De repente, un
día Demi fue a verla.
—He hablado con Nick
antes de venir —le aseguró.
Miley la miró
sorprendida.
— ¡Ni que
necesitaras su permiso para venir a hablar conmigo! —se indignó Miley—. Pasa,
pasa. No sabía que lo supieras...
—Me he enterado
hace un par de días. Últimamente, no veo mucho a mi hermano, pero quedé con él
el otro día para contarle una cosa muy importante y él me contó lo vuestro.
Miley asintió.
Demi pareció
dudar, tomó aire y se lanzó.
—Mira, Miley, lo
que pasó entre tu padre y yo... en fin, quiero que sepas que nos enamoramos
como quinceañeros y no pudimos controlarnos. A lo mejor, no deberíamos haberlo
hecho teniendo en cuenta que tu padre estaba casado...
Miley se quedó
pensativa.
—Demi, le he dado
muchas vueltas a este asunto y, al final, he decidido que es muy difícil en
esta vida controlar las emociones, así que no los culpo a ninguno de los dos
por lo ocurrido.
—Gracias —sonrió Demi
encantada—. ¿Sabes que me voy a casar? —añadió feliz.
Miley la miró
sorprendida.
— ¡Sí, creía que
no me iba a volver a enamorar jamás, pero ha sucedido y es maravilloso!
Sin pensarlo dos
veces, Miley se puso en pie, fue hacia ella y la abrazó sinceramente.
—Me alegro mucho
por ti.
—Te quería
preguntar si tus padres... bueno, si se han...
— ¿Reconciliado?
¡Sí! ¡Están muy bien!
Demi suspiró
aliviada.
— ¿Y tú crees que
tu padre le perdonara a Nick esto?
— ¿Esto? —repitió
Miley tocándose el vientre con cariño—. Intenta llevarlo lo mejor que puede
aunque no creo que lleguen nunca a ser los mejores amigos del mundo, pero al
menos creo que he conseguido convencerlos de que tienen que comportarse de
manera civilizada cuando estén juntos. Claro que, de momento, eso no ha
ocurrido.
— ¿Y por qué no
te quieres casar con Nick?
—Demi...
—contestó Miley mirándose en sus ojos azules—... seguramente tú eres la persona
que mejor conoce a Nick Jonas y sabes que es difícil llegar a su corazón. Tu
hermano no se quiere comprometer y creo que le viene del hecho de haber sido
dado en adopción.
—Te aseguro que
no es fácil. Aunque tengas la suerte de tener una familia adoptiva maravillosa,
como la nuestra, es duro saber que tus padres biológicos te abandonaron un día.
Yo tomé la decisión de que mi madre era una mujer maravillosa que siempre
estaría unida a mí por un hilo de plata. Sin embargo, Nick decidió todo lo
contrario.
—Lo cierto es que
yo soy una persona de todo o nada, ¿sabes? No puedo mantener una relación y,
menos, casarme con un hombre que no está convencido de lo que hacer.
Demi asintió y Miley
decidió cambiar de tema.
—Anda, háblame de
ese maravilloso hombre con el que te vas a casar mientras te enseño la
habitación del bebé.
Dos días después,
Miley se llevó una sorpresa mucho mayor.
Nick daba una
cena para celebrar que habían empezado a hacer la residencia de ancianos.
Miley recibió la
invitación que le enviaba Maisie, que era la que se había encargado de todo
porque Nick estaba en Europa por motivos de negocios, .y decidió ir a la fiesta
porque, aunque estaba embarazada ya de ocho meses, se encontraba muy bien.
Así que se puso
un precioso vestido azul marino de cuello redondo y bordados plateados en el
escote, fue a la peluquería y se hizo la manicura y no pudo resistirse a
ponerse unas sandalias plateadas de tacón con bolso a juego aunque era una
locura.
—Bueno —le dijo
al bebé tras mirarse al espejo—, estamos realmente bien.
—Estás realmente
increíble —le dijo Maisie.
—Estoy
completamente de acuerdo —añadió Nick a sus espaldas.
Hacía una semana
que Miley no lo veía y ahora, ataviado con un elegante traje hecho a medida que
resaltaba su impresionante físico, Miley se dio cuenta de que lo amaba más que
nunca.
—Muchas gracias a
los dos —contestó tragando saliva—. Desde luego, sabéis cómo hacer que una
mujer muy embarazada se sienta muy bien.
La cena, que era
un bufé para unas veinte personas, resultó muy tranquila. Habían colocado mesas
en la terraza que daba a la bahía, la comida era deliciosa y Miley conocía a
todo el mundo, así que se lo pasó muy bien.
Aun así, quería
irse pronto y se estaba despidiendo de Maisie cuando llegó Nick y la agarró de
la muñeca.
—Quédate un ratito
más, luego te llevo yo a casa.
—Es que estoy
cansada.
— ¿Qué te parece
si te tumbas un rato en el estudio y te preparo un té? —se ofreció Maisie.
—Oh, me parece
una idea maravillosa —contestó Miley agradecida—. Las sandalias me están
matando.
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