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jueves, 14 de julio de 2011

" Broken Rules " Niley Cap 10

Hola ak les dejo la otra nove... las kiero muchisimoo y como dije espero q comenten... un beshito grande para cada una d uds.... las kieroo :D 


No era un recuerdo que le hiciese sentirse bien consigo mismo. Se había dado prisa en recuperar su amistad y, para ello, había ligado con una mujer de Nueva York un par de días más tarde, en una fiesta. Y había funcionado. Hasta entonces. No pensaba repetir el error que había cometido en el pasado arriesgando la amistad de Miley, pero, maldita sea, sabía tan bien…
Nick juró en voz alta. Si se acordaba de lo bien que sabía no iba a conseguir salvar su amistad. Tampoco quería recordar lo bien que se había sentido en sus brazos. Miley desempeñaba otro papel en su vida. Era una parte permanente de ella.
Cualquier relación física entre ello sería algo transitorio. A él no le gustaban las relaciones estables. Ni siquiera intentaba tenerlas. Además, Miley no sería más feliz siendo la esposa de un ranchero de lo que lo había sido siendo la hija de un ranchero. Y Nick no podía abandonar el rancho. Pertenecía a aquel lugar. Pero ella no. Lo que dejaba claro cuál era su lugar en la vida de Nick: era su amiga.
Y la amistad era algo estupendo, sobre todo con Miley, que no se interesaba por su dinero, sus negocios, ni con los contactos de su madre en la Costa Este. Sólo le importaba él como persona, y no podía arriesgar ese tipo de amistad. Ni siquiera por sexo.
Sacó un trozo de queso Tillamock y empezó a rallarlo en un cuenco.
—Hace un frío horrible.
Nick se dio la vuelta para mirarla, con el queso en una mano y el rallador en la otra. Miley llevaba nieve en el pelo y en la chaqueta. Deseó tomarla en sus brazos y volver adonde lo habían dejado en el sofá.
Pero prefirió regañarla:
— ¿Qué estabas haciendo ahí afuera sin guantes?
Ella sonrió.
—Me alegra que ya estés de mejor humor.
Él apretó los dientes, no tenía ganas de bromas.
—Hablo en serio, niña. Si tuvieses al menos el sentido común de un gato sabrías que no hace tiempo para salir sin gorro ni guantes.
—Iba a preguntarte si quenas que te ayudase con la cena —respondió ella dejando de sonreír—, pero dado que no tengo ni siquiera el sentido común de un gato, quizá me hiciese daño. Y como, demás, tú sigues tratándome como a una niña, no voy a poder ser de gran ayuda. Se dio la vuelta y se marchó.
¿Estaría tan ofendida que se marcharía a casa de los Miller? No, no podía irse sin los gatos. Nick continuó rallando queso, atento por si oía maullar a un gato, o un portazo. Pero no oyó ninguna de las dos cosas…
Miley volvió a la cocina unos segundos después, en esa ocasión, sin abrigo.
Él se sintió aliviado y no dijo nada cuando la vio servirse un vaso de agua.
Después de unos minutos, el silencio de Miley pudo con él.
—De acuerdo, lo siento —se disculpó.
¿Por qué terminaba siempre pidiéndole perdón?
— ¿Por qué? ¿Por haber dicho la verdad tal y como la veías?
—No pienso que seas una insensata y si te llamo niña es un apelativo cariñoso, tampoco pienso que seas una niña.
— ¿Estás seguro?
—Completamente. Miley suspiró.
—De acuerdo. Te perdono.
Nick se contuvo y no le pidió que le prometiese que no volvería a salir sin guantes otra vez. Ya habían discutido bastante por esa noche.
Miley se puso a buscar el resto de ingrediente para la cena. El agua empezó a hervir y Nick echó la pasta.
—Tendremos que esperar a que nieve menos para llevarte a casa.
—Supongo que estás de broma. No vas a poder llevarme esta noche.
¿Era por eso por lo que Miley no había explotado? ¿Porque sabía que estaba atrapada allí?
—Mi coche tiene tracción a las cuatro ruedas.
—Ya, pero eso no mejora la visibilidad. Me alegro de haber traído a los gatos.
De repente, era que como si alguien hubiese sacado todo el aire de la cocina, y Nick se arrepintió de haberle dado vacaciones a la esposa del capataz. Al menos, si ella estuviese allí, no tendrían que estar a solas.
—No puedes quedarte aquí esta noche.
—No seas tonto. Claro que puedo.
—No te has traído ropa.
Ella sonrió de oreja a oreja.
—Puedes prestarme algo.
¿Miley durmiendo con su ropa? La idea de verla con una de sus camisetas a modo de camisón le causó una incómoda sensación en la entrepierna y los pantalones vaqueros empezaron a apretarle.
—Seguro que te ira bien!.
—Eso espero —comentó ella limpiando la salsa de queso la cuchara con un dedo y chupándoselo. Muy despacio.
Nick se moría por repetir la acción, pero metiendo el dedo de Miley en su propia boca.
—No quiero perderme el último día de clase —continuó chupando, en esta ocasión, la cuchara.
Nick necesitaba aire.
Miley se volvió hacia él y le ofreció la cuchara.
— ¿Quieres probarla? Yo creo que está lista.
—N-no —la voz no se le había quebrado así desde la época del instituto—. Me fío de ti.
Ella se encogió de hombros.
—Tú te lo pierdes. Está riquísima —aseguró Miley acabando de lamer la cuchara.
El agua de la pasta empezó a desbordarse y Nick corrió hacia el fuego. Agarró la olla, maldiciéndose por no haber sido capaz de despegar la mirada de los tentadores labios de Miley. La pasta parecía estar cocida, probó un poco y se quemó la lengua.
—Ah.
Miley le tendió un vaso de agua.
—Bebe. Te ayudará.
El hizo una mueca, pero no discutió.
—Siempre te pasa lo mismo —comentó ella mezclando la pasta con la salsa—. Tienes que ser más paciente.
Nick no interrumpió su diatriba. No quería explicarle que al verla chupar la cuchara se había quedado sin sentido. Casi había vuelto a besarla. Echó unas puntas de espárragos en una sartén con mantequilla y los salteó.


2 comentarios:

  1. me encanto, de verdad, es genial. Parece que Miley le hace apropósito lo de la cuchara jajaja, pobre Nick jajaja

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