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jueves, 14 de julio de 2011

" Innocence and Desire " Cap Nº 2


Hola chicas ak les dejare unos cap para que los dfisfruten y espero sus comentarios... tambien d la otra nove... un beso las kiero a todas... ;)



El lunes, Miley tenía el día libre y lo pasó con su madre.
A diferencia de la relación tormentosa que mantenía con su padre, se llevaba muy bien con ella.
Aunque tenía cuarenta y bastantes años, Leticia “Tish” Cyrus aparentaba muchos menos. Aunque su preciosa melena rubia tenía algunas canas, la llevaba tan brillante y bien cortada que era la envidia de mujeres más jóvenes.
Aquella mujer de ojos azules, alta, delgada y elegante era una mujer muy ocupada pues empleaba la mayor parte de su tiempo en obras benéficas.
Aun así, a veces, Miley percibía que su madre estaba triste, pero no sabía por qué. Intuía que era porque el matrimonio con su padre no iba bien, pero no lo sabía a ciencia cierta porque su madre jamás se quejaba.
Jamás se había hablado de una separación ni nada por el estilo y Miley suponía que era porque tanto a su padre como a su madre les daba pereza tener que sentarse a hacer los papeles de semejante divorcio.
Sin embargo, aquella mañana, mientras tomaba café con su madre en una cafetería de Sanctuary Cove, Miley tenía otras cosas en la cabeza.
— ¿Sabes algo de Nick Jonas y de la Jonas Corporation, mamá?
Tish se quedó pensativa.
—Creo que es un hombre de negocios que empezó muy joven sin tener nada. Se las ingenió para que un banco le concediera un crédito para empezar a construir y, desde entonces, no ha parado. Además de la constructora tiene otras muchas empresas.
— ¿Ah, sí?
—Sí —contestó su madre—. En cuanto empezó a ganar dinero, se pasó también al sector de la construcción de barcos. Jonas Catamarans es ahora una de las mejores. No tienes más que mirar a tu alrededor y verás que muchos de los barcos que hay en el puerto deportivo son suyos.
—Así que debe de ser... listo.
—Sí, desde luego. Debe de ser de esos hombres que han nacido con estrella y a los que, hagan lo que hagan, todo les sale bien.
—Ya.,
— ¿Lo conoces?
—Me lo presentaron ayer y la verdad es que no me cayó muy bien.
— ¿Por qué?
—No lo sé —contestó Miley frunciendo el ceño—. ¿Y cómo es que tú sabes tanto sobre él?
—Tu tía Elena ha decidido ponerlo en su lista de solteros —contestó Tish.
Madre e hija se miraron y estallaron en carcajadas. Elena Finley era prima de Tish y, aunque no estaba casada, escribía una columna en una revista semanal dando consejos sobre problemas maritales.
Cuando alguien le decía que no podía opinar porque no estaba casada, protestaba diciendo que, precisamente por eso, era del todo objetiva. Según ella, se le ocurrían todo tipo de métodos novedosos para que a las parejas les fuera bien.
Además, para delicia de las lectoras, solía confeccionar una lista con los solteros de oro. Otro de sus talentos era saberlo todo, hasta las cosas más raras, de los demás.
—Si no me cayera mal, me daría pena —se rió Miley—. En cualquier caso, no creo que le importe mucho lo que diga la tía Elena.
— ¿Cómo es? —quiso saber su madre.
—No lo sé, supongo que es de esos hombres por los que algunas mujeres se vuelven locas —contestó Miley encogiéndose de hombros.
—Ya —dijo su madre mirándola con interés.
Cuando llegó a casa un rato después, Miley cerró la puerta y, como era su costumbre, tomó aire varias veces y miró a su alrededor.
Vivía en una villa de dos plantas que daba a uno de los preciosos campos de golf que había en Hope Island.
La casa, que tenía un pequeño jardín y un invernadero donde estaba el comedor, la había heredado de su abuela paterna, de la que también había heredado algunos de los preciosos muebles que la decoraban.
Miley se llevaba muy bien con la madre de su padre y todo el mundo le decía que se parecía mucho a ella; no sólo físicamente sino también en los rasgos de su personalidad, aunque la propia Ruth Cyrus no estaba de acuerdo en eso.
Según ella, Miley era exactamente igual que su padre y, cuando Miley protestaba y le decía que se llevaban fatal, su abuela insistía en que eso era precisamente por lo mucho que se parecían.
Por desgracia, Ruth había muerto hacía seis meses mientras dormía.
Miley se quitó los zapatos y vio que había mensajes en el contestador. Supuso que sería Josh, aunque había hablado con él aquella misma tarde. Josh le había pedido disculpas por el comportamiento de Nick y había confiado en que aquello no fuera motivo para que dejaran de verse.           
Miley le había asegurado que no, pero ahora, mientras regaba el jardín descalza, se preguntaba qué le estaba ocurriendo porque desde el sábado por la tarde se sentía muy extraña.
Cuando llegó a casa un rato después, Miley cerró la puerta y, como era su costumbre, tomó aire varias veces y miró a su alrededor.
De repente, su vida tranquila y exitosa, y de la que tanto disfrutaba, no le parecía tan interesante como antes.
No tendría aquello nada que ver con Nick Jonas, ¿verdad?
Nick Jonas se había equivocado con ella por completo. La había tomado por una niña rica y mimada, una niña de papá, ¿así que cómo iba a hacer eso que Miley empezara a plantearse ciertas cosas? ¿Por ejemplo lo poco que le satisfacía su relación con Josh?
Eran solamente amigos, pero Miley tenía muy claro que Josh quería algo más y ella no y aquello la hizo sentirse culpable de repente.
Claro que no solamente era eso. Lo peor era que la compararan con su padre. Aunque según su abuela se parecían mucho, Miley esperaba no haber heredado su arrogancia.
Como de costumbre, regar el jardín la tranquilizó. Nunca se había percatado de que se le dieran bien las plantas hasta que se había puesto manos a la obra y en seis meses había convertido el pequeño jardín en todo un vivero lleno de rosas, camelias, pensamientos, petunias y margaritas de diferentes colores.          .
Además, tenía la pradera tan bien cuidada que parecía una alfombra verde y también se ocupaba de un pequeño jardín de hierbas entre las que había albahaca, menta, cilantro, romero, salvia, perejil, tomillo y orégano.
Así que Miley se concentró en regar y en quitar las malas hierbas y, en un abrir y cerrar de ojos, había dejado de pensar en Josh Bowman y en Nick Jonas que, sin embargo, volvería a su cabeza de la manera más inesperada a la mañana siguiente.


