Miley lo miró y suspiró. Luego volvió a dirigir la mirada al frente.
—No sé a quién te refieres con «ese tipo».
—Al que va todo vestido de cuero.
—Ya te he dicho que se llama Avan.
—Bueno ¿por qué estabas hablando con él?
—Hablo con mucha gente, Nick. ¿Quieres que lleve un registro y te informe?
—Por supuesto que no.
—Bien, porque te habría decepcionado.
— ¿Vas a volver a salir con él?
—Eso no es asunto tuyo.
—Por supuesto que lo es. Prometí a tus padres que cuidaría de ti.
—Ya me lo has dicho esta mañana.
Nick se aclaró la garganta.
—Con respecto a esta mañana…
— ¿Sí?
—Siento mucho haber sido tan brusco. Sé que eres una buena conductora y no debí sugerir lo contrario.
—Gracias —dijo ella relajándose.
— ¿Me perdonas? —Nick sabía que si ella decía que lo perdonaba, era porque lo sentía.
Ella también lo sabía. Tomó aire y volvió a expulsarlo muy despacio.
—Sí, te perdono. ¿También sientes haber dicho que Avan era un payaso?
—No te pases —sonrió él.
—La verdad es que es muy agradable —rió ella.
Nick se limitó a gruñir. No quería empezar otra pelea.
—Te gustará saber que está saliendo con mi amiga Victoria, la pelirroja que estaba hablando con nosotros cuando has venido a recogerme.
Le alegró la noticia, pero todo le pareció demasiado rápido; una semana antes había estado con Miley y en esos momentos, salía con la otra.
— ¿Y qué pasó con vosotros? —preguntó sin poder evitarlo.
La risa de Miley llenó la cabina y calentó el ambiente más que la calefacción del vehículo.
—No ha pasado nada con nosotros. Sólo hemos sido amigos. Yo quería que Avan y Victoria saliesen juntos, pero los dos son demasiado tímidos para dar el primer paso.
A Nick no le extrañaba que a Victoria le pusiese nerviosa salir con Avan.
—Esto… Miley. Tengo que decirte otra cosa más.
— ¿Otra disculpa? No sé si mi corazón va a poder soportarlo.
—No. Tu padre llamó anoche.
— ¿De verdad? ¿Le diste el teléfono de los Miller? No lo he oído sonar.
—Le di el número, pero estaba muy ocupado.
Miley no pudo ocultar la decepción.
—Ah.
—Los han invitado a un crucero durante las vacaciones.
—Eso es estupendo —sonrió—. Me alegro de que ya estén aclimatados. Estaba un poco preocupada por mamá, es tan tímida cuando está rodeada de extraños… Estoy segura de que le ha costado mucho tener que rechazar la invitación de sus nuevos amigos. Pero ya habrá otras ocasiones.
La preocupación de Miley por su madre hizo que a Nick le pareciese todavía más triste la noticia que iba a anunciarle.
—No han rechazado la invitación. Tus padres no van a venir en Navidad.
— ¿Qué quieres decir? Por supuesto que van a venir. Llevan planeando el viaje desde antes de que yo fuese a verlos, el día de Acción de Gracias.
Nick alargó la mano y le apretó el brazo con los dedos.
—Han cambiado de idea.
— ¿Han cambiado de idea acerca de pasar conmigo la Navidad?
—No es el fin del mundo, Miley. Piénsalo, así evitarás la pelea navideña con tu padre.
—Ya no tenemos esas peleas —gruñó ella—. De todos modos, ya no nos enfadamos tanto como antes.
—No estarás sola. Mis padres sí vendrán y mi madre espera que la ayudes con la cena.
Tenía que haber algo, además del pavo, que Miley pudiese hacer para ayudar. Y dado que su madrastra insistiría en hacerlo todo ella para que la mujer del capataz pudiese quedarse con su familia, Nick estaba seguro de que apreciaría cualquier ayuda.
Miley no respondió.
Él decidió cambiar de tema de conversación. A Miley no le haría ningún bien profundizar en la tirante relación que tenía con sus padres.
— ¿Quieres que pase por casa de los Miller o te dejo directamente en el establo?
—Déjame en casa de los Miller. Tus hombres se están ocupando muy bien de los animales, estoy segura de que a Snoopy le gustaría vivir allí permanentemente. Nunca debí llevármelo del rancho, debí aceptar tu oferta hace mucho tiempo He sido demasiado cabezota.
Nick odiaba verla tan abatida.
—He pensado que tal vez te apetecería venir a cenar a casa esta noche. Prometo no hacerte cocinar.
Ella sonrió levemente y luego volvió la cabeza hacia la ventanilla.
—No, gracias. Tengo trabajo, y no quiero dejar a los gatos encerrados en el cuarto de baño.
—Podemos parar a recogerlos —propuso Nick ignorando que Miley le había dicho que tenía que trabajar. Estaba seguro de que era una excusa.
Cuando llegaron a casa de los Miller, Nick no le dio tiempo a Miley a bajar del coche.
—Voy a por los gatos.
Miley lo vio alejarse y se dijo que al menos lo tenía a él. Aunque esa misma mañana le había dicho que no lo necesitaba, no era cierto. Desde que tenía uso de razón, Nick y los suyos siempre habían llenado el espacio vacío que sus padres habían dejado en su corazón. No le sorprendía que sus padres hubiesen preferido irse de crucero a pasar la Navidad con ella. Nunca le habían ocultado que no estaba a la altura de lo que habían esperado de ella. ¿Cómo iba a estarlo? No era su hermano muerto, al que nunca había conocido, que sí había sido el hijo perfecto de un ranchero. Miley estaba segura de que su padre nunca la había perdonado por haber nacido mujer, incluso por haber nacido, después de la pérdida de su hijo.
Pobre Miley...Aunque por suerte esta Nick con ella para apoyarla :), bueno linda me queda uno solo y termino el maratón :) besitossss
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