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miércoles, 8 de junio de 2011

"♥" RINGS OF WEDDING "♥" Niley"♥ Cap 27


 Bue ak les dejo una mini maratón... jeje y les dedico a mis princesas.. Tiff y Sarita.....
y también para mis lectoras hermosas q m lo pidieron... jeje las reee mil kiero y espero q les guste... :)



El taller de trajes de la Shakespeare Theatre Company estaba oscuro y silencioso cuando Miley llegó. Dejó las llaves sobre una mesa y repasó las perchas de los vestidos para El Mer­cader de Venecia, que iba a inaugurarse en fe­brero. Echó una ojeada a los dobladillos y cos­turas de los elaborados trajes que había diseñado ella misma para Portia.
Había dado unos días libres a sus costureras con la promesa de que tendrían que ir a trabajar algunas noches y algunos fines de semana para completar el trabajo. Todo estaría listo dos se­manas antes del estreno.
Miley se sentó en una silla frente a la mesa de trabajo y hojeó un muestrario de telas. Había estado fuera solamente una semana, pero se
sentía extraña allí. Sólo se había quedado en San Francisco unos días. Le apetecía llegar a casa y descansar para olvidar todo lo que le ha­bía sucedido con Nick. Eso sí, todavía no tenía fuerzas para llamar a Demi.
Pero no podía olvidarse de él. No podía de­jar de pensar en su boda en Las Vegas... y en el Happy Jackrabbit en Skull Creek... y en el pintoresco hotel de Tijuana. Y todos esos recuer­dos se completaban con imágenes de Nick. Éste durmiendo en la cama redonda en la suite de High Rollers, sacándola del concurso de la camiseta mojada, tumbado desnudo junto a ella en el Hotel Florencia...
Había estado tan segura de que podría olvi­darlo y seguir con su vida... hasta que se dio cuenta de que su amor por él no iba a desapa­recer. Miley apoyó el mentón en la mano y garabateó el nombre de Nick en un cuaderno.
Nicholas Jonas. Nicholas Jonas. Señora de Nicholas Jonas. Miley Cyrus Jonas.
Gimió y arrancó la hoja del cuaderno de bo­cetos, tirándola a la papelera que estaba al otro extremo de la habitación. O sea, que amaba a Nick Jonas. No se había dado cuenta de cuánto ni con qué profundidad hasta que lo ha­bía dejado aquel día en Tijuana. La tentación de volver sobre sus pasos y abrazarse a él había sido demasiado fuerte. Pero, finalmente, había decidido apartarse de él y de aquel matrimonio.
Sólo que nada más poner distancia entre ellos, todo había empezado a cambiar. Las du­das comenzaron a aclararse, los obstáculos a ha­cerse menos firmes y comenzó a ver a Nick de otra manera y no como una amenaza a su felici­dad. Nick la quería, había cuidado de ella y se había preocupado por su bienestar. Tenía que reconocer que nunca había sido tan feliz como durante aquellos días que había pasado con él.
Cada minuto y cada hora habían estado lle­nos de emoción y júbilo. Se había sentido llena de vida, como si sus días y sus noches fueran guiados únicamente por su corazón, haciendo pausas para tomar aire antes de arrojarse de nuevo a otra vivencia junto a él.
. Miley quería sentir de nuevo aquello, no­tar que contenía el aire cada vez que él entraba en la misma habitación que estaba ella, sentir que el corazón te latía más aprisa cuando la to­caba, olvidarse de todo cuando la besaba. Miley soltó un gemido y enterró el rostro entre las manos. De pronto, se sobresaltó al oír un golpe en la puerta del taller.
— ¿Miley?
Reconoció el suave acento de Dolores Ruiz, la recepcionista de la compañía.
—Ya he vuelto —gritó Miley.
Cuando Dolores apareció detrás del perche­ro, esbozó una sonrisa.
—Tienes visita —se apartó a Miley contuvo el aliento al ver que Nick entraba con paso de­cidido—. Les dejo solos.
Miley se levantó y se puso la mano en el pecho. Su corazón le latía a toda velocidad. Eso era justamente lo que quería sentir. Sentirse estúpida y con la cabeza ligera, como si estuviera flotando. Nick estaba increíblemente atractivo. Iba con traje y corbata y llevaba un abrigo de cachemira en el brazo. El pelo, bien peinado hacia atrás, revelaba sus bonitas facciones.
Aunque tenía un aspecto frío e inaccesible, Miley no pudo evitar recordar al hombre con el que había hecho el amor apasionadamente. Al hombre cálido y sexy que había encendido su sangre y su cuerpo de deseo. Quizá si se acercara, le quitara la corbata y le desabrochara despacio la camisa blanca, volviera a ser huma­no.
Tragó saliva y dejó a un lado sus pensamien­tos.
— ¿Qué estás haciendo aquí?
— ¿Por qué no me has llamado diciéndome que habías vuelto? Te he dejado varios mensa­jes en el contestador.
— ¿Cómo me has encontrado?
Nick dejó cuidadosamente el abrigo sobre uno de los percheros.
—Llamé al director de la compañía y le pro­metí una generosa donación si me decía cuán­do volvías. Ordenaron a la señora Ruiz que me llamara en cuanto vinieras.
—¿Dolores te llamó? —Miley se sentó en la silla. ¡Qué típico! Usar el dinero para ganar ami­gos y contactos para espiarla—. Pues ya te puedes
 ir. Tengo mucho trabajo y no tengo nada que hablar contigo.
Él dio un paso hacia delante.
—Tengo que decirte algo, Miley.

3 comentarios:

  1. sube otro solo uno me estoy volviendo adicta a esta novela

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  2. Que encantador :) me puse a leer dado que recien veo que subiste tantos de golpe jajaja , besos , hermoso capp,¿Que le va a decirrr?? jajaa

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