Nick
intentó concentrarse en la carretera.
La
presencia de Miley y los dudosos sentimientos que provocaba en él lo distraían.
Le molestaba realmente que Miley pudiese derretirse en sus brazos en un momento
dado y, un segundo después, hacer como si sólo fuesen amigos. Ella entendía sus
normas. No se quejaba. ¿Acaso no sabía que las mujeres solían sentirse mal
cuando los hombres hacían con ellas lo que él había hecho en la cocina y no se
comprometían a tener, al menos, una relación superficial?
Miley
actuaba como si lo que había ocurrido sólo fuese algo pasajero. Ni siquiera se
había enfadado porque le fuese a regalar flores a Delta. Debería regalárselas a
ella. Eso era lo que hacían los hombres después de una experiencia como la que
habían compartido.
Tuvo
que contenerse para no pedirle una explicación a Miley acerca de su
comportamiento.
En
realidad, tampoco le interesaba pedírsela. Si le preguntaba por qué actuaba con
tanta indiferencia después de su apasionado encuentro, quizá ella quisiese que
él le diese explicaciones de lo que había ocurrido. Ojalá lo supiese. Había
perdido el norte al ver a Miley abrazando a Avan casi desnuda.
En
vez de calmarlo, la explicación que Miley había dado al respecto le había
enfadado todavía más. Le había puesto más celoso. Había sido tan increíble ver
cómo Miley perdía el control entre sus brazos que se había olvidado de todo lo
demás.
Hasta
que Victoria y Avan habían vuelto.
Desgraciadamente,
ya era demasiado tarde. Nunca podría olvidar la sensación de tener a Miley
estremeciéndose entre sus brazos. Agarró el volante con fuerza. Nunca.
Se
dio cuenta de que Miley llevaba mucho tiempo callada.
— ¿Estás
bien?
La
miró a los ojos brevemente, pero no supo descifrar su mirada.
—Sí.
Nick
asintió con la cabeza y volvió a centrar la atención en la carretera. Bien.
— ¿Quieres
ir tú a ver los apartamentos mientras yo me disculpo con Delta?
—Eso
había planeado.
Estupendo.
Entonces, ¿por qué se sentía tan mal?
La
dejó frente al Dry Gulch. No le gustaba que aquellos apartamentos estuviesen
tan cerca del bar, pero prefirió no decírselo. Miley bajó del coche.
—Pasaré
por el Dry Gulch cuando haya terminado.
—De
acuerdo. Hasta dentro de un rato.
Nick
se adentró en la oscuridad del bar. Sus ojos tardaron varios segundos en
acostumbrarse a la falta de luz. Tim McGraw estaba cantando una balada con su
esposa, Faith Hill, por el micrófono. Aquellas románticas palabras lo hicieron
pensar en Miley y en lo nada romántico que había sido con ella.
Aunque
un hombre no tenía por qué ser romántico con su mejor amiga, no si quería que
su amistad se mantuviese intacta. ¿Pero qué pasaba con la mujer con la que
acababa de tener un apasionado encuentro? ¿Qué pasaba si esa mujer y su mejor
amiga fuesen la misma persona? ¿Qué se suponía que tenía que hacer en ese caso?
—Eh,
Nick. No me digas que esas flores son para mí.
El
sonido de la voz de Delta lo sacó de sus divagaciones. Estaba detrás de la
barra, vestida con un chaleco de cuero minúsculo.
—Me
olvidé de dártelas anoche, con todo el lío de Bud.
Ella
se ruborizó.
—Qué
tierno. Luego me sentí como una idiota, no debí marcharme sin ayudarte a buscar
el hámster.
—Al
final ha salido él solo de su escondite. Es un animal pequeño, pero fuerte
—dijo dejando las flores encima de la barra.
Ella
se agachó a olerías.
—Mmm.
Huelen estupendamente. Eres muy romántico, ¿verdad?
Seguro
que para Miley no lo era.
—Siento
lo de la cena.
—Yo
también. Lo siento mucho —dijo ella alargando la mano para tocarle la mejilla—.
¿Por qué no volvemos a intentarlo? En mi casa.
Nick
dio un paso atrás, rompiendo el contacto entre ambos.
—Esto…
No puedo dejar a los animales de Miley sin vigilancia.
Era
una mentira ridícula.
Delta
miró el ramo de rosas y luego volvió a mirarlo a él.
—Bueno,
tal vez se nos ocurra algo.
—Tal
vez —respondió él sin comprometerse. En ese momento la imagen de Miley llegando
al clímax invadió su mente.
Su
amistad se había visto irrevocablemente alterada esa mañana y aunque fingiesen
que no había pasado nada, no podrían dar marcha atrás. Nick no quería estar con
ninguna otra mujer y no era justo para Delta, ni tampoco para él mismo o para Miley,
fingir lo contrario. Abrió la boca para decírselo a Delta, pero en ese mismo
instante un hombre pidió otra cerveza desde la otra punta de la barra.
Delta
hizo una mueca.
—Lo
siento. Tengo que atenderlo.
—No
pasa nada. Mira, yo…
El
cliente golpeó la barra con la botella vacía de cerveza, sin darle oportunidad
a terminar la frase. La llamaría más tarde y le explicaría que, a partir de ese
momento, no saldría con nadie que no fuese Miley. No estaba seguro de lo que Miley
opinaría al respeto No había tenido demasiado éxito cuando, a sus diecinueve
años, la había tratado como a una mujer en vez de como a su mejor amiga durante
un par de semanas locas. La vez que se había dejado llevar por la pasión, Miley
había terminado huyendo como un animalillo herido. A partir de entonces,
siempre había intentado controlar los libidinosos pensamientos que Miley le
provocaba.
No
obstante, después de lo que había ocurrido en la cocina, no se había mostrado
traumatizada ni consternada. ¿Por qué habría de estarlo? Ya no era una
adolescente. Había vuelto a Sunshine Springs por propia voluntad. Había elegido
su carrera profesional y ya no necesitaba que la protegiesen de él.
Nick no sabía por qué había tardado tanto tiempo en
darse cuenta de todo aquello, pero estaba seguro de una cosa: sus intentos por
mantener a raya el deseo que sentía por ella habían fracasado.
MI SIS PESHOSHAAAA COMO AMO ESTAAA NOVEEEE GRACIAS POR SUBIR :D
ResponderEliminarLOS QUIERO UN MONTON A TI A MAX Y AMI SOBRIN@ PESHOSH@
awwwwww siiiiii nick por fin reaccionoooooo!!!! =)
ResponderEliminarholiss me encanta esta nove y no dejs de publicr plis te lo pido!!!!!!!!!
ResponderEliminarme encanto el cap, al fin decide jugarse por Miley de verdad...Estaba esperando ese momento, espero que se lo pueda decir a Miley :)
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