Día
4: Jueves por la tarde
Una
hora más tarde, las tumultuosas emociones de Miley se calmaron lo suficiente
como para sentirse horrorizada por su comportamiento.
Había
pasado diez minutos llorando en el almacén, veinte minutos intentando recuperar
la compostura y los consiguientes treinta minutos abrazando a Frankie en la
guardería.
Frankie,
cuyo confort y seguridad dependían de su éxito en el mundo laboral. Frankie,
cuya madre acababa de perder tontamente la cabeza y se había puesto a gritar
como una fiera a un hombre monstruoso e insensible. Frankie, cuya madre tendría
que verse obligada a pedir perdón. Por él.
De
nuevo en el último piso del edificio, Miley llamó a la puerta del despacho de Nick
con mano temblorosa. Furiosa consigo misma, respiró profundamente para darse
valor antes de entrar.
Apoyado
en el respaldo de su sillón, Nick la miró de arriba abajo, su expresión era
indescifrable.
—Te
debo una disculpa. No sé qué me ha pasado —dijo Miley, intentando leer los
pensamientos del hombre.
—Pues
yo sí me imagino qué te ha pasado.
—Naturalmente,
estoy dispuesta a llevar a cabo las actividades que conlleve mi puesto —siguió
diciendo ella apresuradamente para evitar que Nick diera su opinión sobre qué
era lo que había despertado su ira.
—
¿Eso incluye ir de compras para la mujer que hay en este momento en mi vida? —preguntó
él con voz de terciopelo.
Miley
sintió un estremecimiento y tuvo que apretar los puños para calmarse. No
discutió, pero tampoco consiguió decir que estaba de acuerdo.
—Y
pensar que mientras estábamos juntos, nunca me di cuenta de que tenías ese
temperamento —añadió Nick, mirándola con los ojos entrecerrados—. Te has puesto
histérica, Miley.
—Y
ofensiva, lo sé. Lo siento —dijo ella—. No volverá a pasar.
—Danielle
es la mujer de mi hermano. Y la fiesta es para celebrar su cumpleaños —explicó Nick
entonces.
Miley
se puso colorada hasta la raíz del cabello, pero se sentía tan aliviada al oír
aquello, que el alivio fue más fuerte que la vergüenza. Involuntariamente, sus
ojos se encontraron. La apasionada boca del hombre se curvó en una lenta y
displicente sonrisa y Miley perdió toda la fuerza de voluntad, permitiendo que
unos recuerdos muy turbadores salieran a la superficie.
Recuerdos
de Nick besándola con ansia, excitándola, haciéndola perder el control. El
calor la consumía por completo. Ella temblaba, con el corazón acelerado, el
pulso aumentando de ritmo, mientras su traidor cuerpo respondía como siempre
había respondido ante la potente sexualidad de aquel hombre...
Y
entonces recordó a la furiosa y semidesnuda rubia que había encontrado en su
apartamento catorce meses atrás. Había sido culpa suya, por ir a casa de Nick
sin avisar, usando por fin la llave que él le había dado, deseando darle una
agradable sorpresa y... fracasando miserablemente en el intento.
Afortunadamente,
Nick ya se había marchado, pero la rubia explosiva no había tenido tiempo de
vestirse.
Aquel
humillante recuerdo sirvió para enfriar el calor sensual que Nick despertaba en
ella.
—¿Miley?
—escuchó la fría voz del hombre.
Miley
tuvo que hacer un esfuerzo para apartar la mirada.
—¿Sigo
trabajando para ti?
—La
cinta está en tu despacho, junto con la agenda. Hay una pila de correspondencia
de la que también tendrás que encargarte. Estaré fuera de la oficina hasta el
lunes...
¿¡¿¡Pero que le pasa a Nick!?!?
ResponderEliminarjajaja... me encanta♥
me encanta amo a niley espero q esten denuevo juntos ojala que halla todabia un poco de ese amor q tuvieron en sus corazones
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