" Innocence and Desire " Cap Nº 8

Miley observó el inmenso océano que tenía ante sí desde la novena planta de un edificio de Mooloolaba, una magnífica playa de varios kilómetros bien protegida del viento.

No había mucha gente en la playa, pero aquel lugar era interesante.

Miley se sentó en la pequeña mesa que había en la terraza y se quedó mirando el desayuno, compuesto por fruta fresca, muesli, café y cruasanes.

Llevaba en aquel lujoso complejo diez días. El piso era de una amiga de su madre, que ya se había ido porque había tenido que volver a Sidney, ya que tenía un compromiso al que no podía faltar.

Su padre, gracias a Dios, estaba de viaje de negocios y tanto su madre como ella habían decidido que no tenía por qué enterarse del episodio del cobertizo.

Los días que había estado en compañía de su madre se lo habían pasado muy bien juntas, yendo de compras, tomando el sol, nadando, paseando, yendo al cine y leyendo, pero ahora se encontraba aburrida y quería volver a trabajar aunque todavía le quedaban dos semanas y media de vacaciones...

Miley probó el muesli, pero apartó el cuenco y se sirvió un café. `Para ser sincera consigo misma, no sabía exactamente lo que le apetecía hacer y todo por Nick Jonas.

No había sabido nada de él aunque antes de salir de viaje lo había dejado todo organizado para que le desviaran su correo electrónico y sus llamadas de teléfono a su móvil.

Miley se había preguntado varias veces qué pensaría Nick si supiera cómo había cambiado lo que pensaba de él. Sí, lo cierto era que Miley no podía parar de pensar en él.

«¿Y no será que me he enamorado de él?», se preguntó.

Aquello era de lo más extraño.

Durante «la actuación en el trapecio», no lo había sentido como a un hombre sino como a un compañero en el que podía confiar y, sin embargo, ahora recordar aquel breve contacto físico con él no la dejaba dormir por las noches.

Aunque a veces le había resultado molesto, lo cierto era que su compañía le había agradado y le había dado energías.

Sí, tenía que ser eso porque, de lo contrario, ¿por qué se encontraba ahora tan cansada? ¿Por qué se sentía sin ganas de hacer nada?

Su madre, por supuesto, se había dado cuenta.

—Cariño, ¿por qué estás tan callada? —le había preguntado un día—. ¿Acaso no puedes dejar de pensar en el episodio con Nick Jonas?

Miley se quedó pensativa y eligió sus palabras con tiento.

—Si tuviera que volverme a quedar encerrada en un cobertizo con un hombre, lo volvería a escoger a él.

Miley se levantó sin haberse tomado el café y decidió no hacer nada pues todo le parecía una pérdida de tiempo.

Lo único que le apetecía era ir a nadar.

El agua estaba deliciosa, así que nadó durante un buen rato y, cuando estaba tumbada en la arena descansando, se le ocurrió que si la montaña no iba a Mahoma, Mahoma iría a la montaña.

Y así fue cómo aquella misma mañana hizo las maletas y volvió a casa.

Dos días después, dos días en los que no se había dejado ver por si acaso alguien la estaba buscando, Miley había agotado todas las vías que se le habían ocurrido para ponerse en contacto con Nick Jonas.

No lo había conseguido y lo único que se le ocurría pensar era que, o bien estaba en una lista de gente peligrosa con la que Nick no quería ni hablar, o su personal era igual de celoso con todo el mundo.

Ni siquiera había podido hablar con Maisie, por lo visto nadie había oído hablar de una secretaria con ese nombre.

Había llegado incluso a esperar en su coche, no el de la empresa, a la puerta de las oficinas de la Jonas Corporation con unas grandes gafas de sol y un sombrero que le cubría la cara, pero no había visto a Nick y no había rastro de su coche.

Aquella noche, se metió en la cama y se quedó mirando el techo mientras las lechuzas que vivían en el campo de golf hablaban entre sí.

Lo que en Mooloolaba se le había antojado muy fácil le parecía ahora una locura. El hecho de haber dejado varios mensajes a una secretaria diciendo que había llamado o de haberse presentado en la empresa le resultaba de lo más vergonzoso.

Aquello no era propio de ella y su sistema digestivo estaba empezando a acusar los nervios y la tensión.

¿Estaría haciendo lo correcto?

Miley se dijo que no se merecía que Nick Jonas la tratara así pero, por otra parte, si no quería verla, ¿no debería acaso respetar sus deseos?

