Pasaron tres
meses y a Miley comenzó a notársele el embarazo. Durante aquel tiempo, siguió
trabajando con normalidad, le explicó a Josh lo que había sucedido y, a pesar
de que se ofreció a casarse con ella inmediatamente, le dijo que era mejor que
dejaran de verse.
Al que no pudo
dejar de ver fue a Nick porque se pasaba por su casa a menudo. Aun así, no
volvió a proponerle que se casara con él.
La verdad era que
a Miley no le resultaba fácil verlo tan frecuentemente y, siempre que la
llamaba para quedar, pensaba en poder una excusa, pero al final no lo hacía
porque comprendía que no podía apartar a Nick de su hijo.
Miley se dijo una
y otra vez que Nick iba a formar parte de su vida para siempre y que ahora su
relación era platónica.
Él parecía
haberlo comprendido también, porque no había vuelto a intentar tocarla y jamás
hablaba de cabo Gloucester.
Aquello hizo que Miley
se preguntara si lo suyo había tenido tan poca importancia para él.
Desde luego, para
ella había sido muy importante y no podía dejar de pensar en el tiempo que
habían pasado juntos.
De vez en cuando,
recordaba momentos especiales, como aquella noche en la que habían sacado, un
colchón hinflable al porche y se habían quedado mirando la luna llena...
—Podríamos estar en cualquier sitio
—dijo Miley de manera soñadora tumbada a su lado—. Por ejemplo, en una balsa
recorriendo el Nilo.
—¿Cómo se te ha
ocurrido eso?
—Bueno, desde
aquí se oye el agua y estamos tumbados sobre un suelo de madera —contestó Miley—.
La isla podría ser una pirámide... ¿tú has estado alguna vez en Egipto? —añadió
acomodándose y mirándolo a los ojos.
—Sí —contestó
Jack—. ¿Y tú?
—Estuve con mis
padres cuando tenía dieciséis años y me encantó. Tú me recuerdas a África, me
haces pensar en ese continente.
—Si mal no
recuerdo me llamaste Livingstone. ¿Te recuerdo a él?
—No, más bien a
Denys Finch-Hatton.
— ¿El de Memorias
de África?
—Sí, en ese mismo
viaje vi su tumba y también estuve en casa de Karen Blixen. Para mí, esa mujer
es una heroína.
—Así que te
parezco un aventurero, ¿eh?
—La verdad es que
sí —admitió Miley—. Cuando te conocí, te imaginé a bordo de un yate de
carreras, en la selva, y cosas por el estilo. Por supuesto, eso se traduce en
la vida cotidiana como que te veo como a un hombre al que le gusta correr
grandes riesgos.
Nick se quedó
pensativo.
—Tienes razón
—recapacitó—. Cuando empecé en los negocios, me arriesgué mucho. Había veces
que no sabía si iba a salir de la situación en la que me había metido.
— ¿Y te gustó?
Nick sonrió encantado.
—A veces, pasé
mucho miedo, pero, recuerdo aquellos tiempos como una buena época.
—Así que no me he
equivocado contigo —comentó Miley con satisfacción.
—Además de guapa,
eres lista —comentó Nick jugueteando con el tirante de su camisón—. Me encanta
este camisón, ¿sabes?, pero tengo la impresión de que me sobra. .
—Eso tiene fácil
solución —contestó Miley incorporándose y despojándose de la tela.
Nick se quedó mirándola.
Miley estaba sentada con las piernas cruzadas y parecía una preciosa estatua de
marfil.
— ¿Qué te parece
si cambiamos nuestro destino y pasamos del Nilo a la India ? Así, tú podrías ser
mi diosa y yo tu entregado siervo.
—Me sorprende que
te hayas metido en el juego de la fantasía con tanta naturalidad —sonrió Miley.
—Tengo una buena
maestra —contestó Nick acariciándole un pecho.
—No sé si esto es
propio de un siervo...
—Soy un siervo
muy especial que siempre atiende a los deseos de su ama —le aseguró Nick
haciéndole el amor con delicadeza.
awwww mas mas mas mas xD adoro esta serie!!!
ResponderEliminarooowww sis me encaanthoooo oowwwww
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