— ¡Sí, es cierto!
—gritó frustrada—. ¡He estado pensando en ti! No me podía creer que hubiera
pasado de odiarte a que me gustaras y no me hizo ninguna gracia descubrir que
lo único que significaba para ti era un ramo de flores. Sin embargo, hay mucha
diferencia entre eso y lo que tú estás sugiriendo. ¿Qué haces? —dijo cuando Nick
la tomó en brazos.
A continuación,
se acercó al sofá y se sentó con ella en el regazo.
—Estate quieta
—le ordenó—. Te tengo que quitar la esquirla y no quiero que me vuelvas a
abofetear.
— ¡No suelo
hacerlo, te lo seguro!
—Claro, por eso
no sabes que haciéndolo lo único que consigues es pedir guerra.
— ¿Cómo? ¿A qué
te refieres? —protestó Miley intentando sentarse.
—A esto —contestó
Nick inclinándose sobre ella.
A Miley se le
pasó por la cabeza que la iba a besar, pero lo que no se le ocurrió fue que en
mitad de la rabia y el enfado iba a sentir atracción física por él, así que se
sorprendió sobremanera al ver que respondía a su beso con increíble pasión.
«No me puede estar
pasando esto», pensó.
Sin embargo, era
incapaz de resistirse a las maravillosas sensaciones que despertaban en ella
los besos que Nick le estaba dando por el cuello.
Y, cuando Nick
deslizó la mano bajo su blusa y le acarició un pecho, incluso suspiró encantada.
— ¿Te gusta?
—Sí.
— ¿Y esto?
—añadió Nick tomándola de los hombros y besándola con pasión.
Miley se abrazó a
él con fuerza, disfrutó de la cercanía de su cuerpo, que la estaba excitando
sobremanera, y comprendió que quería más.
Sin embargo, Nick
pareció recobrar la cordura y dejó de besarla.
— ¿Cómo es
posible que haya ocurrido esto? —se preguntó Miley en voz alta con la
respiración entrecortada.
NIck sonrió y le
besó la punta de la nariz.
—Las emociones
muy fuertes pueden darse la vuelta de repente.
— ¿Quieres decir
que se puede pasar del amor al odio y del odio al amor?
—Algo así.
— ¿Y tú?
—Yo... yo
confieso que llevaba queriendo hacer esto desde que te conocí.
—Y yo confieso
que a mí es la primera vez que me ocurre algo así. Normalmente, me tengo que
quitar a los hombres de encima, ¿sabes? No lo digo en plan creído, de verdad,
pero es así. Es la primera vez que yo me he interesado de verdad por un hombre
—admitió Miley.
Nick sonrió
encantado.
—Sí, es cierto,
no lo voy a ocultar. La noche que pasamos juntos en el cobertizo algo cambió y
me interesé realmente por ti —continuó Miley con énfasis—. A lo mejor tienes
razón y es cierto que no acepto un no por respuesta fácilmente.
—Miley...
—Calla,
escúchame. Es muy importante para mí dejar las cosas claras, así que lo único
que te pido es que me des una buena razón para olvidarme de ti, dime que hay
otra mujer en tu vida o algo así y me iré.
Nick se quedó mirándola
a los ojos fijamente y suspiró.
—Tu padre y yo
nunca nos llevaríamos bien...
—Eso es lo de menos,
a mí me pasa exactamente lo mismo.
Nick asintió.
— ¿Hay alguna
otra mujer en tu vida? —preguntó Miley poniéndose seria.
Nick se quedó
mirándola y negó con la cabeza.
—Entonces, ¿qué
tal te parecería que nos diéramos un tiempo para conocernos?
— ¿Teniendo en
cuenta que llevaba mucho tiempo queriendo besarte y que cuando lo he hecho
parece que a ti también te ha gustado?
Aquello hizo reír
a Miley.
—No iba a decir
eso, pero estoy de acuerdo.
Nick se quedó
pensativo.
«Es cierto que he
intentado alejarme de esta mujer y ha sido ella la que ha venido a buscarme.
