de que es buena idea?
— ¿Por qué no?
Miley oyó un grito de su loro.
— ¿No podrías hacer que el loro estuviese callado esta noche? —añadió él—. Va a estropearnos la noche.
Qué pena. Miley puso un gesto compungido, aunque en el fondo deseaba que el animal se pasase toda la noche gritando.
—Lo siento. Es así. No puedo hacer nada al respecto.
—Genial.
—Bueno, voy a buscar los gatos.
Encontró a Alexander y a Princess y los puso en su caja. Entró en la habitación en la que había dormido la noche anterior para hablar con Bud, el hámster.
—Las cosas se están poniendo feas, Bud. Pero he decidido dejar de darle vueltas a mis sentimientos por Nick y él va a salir con otra.
El animal se subió a su rueda y se puso a correr, ignorándola. Hombres. Miley se preguntó si a Delta le gustarían los roedores. Intentó recordar si la conocía. Entonces le vino a la mente la imagen de unos pantalones muy cortos y ajustados. Era la camarera de los fines de semana del Dry Gulch, que cambiaba de novio como de camisa, o, al menos, eso era lo que decía la gente.
Silbando un villancico, tomó la caja de los gatos y se marchó. No se molestó en despedirse de Nick.

Nick terminó de poner la mesa. Las rosas eran muy bonitas. Daban un toque romántico que iba acorde con el resto del comedor gracias a la afición que había tenido su madre por la decoración francesa. A pesar de que se había marchado de allí hacía dos décadas, Denise sólo había cambiado un par de habitaciones del rancho.
Oyó el timbre de la puerta principal y corrió a abrir. Una ráfaga de aire frío perfumado lo asaltó. No era un olor desagradable, pero tampoco era el olor de Miley.
De eso se trataba, exactamente, se recordó.
—Hola, Nick —lo saludó Delta sonriendo. No iba vestida de un modo tan atrevido como para trabajar, pero sus voluptuosas curvas se adivinaban igualmente—. Hay una bolsa más en el coche, si no te importa ir a por ella.
—Por supuesto. Entra.
Nick se retiró, pero aun así, al pasar Delta le rozó el brazo con un pecho. Le sorprendió que se echase hacia atrás y se disculpase. Un minuto después, cuando Nick entró en la cocina con la bolsa, se la encontró rebuscando por los armarios.
—Estaba buscando una olla para cocer la pasta.
—Está aquí —dijo él sacando la misma que había utilizado la noche anterior para cenar con Miley.
—Gracias.
—No hay de qué.
Delta se volvió hacia el fregadero y empezó a llenarla de agua.
— ¿Te importa ocuparte de la ensalada? —le preguntó.
—Claro.
Le dio una bolsa.
Miley nunca compraría ensalada ya preparada. Decía que era una sangría para el medio ambiente. Y aquélla iba a ser la última comparación que Nick iba a hacer entre ambas mujeres esa noche. Puso la lechuga en una ensaladera junto con el aliño ya preparado. Era evidente que hacer la ensalada así era mucho más sencillo.
—Tendré que hacer que Miley pruebe esto. Es facilísimo —hizo una mueca, maldiciéndose por haberla mencionado.
Delta lo miró con curiosidad.
— ¿Es la profesora? ¿La que salía con Avan?
—Sí —respondió él frunciendo el ceño.
Delta rió.
—Nunca habría imaginado que saldrían juntos. Aunque trató muy bien a Avan. Él siempre ha dicho que es toda una dama.
—Ésa es Miley.
—Ella misma le ha presentado a Avan a su nueva novia. Otra profesora. Me parece que él está realmente enamorado.
Nick no tenía ganas de seguir hablando de Miley, de amor y del hombre vestido de cuero.
— ¿Quieres que haga algo más?
—Claro, cielo —dijo ella insinuándose—, pero tendrá que esperar a después de la cena.
Quizá no hubiese sido buena idea llamar a Delta. Nick quería sexo, pero se dio cuenta de que no con Delta. Era una mujer encantadora, pero en esos momentos la única que lo atraía era Miley.
—Puedes preparar el postre —comentó de pronto Delta. Parecía nerviosa.
—Por supuesto.
