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miércoles, 20 de julio de 2011

" Innocence and Desire " Cap Nº 13




Tras dormir un rato, se levantaron y se dieron una ducha y Nick preparó una cena ligera de la que disfrutaron en el porche viendo la luna llena.
Nada más terminar de cenar, dejándose llevar por el incansable deseo, volvieron a la cama y volvieron a hacer el amor, aquella vez de manera salvaje, como dos muertos de hambre.
Miley no tuvo problema en seguirlo, como si su inexperiencia hubiera quedado atrás hacía mucho tiempo, dejando atrás su virginidad para siempre.
—Increíble, esto ha sido como nuestra epifanía —comentó Miley al ver que la cama estaba completamente deshecha.
Nick la miró de manera especial, con una mezcla de sorpresa y de admiración, y Miley se dio cuenta de que la tenía por un igual y aquello hizo que se durmiera tranquila entre sus brazos.
Sin embargo, a la mañana siguiente se despertó encontrándose mal. Siempre había tenido el aparato digestivo delicado y, a causa de la emoción, tenía náuseas y se puso a vomitar.
Niick insistió en llevarla al médico, pero Miley le explicó que aquello le solía suceder con frecuencia.
— ¿Seguro? —insistió Nick preocupado.
—No es nada, un par de días de dieta ligera y mucho líquido y estaré bien—. Siempre llevo pastillas, pero las tengo en el hotel.
— ¿Por qué no los llamas y les dices que voy a pasar a recoger tu equipaje y tu coche?
—Ahora mismo.
Varias horas después, Miley empezó a encontrarse un poco mejor. Nick había sido un enfermero maravilloso y la había cuidado con esmero.
Tras ir por sus cosas, le había cambiado las sábanas y le había dado un camisón limpio. A continuación, había dejado la habitación en penumbra y le había preparado una bebida isotónica para reemplazarle los minerales que había perdido y un caldo vegetal.
A las cuatro de la tarde, Miley comenzó a sentirse humana de nuevo, así que nick le preparó un té y se sentó en el borde de la cama mientras se lo tomaba.
—Me emociono con facilidad —sonrió Miley—. Mi madre dice que es por eso.
Nick la miró. Estaba pálida, pero tenía un brillo especial en los ojos.
— ¿No tendré yo algo que ver en que hayas enfermado?
—No, bueno... cocinas demasiado bien.
— ¿Y el resto?
— ¿Te refieres a la manera en la que hemos hecho el amor? De eso no me arrepiento en absoluto. —Yo tampoco, pero...
— ¿Te estás preguntando si esto va a suceder cada vez que nos acostemos? No, no te preocupes. Lo que pasa es que estas últimas semanas han sido bastante turbulentas en mi vida. Tarde o temprano, me iba a pasar esto. Te aseguro que ahora me siento mucho mejor... aunque algo sola en esta cama tan grande.
—Miley...
—Anda, abrázame.
Nick se quedó mirándola y obedeció. Miley suspiró de placer y se dejó caer entre sus brazos.
Al día siguiente, Miley se levantó con mucha más fuerza. En teoría, deberían haber vuelto a la ciudad, pero habían decidido quedarse.
Ninguno de los dos sabía que todo iba a estallar por los aires.
Aquella mañana, mientras nadaban solos y desnudos en el mar, Miley no tenía ni idea de lo que iba a pasar.
— ¿Sabes que estás realmente guapa? —le dijo Nick tomándola entre sus brazos.
—No es de extrañar —sonrió Miley—. Contigo cerca, es imposible no sentirse la mujer más guapa y deseada del mundo.
Nick se quedó mirándola a los ojos.
—La verdad es que hacía tiempo que no me sentía tan bien —admitió.
Miley insistió en preparar el desayuno porque siempre cocinaba Nick, así que preparó tostadas de queso con tomate y cebolla y plátanos fritos.
—No está nada mal, ¿eh? ¿Te creías que eras el único que sabía cocinar? —comentó dejando las fuentes sobre la mesa.
—Yo nunca he dicho eso —contestó Nick.
—No, la verdad es que nunca has mencionado el tema, lo que me hace preguntarme si has dado por hecho que, siendo una niña privilegiada, jamás habría pisado una cocina porque tendría servicio doméstico que se ocupara de esas tareas.
—La verdad es que me lo he preguntado —admitió Nick con una sonrisa.
—La verdad es que soy bastante casera y me apaño muy bien con las tareas del hogar —contestó Miley comenzando a tomarse la tostada—. ¿Has oído un coche?
—No creo, no espero a nadie —contestó Nick.
Unos instantes después, oyeron una puerta que se cerraba y pisadas sobre el suelo de gravilla.
— ¿Hay alguien en casa? —preguntó una voz femenina que se materializó en una mujer alta y delgada—. ¡Oh, Nick! Cuánto me alegro de que estés aquí. Maisie me ha dicho que habías decidido quedarte un par de días más, pero contigo nunca se sabe.
Para sorpresa de Miley, Nick se tensó inicialmente aunque consiguió dominarse y relajarse.
—Hola, Demi —saludó poniéndose en pie—. Qué sorpresa.
Miley se quedó observando a aquella mujer, que era tan guapa en la realidad como en las fotografías.
—Necesitaba alejarme un poco de mamá, ¿sabes? —rió su hermana adoptiva subiendo al porche—. ¡Estamos que nos queremos matar la una a la otra! —bromeó—. ¡Así que ayer aterricé en Proserpine, alquilé un coche y aquí estoy! —exclamó dándose cuenta de que su hermano no estaba solo—. Oh, lo siento mucho. Maisie no me dijo que tenías compañía...
—No pasa nada, Demi —le aseguró su hermano—. Me alegro mucho de verte. Mira, ésta es Miley.
Miley se puso en pie con la mano extendida para saludarla.
—Miley Cyrus —se presentó—. Encantada.
Demi se quedó mirándola con la boca abierta.
—¿Miley Hope Cyrus? —exclamó.
—La misma —contestó Miley confusa—. ¡No tengo ni idea de cómo sabes mi nombre completo, pero ésa soy yo, la misma que viste y calza!
—Nick —dijo Demi girándose hacia su hermano—, no me digas que está mujer es quien yo creo que es —añadió tragando saliva—. Te va a matar...
— ¿Quién? —quiso saber Miley.
—Tu padre —murmuró Demi corriendo escaleras abajo.
—Quédate aquí, Miley —le dijo Nick—. Ahora mismo vuelvo —añadió siguiendo a Demi.

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