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miércoles, 6 de octubre de 2010

Novela Niley "Amor en Rosa" Cap 10 Final




Al día siguiente, a las cinco de la tarde y tras un día increíblemente ocupado, Miley admiraba la magia de los muelles y el agua bajo el balcón de un hotel veneciano.
Un grupo de hombres y mujeres con máscaras y disfraces medievales estaba embarcando en una lancha frente al palazzo. En el muelle, tres niños vestidos de payasos gritaban admirados por el despliegue de fuegos artificiales que iluminaban el cielo sobre los tejados. El carnaval de Venecia: ruidoso, colorido, lleno de vida, emoción y misterio.
-¿Te alegras de estar aquí con nosotros? -le preguntó la madre de Nick, Denise Miller, una mujer de unos sesenta años con gran vitalidad y simpatía.
-Ha sido un día maravilloso -reconoció Miley-. No puedo darte las gracias lo suficiente por la bienvenida tan fantástica que nos has dado.
Miley no había esperado conocer a solas a su suegra, pero un negocio urgente había obligado a Nick a tomar un vuelo posterior. Tras recibirla en el aeropuerto junto al padrastro de Nick, Kevin, le habían dado una vuelta en su lancha motora por la ciudad. Luego la habían llevado a su hotel, uno de los muchos de la cadena hotelera internacional que dirigían, famosa por su majestuosidad y el exquisito trato a los clientes.
Nada más verlas, Denise y Kevin habían tratado a Miley y Aleida como si ya fueran integrantes queridos de la familia. Por la mañana las habían llevado a presenciar la inauguración oficial del carnaval y por la tarde, Denise había acompañado a Miley a un salón de novias con una variedad de vestidos de ensueño.
-El placer es mío, Miley. Tú me has devuelto a mi hijo y ahora estás consiguiendo que vuelva a sonreír -contestó Denise emocionada-. Cuando Nick me vi-sito el año pasado, no me dijo nada, pero noté que se sentía muy desgraciado. Puede que haya heredado la planta y la inteligencia para los negocios de su padre, pero en el fondo es un hombre mucho más sensible. Bueno, ¿te pondrás este vestido esta tarde para darle una sorpresa a mi hijo?
-Es precioso -susurró Miley mientras acariciaba la seda de aquel diseño del siglo dieciocho.
Más tarde, a solas en su suite, dejó que las lágrimas resbalaran por sus mejillas mientras se relajaba en la bañera. A un par de días de su boda, debería sentirse la mujer más feliz del mundo. Al fin y al cabo, estaba a punto de casarse con el hombre al que amaba... pero que no se habría casado con ella de no ser por el nacimiento de Aleida. Nick adoraba a su hija y sería un padre estupendo. No debía ser egoísta y pensar tanto en sí misma.
Lo que más le pesaba era no haberse atrevido a enseñarle sus sentimientos leyendo juntos la carta. Él le había confesado lo atraído que se sentía por ella, la rabia que le había dado pensar que Cody Linley podía haberles robado la oportunidad de ser felices... ¿Y qué había hecho ella? Dejar que Nick siguiera creyendo que la tarjeta de San Valentín había sido una broma.
Mientras Miley se mortificaba con sus pecados de omisión, Nick, que acababa de instalarse en la suite de al lado, estaba repasando los suyos. Necesitaba olvidarse de esa idea estúpida de que se merecía una mujer cuyo mundo girase en torno a él, como si fuera el sol. Miley no estaba enamorada de él, pero eso no significaba que no pudiera llegar a estarlo. Tenía que olvidarse de su ego y reconocer que Miley había hecho lo razonable al impedirle leer la carta, no fuera a perjudicar la relación que compartían en esos momentos.
No le fue fácil colocarse el maravilloso tocado sobre aquel cabello de rizos tan rebeldes. Denise y Kevin la habían invitado a cenar con ellos y la doncella estaba a punto de subir para cuidar de Aleida. Miley se puso un antifaz reluciente sobre los ojos y se miró al espejo. El vestido esmeralda realzaba sus curvas de tal modo que se sonrojó. Aunque, por otra parte, tenía la sensación de que no debía avergonzarse de nada, pues así vestida no la habría reconocido ni su propia madre, pensó dolida tras haber decidido que no informaría a su familia del matrimonio hasta después de haberse celebrado la boda. Con tan poco margen de antelación, sabía que sus padres no habrían podido reservar billete para asistir a aquel día tan especial. Pero, en el fondo, también le había dado miedo que se mostraran indiferentes.
Nada más oír que llamaban a la puerta, corrió a abrir para evitar que insistieran y Aleida se despertase.
Al encontrarse frente a Nick, cuya llegada no esperaba hasta medianoche, retrocedió un paso. Este murmuró algo seductor e incomprensible en italiano al tiempo que esbozaba una sonrisa arrebatadora. Se le paró el corazón, sintió un revoloteo de mariposas en el estómago, pero mantuvo la cabeza alta, convencida de que no la reconocería con el antifaz.
-Miley... -dijo Nick sin dudar un instante.
-¡Creía que no sabrías que era yo! -protestó decepcionada.
-Te reconocería en cualquier parte del mundo, de noche y con cualquier disfraz -aseguró él al tiempo que cerraba la puerta.
-Llegas a tiempo para cenar con tu madre y tu padrastro -comentó entonces Miley mientras se quitaba el antifaz.
-No, los he llamado desde el aeropuerto para presentarles disculpas en nombre de los dos -dijo Nick mirándola de pronto con expresión seria-. Necesitamos estar solos para hablar.
