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jueves, 21 de octubre de 2010

Novela Niley " Nicholas " Cap 11 ♥Final♥




Miley no pudo dejar de pensar en aquella respuesta de Nick durante las semanas siguientes. ¿Qué habría querido decir? ¿Que se convertirían en amantes, o... o sería lo que ella pensaba? Después de aquel beso apasionado la había llevado de regreso a la casa de huéspedes sin hacer ningún otro comentario al respecto.
Además, cumpliendo lo que le había dicho, no la llamó por teléfono ni fue a visitarla. Le estaba resultando verdaderamente duro no verlo.
La noche de la fiesta, Miley estaba deseosa por volver a ver a Nick.
Se había puesto un vestido azul que resaltaba el azul grisáceo de sus ojos y marcaba su exquisita figura. Se había arreglado el cabello trenzándolo y recogiéndolo sobre la cabeza, y se había puesto unos pendientes largos de plata. Parecía muy madura y sofisticada. Tal vez no fuera una belleza, pero se sentía como si lo fuera.
Fue María quien le abrió la puerta y la abrazó efusivamente.
— ¡Niña, qué bonita estás! Está todo casi dispuesto: la banda llegará dentro de un instante, y algunos invitados ya están aquí —le dijo—. Los Deleasa fueron los primeros. Están en el salón con Kevin —ante la cara de horror de Miley, la mujer se rio y la tranquilizó—. No, no... Va todo bien. El señorito Kevin y el señorito Joe están hablando de ganado, y la señorita Danielle... —la mujer sonrió con tristeza—. Sus ojitos no hacen más que mirar a Kevin como flores secas agradeciendo la lluvia. Me parte el corazón verla.
—Entremos —dijo Miley—. Tengo muchas ganas de saludarla.
Pasaron al salón. Danielle se había puesto una falda larga de terciopelo verde con una sencilla blusa camisera blanca, pero estaba preciosa, como siempre. Kevin y Joe, con trajes oscuros, se pusieron en pie al verla entrar, mirándola admirados.
—Feliz cumpleaños, cariño —le deseó Kevin con un fraternal abrazo y un beso en la mejilla—. Y que te veamos cumplir al menos cien más.
—Y yo lo secundo —sonrió Joe adelantándose para besarla también—. Estás espectacular, Miley.
Danielle se levantó también para felicitarla.
—Espero que esté siendo un día muy especial para ti. Mi veintiún cumpleaños lo fue —le dijo. Miró a Kevin, quien la miró también con la emoción escrita en los ojos.
En el salón estaban también ya algunos compañeros del colegio y el instituto, y estuvo un buen rato siendo saludada y felicitada. Sin embargo, había alguien que seguía faltándole. Se excusó con una vieja amiga y regresó donde estaban Kevin y los hermanos Deleasa.
—Kevin, ¿dónde está Nick? —le preguntó.
—No sé si podrá venir, cariño —murmuró Kevin. Ni él mismo tenía idea de dónde diablos estaba. La pobre Miley parecía desolada, así que improvisó—. Me dijo que te dijera feliz cumpleaños y... Oh, no, Miley. no—
La joven no pudo evitarlo. Las lágrimas comenzaron a rodar solas por sus mejillas, y temblaba por la tremenda decepción.
—Lo siento... perdonad... —sollozó.
—Danielle, ¿te importaría llevarla al estudio? —inquirió Kevin.
—Claro que no —murmuró ella rodeándola con el brazo—. No llores, Miley, estoy segura de que Nick estaría aquí si hubiera podido...
Cuando llegaron al estudio, Miley se dejó caer en el sillón de cuero rojo.
— ¡Lo odio! —Gimió hundiendo el rostro entre sus manos—. ¡Lo odio, lo odio, lo odio!
—Shhh... Lo sé, lo sé —la tranquilizó Danielle sonriendo débilmente. Le dio una copa de brandy a la joven, quien tomó un sorbo y contrajo el rostro ante el agrio sabor.
—Hace semanas que no lo veo. No me ha llamado ni una sola vez, y tampoco ha venido a verme. Yo no sabía por qué, pero ahora ya lo sé... Me estaba dejando, Danielle... Sabe cómo lo quiero, y no quiere hacerme daño, y por eso...
