Miley salió
lentamente de un sueño profundo, intentó abrir los ojos un par de veces y, a la
tercera, consiguió mantenerlos abiertos y vio algo que hizo que no los pudiera
volver a cerrar.
Una cuna.
Entonces, recordó
el parto y el enorme esfuerzo y la concentración que había requerido, recordó a
mucha gente atendiéndola y se tocó su vientre, que encontró vacía.
Intentó moverse,
pero las piernas no le obedecieron y supuso que era a causa de la anestesia.
—Despacio, Miley
—le dijo Nick.
Fue entonces
cuando Miley se dio cuenta de que estaba sentado en una silla junto a la cuna.
—¡Nick!
—¿Qué tal te
encuentras?
—No tengo ni idea
—contestó Miley—. ¿Es... nuestro?
Nick la miró
divertido.
—En la, etiqueta
pone Cyrus guión Jonas, así que sí, debe de ser el nuestro —contestó ladeando
la cuna para que Miley pudiera ver el interior.
Dentro había un
bebé profundamente dormido.
— ¿Está bien?
—preguntó Miley.
—Está
perfectamente.
Miley se dejó
caer sobre las almohadas con un suspiro de alivio.
— ¿Es niño o
niña?
—Niño. Ha nacido
un poco prematuro, pero me han dicho que está perfectamente.
Miley se quedó
mirando a su hijo aunque no podía ver mucho desde donde estaba, solamente el
perfil de una mejilla, un puñito y un trozo de pelambrera morena.
—Parece que está
muy... entero —comentó.
—Sí desde luego,
mucho más que yo —contestó Nick pasándose las manos por el pelo.
—No me extraña,
después de todo lo que te ha pasado últimamente...
—La que se ha
llevado la parte más dura has sido tú.
—No me acuerdo de
mucho, ¿sabes? Sólo a trozos.
—No me extraña,
por si fuera poco tener que dar a luz te has dado un fuerte golpe en la cabeza.
Te has torcido un tobillo al caer, te has lesionado un par de cervicales y te
pusiste de parto. Menos mal que Maisie llegó enseguida.
— ¿Y por qué no
puedo mover las piernas?
—Te han puesto
dos epidurales —le explicó Nick—. El parto fue muy bien, pero tú tenías mucho
dolor en la espalda y en el tobillo.
— ¿Y eso cuándo
ha sido?
Nick consultó el
reloj.
—Hace unas ocho
horas. Yo he llegado justo después de que naciera —contestó Nick con una gran
sonrisa—. Ya lo he tomado en brazos.
Miley cerró los
ojos.
— ¿Lo puedo tomar
yo?
—Claro —contestó Nick
acariciándole la mejilla—. Por cierto, tus padres también andan por aquí. Han
ido a tomar, un café.
Miley abrió los
ojos.
— ¿Has estado con
mi padre?
—Sí, pero no ha
pasado nada desagradable. Estábamos todos muy preocupados por ti y muy pendientes
del bebé.
Miley tomó aire.
—No te puedes
imaginar lo feliz que estoy de oír eso.
Nick no contestó,
se limitó a acariciarle el pelo.
— ¿Qué han dicho
de mi espalda? —preguntó Miley al cabo un rato.
—Todavía no están
seguros, estamos esperando los resultados de las radiografías que te han hecho.
Del tobillo han dicho que solamente es un esguince y que necesita tiempo.
— ¿Te importa
pasarme al niño? —le pidió Mileya—. Llevo meses hablando con él y no creo que entienda
por qué no ha oído mi voz desde que ha nacido.
—Por supuesto
—contestó Nick poniéndose en pie y tomando a Cyrus guión Jonas en brazos.
Mientras se lo
entregaba a su madre, Miley se dio cuenta de que lo miraba con orgullo y
ternura y aquello la llenó de satisfacción.
Entonces,
comprendió que, aunque ella jamás consiguiera llegar al corazón del verdadero Nick
Jonas, aquel niño sí lo conseguiría.
—Vaya, vaya,
cariño, por fin nos conocemos —le dijo a su hijo poniéndole el dedo en la palma
de la mano—. ¿Qué tal estás? Mira, Nick, creo que tiene la misma nariz que tú.
Nick se llevó la
mano a la nariz.
—Yo creo que se
parece más a los Cyrus.
Aquello hizo reír
a Miley y Nick la siguió en la carcajada y así fue como los encontraron sus padres.
Sin embargo, dos horas después,
cuando la anestesia dejó de tener efecto, Miley comenzó a sufrir un terrible
dolor de espalda.
Ya le habían
dicho que se había roto el coxis, el huesecillo situado en la base de la
columna vertebral.
No era grave y le
dijeron que sanaría pronto, pero muchos movimientos le iban a resultar
dolorosos y tardaría, por lo menos, un mes en recuperar plena movilidad.
Aquello, por
supuesto, complicaba el darle el pecho al niño, pero Miley estaba empeñada en
hacerlo.
—Miley —le dijo
su madre.
—Mamá, quiero
hacerlo —insistió Miley.
—Miley —dijo su
padre—, ¿no sería mejor que te centraras en recuperarte cuanto antes?
—Papá, ¿por qué
no te vas con Nick a tomar algo? —propuso Miley—. Ambos parecéis sedientos.
Los dos hombres
se miraron, se encogieron de hombros y se fueron. Una vez a solas, Miley y su
madre se rieron a gusto.
— ¿Crees que
podrás hacerlo? —le preguntó Tish.
—Sí, he estado
leyendo mucho sobre este tema y se me ocurre que podría sacarme la leche con un
sacaleches mientras me estén administrando medicación. Mientras tanto, habrá
que encontrar a alguien que tenga leche de sobra para amamantar al niño. Mamá,
por favor, ayúdame —contestó Miley.
Tish se quedó
mirando a su hija y suspiró.
—Está bien.
awwwwwwww lo ame
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