Miley era la única comercial que estaba libre cuando una pareja mayor entró en la inmobiliaria el martes por la mañana, así que se ocupó de ellos.
Normalmente, ocuparse de una pareja sí resultaba muy fácil, pero con Sophie y Ernest Smith no lo fue.
La pareja había vendido su anterior propiedad, una casa con ocho acres de terreno, a un constructor. Sophie no había estado de acuerdo en ello y ahora clamaba que no iba a ser feliz en ningún otro lugar.
Ernest le explicó que se estaban haciendo mayores y que mantener una casa tan grande resultaba cada vez más difícil. Además, se estaba construyendo tanto por los alrededores que la idea de verse rodeados de chalés tampoco le hacía feliz.
Cuando un constructor le había hecho una buena oferta, había decidido vender porque le había parecido una buena jubilación.
—Si hubiera negociado mejor, si hubiéramos aguantado un poco más, nos habrían dado más —protestó Sophie.
—Más vale pájaro en mano que ciento volando —había contestado su esposo un tanto molesto.
Miley intentó calmarlos y pidió más detalles. Así se enteró de que habían sido los primeros de la zona con los que había hablado el constructor y los que habían vendido más barato. Luego, se habían enterado de que los demás vecinos habían obtenido más dinero.
Obviamente, aquel tema iba a constituir una espina dolorosa entre el matrimonio para el resto de sus vidas.
— ¿De qué constructor estamos hablando? —Jonas Corporation —suspiró Ernest. Miley sintió una gran animadversión hacia Nick Jonas por lo que había hecho.
Aun así, no habría hecho nada si el destino no hubiera intervenido.


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