—Si sirve de algo —la interrumpió Danielle mirándola compasiva con sus grandes ojos tristes—, sé cómo te sientes, Miley.
—Perdóname, tú debes estar pasándolo mucho peor que yo —murmuró la joven secándose las lágrimas. La tomó de la mano—. Kevin no ha vuelto a salir con nadie,. Danielle María dice que morirá amándote.
—Y odiándome también —suspiró Danielle con una sonrisa amarga—. Kevin cree que me acosté con alguien —le confesó—, creyó lo que le dijeron mi padre y uno de sus amigotes, y nunca he conseguido que escuche mi versión. Es muy doloroso que piense que yo sería capaz de hacerle algo así, Miley, cuando no puedo pensar en nadie más que en él.
—Oh Danielle,... —murmuró Miley, olvidándose por un momento de su propia desgracia.
—Es un hombre tan orgulloso, tan terco, tan cabezota... —masculló Danielle rabiosa. Pero al instante alzó la vista hacia ella, y la mirada en sus ojos era la misma mirada triste que Miley conocía—. Y, sin embargo, moriría por él.
—Espero que algún día podáis arreglarlo.
—Bueno, a veces puede darse un milagro... supongo —suspiró Danielle. Miró a la joven a los ojos—. ¿Estás mejor?
Miley asintió con la cabeza.
—No me importa que Nick se pierda mi fiesta. Puedo pasarlo bien sin él. Después de todo, solo era mi tutor, y ya no lo es, es únicamente un hombre más —se levantó echándose el cabello hacia atrás.
Regresaron al salón. La banda había llegado ya y estaba tocando. Era bastante buena. Tocaron una sucesión de valses de ensueño. Seguidos de viejas canciones country. Miley, decidida a no dejarse llevar por la tristeza en el día de su cumpleaños, bailó todas y cada una de las piezas.
De pronto, ya avanzada la velada, y en medio de una canción lenta que estaba bailando con Joe, escuchó un murmullo de voces profundas, proveniente del rincón cercano a la puerta del salón. Paró, separándose de Joe, y miró en aquella dirección. Nick, con la cara y las ropas manchadas de grasa y barro, había llegado, y Kevin, sin levantar la voz, aunque visiblemente frustrado, parecía estar echándole en cara su tardanza.
En cuanto Miley se acercó a ellos, Kevin se hizo a un lado.
—No me lo digas a mí, cuéntaselo a ella, ha pasado un rato horrible al encontrarse con que no habías venido —le espetó a su hermano. Y se alejó hacia el otro extremo de la sala.
—Miley, te juro que lo siento —murmuró Nick—, iba conduciendo demasiado rápido, y las ruedas resbalaron sobre una mancha de gasolina que había en la carretera. A pesar de que frené, el coche salió disparado hacia el arcén, y se quedó atascado en un barrizal. Creí que no podría salir...
Miley se había puesto pálida. La idea de que podría haber resultado herido o muerto borró en un instante todas sus ridículas sospechas. Se abrazó a él con todas sus fuerzas.
—Estás temblando —dijo Nick conmovido. La rodeó con sus brazos y le acarició la espalda suavemente—. Estoy bien, cariño, estoy bien.
Pero la joven lo abrazó aún con más fuerza, conteniendo a duras penas las lágrimas, así que Nick la llevó al estudio, cerrando la puerta tras de sí.
—No me hubiera perdido por nada tu fiesta de cumpleaños, Miley —le dijo tomándola por la barbilla.
—Lo siento —balbució ella—, siento haber dudado de ti, Nick. Yo... es solo que ha sido una semana muy larga y te he echado tanto, tanto de menos...
Pero no pudo seguir hablando, porque Nick la silenció con un delicado beso en los labios, al tiempo que deslizaba algo frío y metálico en su dedo. Cuando se separaron, la joven bajó la vista hacia su mano. ¡Un anillo! Alzó los ojos hacia él, y este vio reflejado en ellos todo el amor que sentía por él.