Miley se puso tensa. Era como si le hubieran apretado el botón del pánico. De repente, le dio miedo que quisiera cancelar la boda.
-Nick...
-No, déjame a mí primero -se adelantó él-. No he sido franco contigo. Ni siquiera he sido justo...
-Me estás robando las palabras de la boca -Miley fue por su bolso, sacó la carta y se la entregó desesperada-. No pensé la impresión que te llevarías cuando te pedí que no la leyeras, pero es tu carta...
-Olvídate de la carta, no importa -contestó Nick-. Lo que importa es que te diga lo que siento... aunque no creo que te sorprenda saber que estoy enamorado de ti.
Estaba sacando la carta del sobre cuando frenó en seco, levantó la cabeza hacia Nick y lo miró con incredulidad. ¿Había oído bien? No era posible. De hecho, tenía que estar soñando.
-Al principio no sabía por qué bajaba todos los días al departamento de marketing -continuó Nick-. No entendía por qué se me alegraba el día cuando te veía, por qué me gustabas, por qué empezaba a parecerme que el resto de mujeres no estaban a tu altura... En tu primer día, cuando te pillaste el dedo y te acompañe al hospital, podías habérselo contado a los compañeros, pero fuiste discreta. Y luego me enfadé cuando el jefe de marketing se excedió por esa estúpida taza de café. Cuando saliste sollozando de la fiesta, me entraron ganas de arrancarle la cabeza a Linley por reírse de ti. Quería protegerte... Y al quedamos a solas en el despacho, no pude resistir la tentación...
-Tenía la sensación de que me había tirado encima de ti -dijo Miley con timidez.
-¿Quién te besó?, ¿quién tomó la iniciativa?
Sólo entonces advirtió Miley que el primer paso lo había dado él.
-Pero habías bebido...
-Eso no era más que una excusa -gruñó Nick-. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo, pero al día siguiente me sentí culpable por haberte seducido...
-Yo me escapé porque pensaba que había sido culpa mía.
-Y me puse hecho una furia. Fui a buscarte a tu estudio esa misma tarde...
-¡Dios!, ¡nos cruzamos en el camino!
-Entonces tuve que llamar a media Australia hasta localizar a tu cuñada, Karrie, y averiguar dónde estabas. ¿No te comentó que había llamado?
-Sí... -Miley palideció-. Pero creía que era porque te preocupaba que estuviera embarazada. Entonces todavía pensaba... que estabas prometido a Selena. Nick... lee la carta o empezaré a chillar hasta volverme loca.
Pero Nick tenía otros planes. Hacía día y medio que no la tocaba, de modo que la pegó a su potente y musculoso torso y le dio un beso apasionado y eterno que la convenció de que la amaba.
-Antes o después, encontraré la fórmula mágica para que tú también me quieras -dijo Nick-. Cuando desapareciste de Londres, comprendí lo mucho que te quería. No me había dado cuenta hasta ese día.
-Yo siempre supe lo que sentía por ti -Miley le devolvió la carta.
Empezó a leerla a regañadientes, pero al cabo de un par de líneas su rostro pasó del asombro a la felicidad. De pronto, no pudo despegarse hasta terminar todas las hojas.
-Es... es una carta de amor -elijo maravillado Nick.
-Cuando me enteré de que estaba embarazada, sentí que no podía seguir dejándote creer que la tarjeta de San Valentín había sido una broma.
-Debería despellejarte viva por haberme mentido, amore -dijo Nick, mirándola con adoración.
Acto seguido sacó del bolsillo un precioso anillo de zafiros que la dejó sin respiración. Después miró a Aleida y sonrió al verla dormida con su carita angelical.
El día de la boda amaneció despejado.
Había olvidado que era el día de San Valentín, pero Miley recibió una enorme cesta con flores y una tarjeta cubierta de rosas con una tarjeta en la que Nick le declaraba su amor.
Luego, nada más terminar de desayunar y dar de mamar a Aleida, alguien llamó a la puerta y apareció toda su familia en tropel: su madre, su padre, Peter, Karrie y su sobrinito Sam Nick les había pagado un billete a los cinco y se alojaban en el mismo hotel. Lo había organizado en secreto para darle una sorpresa y no podía estarle más agradecida. Ver a su madre emocionada mientras acariciaba a Aleida y sentir el abrazo de su padre era el mejor regalo que podía hacerle.
Su madre y su cuñada la ayudaron a ponerse el vestido. Luego llegó una diadema magnífica y unos pendientes. Mecida por el agua camino de la iglesia en góndola, Miley se sintió como una princesa. Pero no fue hasta ver a Nick en el altar cuando el corazón terminó de rebosarle de felicidad.
El banquete se celebró en una sala de baile majestuosa y acudieron multitudes de invitados. Todos veían a los novios tan enamorados que no podían evitar sonreír y comentar lo buena pareja que hacían. Hasta que los despidieron para desearles una feliz luna de miel.
Esa noche, en el refugio que Nick tenía en el bosque de la Toscana, se divirtieron recordando lo que habían sufrido hasta darse cuenta de que estaban mutuamente enamorados, comprobaron que Aleida estaba bien y se felicitaron por haber concebido a una niña tan maravillosa. Luego se fundieron en un abrazo y se besaron como si fueran la primera pareja del mundo que descubría el poder del amor.

                                                                                                         --FIN--

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