¿Pero por qué era una persona no grata para él? ¿Acaso estaría equivocada y las últimas horas que habían pasado juntos en el cobertizo no habían sido de tanta camaradería como ella creía?

Miley quería una explicación, pero no sabía si iba a obtenerla, así que intentó dormir. Al no conseguirlo, se levantó y se preparó una taza de té. Mientras amanecía, decidió olvidarse de aquel tema.

Para empezar, porque no sabía muy bien qué hacer y, para seguir, no estaba demasiado satisfecha con su comportamiento.

Se quedó mirando el horizonte y se dio cuenta de que una lágrima le resbalaba por la mejilla, pero se terminó el té, se metió en la cama y durmió hasta las nueve de la mañana.

Cuando se despertó, se sintió aliviada, aunque triste, por la decisión que había tomado.

Unas horas después, su tía Elena pasó a verla, como solía hacer regularmente, y Miley la hizo pasar y la invitó a comer sándwiches de salmón con limón y pimienta y abrió una botella de chardonnay bien frío.

— ¡Qué bueno! —se entusiasmó Elena.

— ¿Comemos fuera? —propuso Miley.

Una vez confortablemente instaladas en su terraza bajo la sombrilla, charlaron de muchas cosas hasta que de repente Elena tocó el tema.

—Tu madre me ha dicho que has conocido a Nick Jonas.

Miley tragó saliva.

— ¿Y qué más te ha contado?

—Más o menos, me ha dicho que no fue muy educado contigo, así que me estoy pensando quitarlo de la lista de solteros de oro.

Miley se relajó. No era que sospechara que, de saberlo, su tía fuera a contarle a todo el mundo el episodio del cobertizo, pero tenía la sensación de que, cuanta menos gente lo supiera, mejor.

—No lo hagas por mí —contestó.

—No es sólo por eso —dijo su tía bebiendo un poco de vino—. Es que, además, no hay quien averigüe cosas sobre él.

Miley la miró divertida.

—Eso te debe de poner de los nervios.

Elena hizo una mueca de disgusto.

—La parte profesional la tengo más que cubierta, pero no sé mucho de su vida amorosa.

— ¿Y qué sabes de él? —se encontró preguntando Miley sin poder evitarlo.

Por supuesto, su tía no dudó en contarle todo lo que sabía.

Nick Jonas había sido adoptado por una familia cariñosa y desde pequeño había demostrado ser muy inteligente. Como buen estudiante, había obtenido becas para ir a colegios privados y a la universidad, donde había estudiado ingeniería civil y diseño industrial.

Excepto una especie de manía que tenía de proteger su intimidad, parecía ser muy normal, no era un hombre ostentoso, no tenía casas especialmente grandes, ni un avión privado, ni nada por el estilo.

—En cuanto a las mujeres que haya habido en su vida, no habla de ellas y ellas no hablan de él —suspiró Elena.

— ¿Y qué me dices de Samantha Barks y deChloe Bridges?

—Son las dos modelos, de Melbourne, pero no creo que salga con ninguna de ellas. Su empresa las contrató para anunciar sus catamaranes. Por lo visto, han hecho una promoción publicitaria espectacular, pero las dos han vuelto a su ciudad.

— ¿Y no sale con nadie? —insistió Miley sin poder evitarlo.

—Que yo sepa, no. Lo que sí sé es que tiene un lugar donde se esconde y, a lo mejor, es ahí donde lleva a sus novias —contestó Elena encogiéndose de hombros.

— ¿Cómo sabes eso?

—Nunca revelo los nombres de mis fuentes, pero sé que tiene una casa de vacaciones en cabo Gloucester. Por favor, Miley, no se lo digas a nadie —le pidió su tía—. Entonces, ¿tú qué crees? ¿Lo dejo en la lista o no?

—Yo... la verdad es que me da igual. ¿Dónde está cabo Gloucester?

—En North Queensland, en el trópico, cerca de Bowen. Creo que tienes que cruzar una finca ganadera entera para llegar o algo así.

Cuando Elena se fue, Miley se quedó sentada durante un buen rato mirando la pradera del campo de golf.

¿Sería el destino?

MILEY Q HARA??? :D JEJE LA KIEROO... AUNQ ESTOY MUY EMBRONCADA XQ PERDIO ARGENTINA... LPMQLP...