¿Me absolvería
eso a ojos de su padre? No, por supuesto que no. Pase lo que pase con ella, me
case con ella o sólo tengamos una aventura, Billy Cyrus me va a odiar por
acostarme con su hija.
¿Sería venganza?
Sólo si ella se enamorara de mí y yo de ella no... Si es tan inocente como
parece, me sería muy fácil conseguir que se enamorara de mí y que se quisiera
casar conmigo.
Desde luego,
sería una venganza genial y ese canalla de Billy Cyrus se la merece, pero... ».
—Miley, ¿y si no
terminamos casándonos ni teniendo una relación seria?
Miley se encogió
de hombros.
—No sé... a mí,
ahora, lo único que me importa es no dejar pasar una oportunidad que a mí me
parece importante.
Nick sonrió y
volvió a besarla.
—Eres una persona
muy especial.
— ¿Eso quiere
decir que, por lo menos, podríamos ser amigos?
—Sí, pero con una
condición.
— ¿La condición
es que no te quieres casar?
—Yo...
—Yo tampoco lo
tengo muy claro —lo interrumpió Miley—. Bueno, resulta que... esto que te voy a
decir no es porque haya nacido en un entorno privilegiado y rico, estoy segura
de que sería igual si hubiera nacido en una casa pobre, pero, por lo visto, soy
muy dictatorial.
—Sí, me parece
que ya me he dado cuenta —murmuró Nick.
— ¿Mi comportamiento
hasta el día de hoy te ha hecho sospecharlo? —bromeó Miley.
—Se podría decir
que sí —contestó Nick acariciándole la mejilla—. ¿Cuánto tiempo tienes pensado
quedarte aquí?
—Tengo reservada
la cabaña para una semana, pero tengo otra más de vacaciones y este lugar me
parece perfecto para pasarlas. Además, es perfecto para esconderse si hay
periodistas y detectives privados buscándote. ¿Y tú cuánto tiempo te vas a
quedar?
—También una
semana más.
— ¿Hace cuánto
tiempo que estás aquí?
—Un par de días.
—Perfecto,
tenemos todo el tiempo del mundo.
— ¿No estarás
pensando en venirte a vivir conmigo? —dijo Nick cruzándose de brazos.
Miley se quedó
pensativa.
—No, si lo
hiciera, parecería que lo único que me interesa de ti es tu cuerpo.
—Vaya, qué pena
—murmuró Nick abrazándola.
—Sí me vas a
besar otra vez...
—Sí, te voy a
volver a besar. ¿Algún problema?
—Bueno, lo único
es que... a lo mejor... la situación se nos va de las manos. Por lo menos, a
mí...
—Vas a tener que
confiar en mí —sonrió Nick.
— ¿Te estás
riendo de mí, Nick?
—No, bueno, sí.
— ¿Tan graciosa
te resulto?
—La verdad es que
eres única —contestó Nick besándola de nuevo.
—Ésta es una de
las cosas que más me gusta de ti —comentó Miley perdiéndose entre sus brazos.
Nick enarcó una
ceja.
—Me siento a
salvo contigo —explicó Miley.
Nick levantó la
cabeza y se quedó mirando al horizonte y, aunque Miley esperó para ver si le
decía en qué estaba pensando, no lo hizo sino que se limitó a besarla de nuevo.
Aquél beso fue
todavía más apasionado y maravilloso que los anteriores y Miley no pudo evitar
suspirar encantada, lo que hizo reír a Nick.
—Lo que viene a
continuación no va a ser tan placentero —anunció levantándose del sofá y
dejándola a ella sentada.
— ¿De qué me
hablas?
—Hay que quitarte
la esquirla —le recordó Nick.
—Uy, se me había
olvidado —contestó Miley sin darle importancia.
Sin embargo,
aunque Nick lo hizo rápido y limpiamente con unas pinzas, Miley tuvo que hacer
un gran esfuerzo para no llorar de dolor.
—Lo tendría que
haber hecho al revés —comentó Nick al terminar—. Primero te tendría que haber
sacado la esquirla y, luego, te tendría que haber besado.
—Bueno, siempre
me puedes besar ahora —sonrió Miley.
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