—Te quiero, Miley. Perdóname tú a mí por haber tardado tanto en darme cuenta. Estas últimas semanas también han sido un verdadero infierno para mí. No tienes idea de cuántas veces estuve a punto de ir a tu oficina para raptarte y llevarte conmigo. Pero prometí darte tiempo y he cumplido mi palabra. ¿Querrás casarte conmigo?
—Claro que quiero, Nick —balbució ella lanzándose de nuevo a sus brazos... y a sus labios.
El beso se fue haciendo cada vez más apasionado, y las manos de Nick apartaron los tirantes de sus hombros, y fueron bajando el corpiño hasta dejar los senos al descubierto. Se inclinó sobre ella y tomó uno en su boca.
Miley se estremeció al sentirlo, y le acunó la cabeza besándole el cabello y murmurándole que lo amaba.
Nick deslizó un brazo por detrás de la joven para alcanzar la cremallera del vestido, y tiró de ella hacia abajo hasta que la prenda cayó, y pronto tuvo a la joven sobre la alfombra, desnuda a excepción de las medias y las braguitas, con él colocado sobre ella.
—Miley... ¿y si hiciéramos el amor aquí mismo?, ¿ahora? —murmuró acariciándola.
— ¿Y si entra alguien? —repuso ella sin aliento.
—Cerré con pestillo al entrar —confesó él con una sonrisa pícara—. Pero si quieres también podríamos subir a mi habitación. Ni siquiera Kevin nos molestaría allí...
— ¿Y los invitados?
—No nos echarán de menos, lo están pasando muy bien. Oh, Dios, Miley... Quiero pasar a tu lado el resto de mi vida —alzó la cabeza un momento para mirarla—. Nunca había imaginado lo maravilloso que podía llegar a ser pertenecer a alguien, poder formar mi propia familia... —le acarició delicadamente los senos—. Tú me completas.
—Oh, Nick, yo siento lo mismo por ti... —murmuró ella besándolo con ternura—. ¿No se enfadará Kevin si subimos arriba y...?
— ¿Dónde está tu sentido de la aventura? Mañana tendremos un papel que dirá que somos marido y mujer, pero yo no necesito eso para sentirme más unido a ti de lo que ya me siento, Miley, y te deseo tanto...
—Yo también a ti, Nick... —murmuró ella besándolo de nuevo.
Tras ponerse otra vez el vestido, salieron por la puerta trasera del estudio, pasaron por la habitación de invitados, y subieron sigilosamente las escaleras. Sin embargo, justo cuando torcían la esquina del pasillo que llevaba al dormitorio de Nick, se encontraron a Kevin bloqueando la puerta.
— ¿Ya os retiráis? —Inquirió frunciendo los labios con malicia—. La noche aún es joven, y la fiesta está en todo su apogeo.
Nick carraspeó.
—Íbamos a...
—... charlar —improvisó Miley. Kevin enarcó una ceja.
—A... «¿Charlar?» ¿Así lo llaman ahora?
—Está bien —murmuró Nick impaciente—, estoy enamorado de Miley, y vamos a casarnos mañana mismo. Tengo la licencia de matrimonio en el bolsillo.
—Y me ha comprado un anillo —dijo Miley mostrándoselo para corroborar sus palabras.
—Vaya, pues felicidades —contestó Kevin con una sonrisa—. No podía sentirme más feliz por vosotros. Y debo decir que ya era hora, me estabais volviendo loco con vuestras discusiones.
—Gracias, hermano —dijo Nick.
—Vas a ser un cuñado estupendo —intervino de nuevo Miley.
—El mejor —añadió Nick. Kevin sonrió burlón.
—No les servirá de nada adularme —les dijo—. No los voy a dejar entrar.
— ¡Oh, venga, Kevin! —le espetó Nick con fastidio.
—Si se van a casar mañana, ¿qué son veinticuatro horas? —continuó Kevin divertido—. Mañana pueden tener su luna de miel, como Dios manda, en tu apartamento de Houston.
Nick miró a Miley y, al ver a la joven encogerse de hombros, se rindió, dejándola en el suelo con un suspiro.
—En fin, supongo que no nos queda más remedio que esperar a mañana. Kevin es capaz de quedarse aquí de pie hasta echar raíces...
—Puedes jurarlo —aseguró su hermano entre las risas de Miley.
—Bajemos —le dijo Nick ofreciéndole su brazo—. Bailaremos hasta el amanecer y luego cantaremos juntos esa horrible canción de taberna que te enseñó Kevin.