—He traído nata montada, chocolate y cerezas al marrasquino.
—Pues no tengo helado.
Delta le guiñó un ojo. Tenía la cara como si se hubiese puesto un bote entero de colorete.
—Seguro que se nos ocurre algo.
Se acercó a él torpemente, con los labios entreabiertos para besarlo. Él retrocedió, pero Delta siguió avanzando. De pronto se oyó un grito ensordecedor que provenía del salón. Delta dio un salto y gritó ella también.
— ¿Qué ha sido eso?
—El loto de Miley.
— ¿Y qué está haciendo aquí?
Nick le contó que habían echado a Miley de su apartamento, omitiendo la parte relativa a Bud, ya que no estaba orgulloso de haber jugado un papel decisivo en el asunto.
—Son demasiados animales para una sola mujer. No me extraña que le esté costando trabajo encontrar otro apartamento. Supongo que, al menos, nunca se sentirá sola.
Nick frunció el ceño, y se preguntó por primera vez si no sería ésa la razón por la que Miley tenía tantos animales.
—Le encantan.
—Eso supongo.
—Voy a ver cómo está el pájaro.
—De acuerdo.
De camino hacia la habitación en la que estaba el loro, se preguntó qué iba a hacer con la nata montada de Delta. Actuaba como si estuviese preparada para una noche de sexo sin compromiso, pero no le parecía convincente. Quizá fuese ella la que se sintiese sola. Fuesen cuales fuesen sus motivos, no pensaba tomar ese tipo de postre con ella, ni esa noche, ni ninguna otra.
Tenía que haberse dado cuenta antes de invitarla a salir. Se dijo repetidamente que no era un estúpido, pero que a veces se comportaba como tal. Un grito proveniente de la cocina interrumpió sus elucubraciones. Nick volvió corriendo hacia allí.
Delta estaba encima de una silla, gritando con tanta fuerza que habrían podido oírla desde el país vecino. Al ver a Nick, se tiró literalmente encima de él.
—Un ratón. Era un ratón —dijo agarrándolo por la pechera de la camisa—. Me ha pasado por encima del pie. Era marrón y blanco y…
¿Un ratón marrón y blanco? Bud. Nick empujó a Delta hacia una silla.
—Voy a traerte un vaso de agua.
— ¿Agua? —saltó y empezó a gritar de nuevo—. ¡Allí! ¡Está allí!
Nick intentó agarrarlo, pero el hámster se metió debajo de los armarios. Se volvió. Delta había dejado de gritar, pero se había subido de nuevo a la silla.
—No pasa nada. Es el hámster de Miley.
Ella intentó recobrar la compostura.
— ¿A tu amiga le gustan los roedores?
—Bueno, en realidad el hámster era mío, ella accedió a guardármelo —se puso de rodillas y miró debajo del armario—. ¿Te importaría ayudarme a buscarlo? Podría hacerse daño fuera de la jaula.
Ella lo miró aterrorizada.
—Me encantaría, de verdad. No quiero que le pase nada, aunque sea un… —tragó saliva— ratón. Pero no puedo. Lo siento.
Parecía sincera. Era una buena chica, aunque un poco atrevida.
—No pasa nada. Ya lo encontraré yo. Nick la oyó bajar de la silla.
—Será mejor que me marche. Él se volvió, todavía con un ojo puesto en el armario debajo del cual había desaparecido Bud, y la vio abrochándose el abrigo.
—Eh, lo encontraré. Relájate. Ella sacudió la cabeza.
—No, de verdad… no me siento con ánimos esta noche.
Y se marchó antes de que a Nick le diese tiempo a contestar.
¿Qué había querido decir? ¿Dónde demonios estaba Bud?.


2 comentarios:

  1. jajajajaja...
    aaah simplemente no puedo dejar de reirme! jajajajajaja en serio k buenos capis jeje!
    kiiero lo demas jaja!
    ee de la otra nove!
    innocence and desire
    te suplico subas el siguiente lo mas pronto posible jeje esk me dejaste con los ojos como platos O.o
    jeje kuidathe
    te kiiiero chik! :)

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  2. me hicieron reír mucho los caps de esta nove, segurisimo que Miley lo soltó a Bud jajaja me encantaaaaaan los capitulos :D

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