" Innocence and Desire " Cap 23

La primera semana fue traumática y dolorosa para Miley. El invento del sacaleche era maravilloso en teoría, pero horrible en la práctica y, además, tener roto el coxis no ayudaba.

Lo único bueno fue que Selena Biber, que había dado a luz a su tercer hijo el mismo día en el que Miley había tenido al suyo, tenía leche más que suficiente para los dos recién nacidos.

A raíz de aquello, Miley y ella se hicieron amigas.

Cyrus guión Jonas progresaba adecuadamente y un buen día Miley pudo sentarse y darle el pecho a su hijo sin problema.

Aquel día, se sintió inmensamente feliz y orgullosa de sí misma.

— ¿Lo ves? —le dijo a Nick—. Te dije que lo haría y lo he hecho.

—Sí, desde luego, eres una mujer muy valiente.

—El médico me ha dicho que me podré ir a casa en tres o cuatro días.

Nick dudó.

— ¿Has pensado en ello?

—No, lo cierto es que tenía otras cosas en la cabeza.

—Lo tenemos todo previsto.

Miley se quedó mirándolo. Excepto los dos días que había necesitado para acudir al funeral de su madre, había ido a verla todos los días.

Le había llevado un reproductor de DVD y muchas películas, incluidas todas las de Harry Potter; también le había llevado libros, le había enviado a Selena un increíble ramo de flores y se había hecho amigo de su marido.

Sin embargo, nunca había vuelto a mencionar la idea de casarse con ella aunque, cuando lo había tenido a su lado en los momentos dolorosos, Miley había tenido la sensación de que la quería de verdad.

— ¿Qué quieres decir?

—Tus padres y yo hemos llegado a la conclusión de que sería bueno que te vinieras a vivir a mi casa.

—Nick...           .

—Tengo mucho espacio y todo en una planta mientras que tu casa tiene dos pisos...

— ¡Eso ya lo sé!

—Entonces, supongo que te parecerá bien dado que vas a necesitar una silla de ruedas durante un tiempo.

Miley se quedó en silencio y lo miró.

—Tu madre se ha ofrecido a quedarse también todo el tiempo que sea necesario —continuó Nick—. En mi edificio hay gimnasio y piscina y los médicos han dicho que te vendría bien nadar y hacer una tabla de ejercicios de rehabilitación con un fisioterapeuta.

—Entiendo.

— ¿Qué es lo que entiendes?

—Algo que jamás creería sino lo estuviera viviendo. Mis padres y tú os habéis puesto de acuerdo para manipularme.

Nick abrió la boca para protestar, pero en ese momento entró una enfermera con su hijo.

— ¡Toca toma! —exclamó sonriente—. Las enfermeras hemos estado hablando y hemos pensado que ya va siendo hora de que le pongáis un hombre a este niño porque llamarlo Cyrus guión Jonas toda la vida...

— ¿Y qué tal Frankie Cyrus Jonas? —sugirió Nick.

— ¿Frankie Cyrus Jonas? Seria estupendo como su papá—repitió Miley mirando a su hijo—. ¿Te gusta, cariño?

El niño hizo una mueca y comenzó a mover los puños en el aire, un gesto que Miley había aprendido a reconocer muy bien.

— ¡Llamadme como queráis, pero dadme de comer! —bromeó desabrochándose el camisón.

Aquello hizo que todos rieran.

—Sí, A mí me gusta —añadió—, pero deberíamos ponerle también un segundo nombre porque a veces, en ciertas circunstancias, puede ser de mucha ayuda. ¿Qué te parece Frankie Jerry Cyrus Jonas?

—A mí me encanta —contestó Nick besándola—. Me tengo que ir, pero volveré esta noche. Entonces, ¿lo preparo todo?

Miley se quedó mirándolo confusa, pero asintió y volvió a concentrarse en su niño.

Todo se hizo según lo acordado

Miley fue recuperando las fuerzas poco a poco y fue dejando de necesitar la silla de ruedas con motor, que le había sido de gran ayuda durante los dos primeros meses de vida de su hijo.

Uno de los dormitorios de la casa de Nick había sido convertido en el dormitorio del bebé y Nick se había asegurado personalmente de que todas las superficies fueran cambiadas y acopladas a la altura a la que Miley podía llegar desde la silla.

También aprovechó la presencia de su madre para ponerse al día con algunos viajes de negocios que había aplazado por estar junto a Miley en el hospital, así que no se vieron mucho, algo que curiosamente Miley agradeció.

Intentó desesperadamente analizar sus 5 sentimientos y la situación actual, pero al final decidió que lo único importante era concentrarse en el presente y dejar que sucediera lo que tuviera que suceder.

Un día, su madre decidió volver a su casa y se fue justamente cuando Nick tenía que volver tras haber pasado una semana en Nueva Zelanda.

Durante un rato, Miley se encontró a solas con su hijo y comenzó a preguntarse lo que Nick sentía por ella y lo que ella sentía por él.

No se había vuelto a repetir ninguna situación parecida a la que había tenido lugar en el estudio unos días antes de que el niño naciera, pero, dadas las circunstancias, eso tampoco era muy sorprendente ya que ella había estado completamente pendiente del niño, Nick había tenido mucho trabajo y, además, su madre estaba siempre en casa.

Aun así, últimamente, había habido detalles de Nick que la habían tomado por sorpresa.

Por ejemplo, un día mientras desayunaban, Miley no había podido evitar quedarse mirando sus dedos, pues Nick estaba tamborileando ausentemente sobre la mesa, y recordar cómo aquellas yemas habían recorrido todo su cuerpo y lo que le habían hecho sentir.

El deseo se había despertado en ella con tanta brusquedad que había tenido que levantarse de la mesa con la excusa de que el niño estaba llorando.

Otro día se había encontrado aspirando el aroma de una de sus camisas y acordándose de cabo Gloucester.

Así que nada había cambiado en lo referente a lo que ella sentía por él, pero Miley seguía sin saber lo que Nick sentía por ella. Lo que era innegable era que se había comportado de manera deliciosa tanto con ella como con su hijo.

Miley estaba sentada en la cama con Frankie a su lado y, como de costumbre, habló con él.

—Lo que ocurre, cariño, es que ahora tu madre ya no tiene que pensar sólo por ella sino por los dos —le dijo—. Ya, ya, veo que tienes hambre.