La noche siguiente, estaban en el ático de Nick, acurrucados juntos en la enorme cama, satisfecho al fin su deseo.
—Pobre Kevin —murmuró Nick pensativo mientras acariciaba distraídamente la nuca de Miley—. Amar de ese modo a alguien y no tener ni un recuerdo al que aferrarse.
— ¿Qué quieres decir? —inquirió la joven apoyándose en el codo y enredando los dedos en el vello de su pecho.
—Kevin no llegó a hacer el amor con Danielle —le explicó él—. Y desde que rompiera su compromiso no ha tenido ningún romance, así que desde que conoció a Danielle no ha vuelto a hacerlo con nadie —añadió. Al ver la extrañeza en el rostro de ella apuntó—: no es tan increíble, Miley. Yo tampoco he podido volver a tocar a ninguna otra mujer desde la primera vez que te besé.
—Eso es muy romántico —susurró ella, temblando al sentir cómo su mano le acariciaba los senos y se deslizaba hacia el estómago para detenerse en los muslos.
—Miley —murmuró Nick besándola—, ¿te he hecho mucho daño; te molestaría si hiciéramos el amor de nuevo?
Ella se sonrojó al recordar esa primera vez. Nick la había tratado con exquisita delicadeza, poniendo freno a su propia e imperiosa necesidad para excitarla una y otra vez hasta lograr que el apetito feroz que despertó en ella minimizara el dolor.
—Estoy perfectamente, Nick —le dijo mirándolo con adoración—. No podías haberlo hecho con más cuidado.
Comenzaron a besarse de nuevo, y tras un breve pero ardoroso intercambio de caricias, Miley sintió a Nick acomodarse otra vez dentro de ella. Aquella vez, sin embargo, Nick no tuvo piedad, y la incitó hasta que la tuvo gimiendo entre sus brazos de irrefrenable deseo, rogándole que le diera lo que ansiaba. Y así lo hizo Nick, estableciendo un ritmo enloquecedor que los llevó a los dos a una nueva dimensión de placer, más allá incluso de la experiencia de él.
Al cabo de unos minutos, Nick la acunaba contra su cuerpo sudoroso, temblando aún por la excitación mientras la acariciaba. Miley hacía una aventura del sexo, una expresión exquisita del amor que se tenían. Nunca antes había sentido nada parecido con otra mujer, y así se lo dijo en un susurro.
—Yo no tengo con quien compararte —dijo ella sonriendo—, pero en una escala del uno al diez, te daría un veinte.
Nick se rio suavemente y cerró los ojos, suspirando satisfecho al sentir cómo ella se acurrucaba contra él.
—Miley, ¿qué te parecería la idea de irnos a vivir a Dempsey?
—¿Quieres decir en esa enorme casa victoriana que compraste el año pasado? Pensé que ibas a utilizarla para oficinas.
—Sí, la verdad es que en principio esa era la idea, pero... ¿no te gustaría que fuera nuestro hogar? Para Kevin sería un infierno que le restregáramos cada día nuestra felicidad por la cara.
—Me encantará vivir en Dempsey, Nick. Mi hogar está donde estés tú.
Nick la miró amorosamente y tiró de la sábana para taparlos a ambos.
—Te quiero, Miley —le dijo con voz soñolienta. —Y yo a ti, Nick —contestó ella.
Le pasó un brazo por el tórax y suspiró feliz. Estaban en primavera, y pronto los pastos se alfombrarían de flores silvestres. Cerró los ojos y se imaginó sentada en la hierba, apoyada en el hombro de Nicholas, y a varios niños correteando y riendo a su alrededor.


♥FIN♥

4 comentarios:

  1. Wao!!, amé la novela!!, me encantó!!!, te salió estupenda!!, aww, me encanta!!, pero me dlió lo que le pasó a Kevin :(
    Que linda la novela entera! XD

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  2. ahhhhhh!! q pena acabooo me encantooo!! enserio estuvo wow.. magnifica!! cdt! biie!

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  3. Me fascino , la mejor novela de una pareja que he leido , ahora voy por la de Kanielle

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  4. que lindoossss
    esta super hemoso el final
    jejejeje
    me encantooo!!!

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