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domingo, 3 de abril de 2011

NILEY ♥"En tu kma o en la mia?"♥ Cap 13


hola chicas... ak les dejo el cap 13 espero q les guste jejeje y comenten lindo saben q las adoro y est va dedicado a todas uds por q leen mi nove y les gusta asiq muchas gracias.. un beso muuuy grande... :D



Cuando Miley regresó finalmente al hotel, se encontró a Nick durmiendo en su cama, con su cuerpo desnudo enredado en las sábanas y el pelo cayéndole sobre la frente. Miley se despojó de sus ropas y las tiró contra la pared, arrugando la nariz por el olor a cerveza y tabaco.
Miró el reloj de la mesilla y suspiró débilmente. Eran casi las tres de la mañana. Se había pasado las tres últimas horas con Demi, intentando convencerla para que se replantease su drástica decisión de cancelar la boda y enumerase una y otra vez las virtudes de Joe.
No podía creer que Demi pudiera romper el compromiso con tanta facilidad. Sabía que el alcohol avivaba las emociones, pero Demi parecía perfectamente lúcida y decidida a olvidarse de Joe y de la boda. Incluso había llamado a la compañía aérea para reservar un billete en el primer vuelo a Boston.
¿Existía realmente el amor eterno? ¿O era simplemente una ilusión que acababa haciéndose añicos? ¿Las parejas permanecerían unidas sólo porque eran demasiado testarudas para admitir el fracaso?
Miley sabía que sus padres se querían. Llevaban juntos casi treinta años. Y los padres de Nick se comportaban como unos recién casados. Entonces, ¿por qué le resultaba tan difícil creer en el amor?
Entró en el cuarto de baño y cerró la puerta tras ella, ignorando el deseo de meterse en la cama con Nick. Sería muy sencillo encontrar el consuelo en sus brazos, pensó mientras abría el grifo de la ducha. Con él se sentía a salvo. Pero ¿esos sentimientos eran reales o no eran más que una fantasía?
Era indudable que todo había cambiado entre ellos. Nick se había convertido en una parte de su vida, y no era una parte que pudiese eliminar fácilmente. En realidad, no se imaginaba viviendo sin él. Pero, al mismo tiempo, no sabía cómo podría vivir con él.
¿Cómo podía funcionar? ¿Era una aventura? ¿Una relación? ¿Un idilio? Amigos con derecho a rose, pensó. Eso había sido hasta ahora. Pero si iban a continuar, tenían que ponerle un nombre a lo que había entre ellos.
Llamaron suavemente a la puerta del baño, antes de que se abriera lentamente y entrase Nick, con su cuerpo desnudo y espléndido a la luz del tubo fluorescente. La rodeó por la cintura y la besó en la frente.
— ¿Todo va bien?
—Necesitaba una ducha. Huelo a tabaco.
— ¿Cómo está Demi?
—Sigue bajo los efectos del alcohol, furiosa con Joe y dispuesta a regresar a Boston por la mañana.
Nick la tomó de la mano y la llevó a la ducha. Abrió la mampara y se colocó bajo el chorro de agua caliente. Miley lo siguió y se acurrucó entre sus brazos. Él le pasó los dedos por el pelo y la besó, saboreándola con sus labios y lengua. En el momento que sus cuerpos entraron en contacto, todas las dudas e inseguridades parecieron esfumarse. ¿Por qué era tan fácil creer en el amor cuando estaban juntos, y tan difícil de entender cuando estaban separados?
Nick se echó hacia atrás y la miró a los ojos.
El agua caliente cayó sobre sus cuerpos. Llevó una mano hacia sus pechos y le acarició suavemente el pezón. Entonces deslizó la mano hacia su cadera, excitándola con los dedos, y Miley hizo lo mismo. Le rozó tentativamente el sexo y sólo hizo falta un segundo para que se endureciera por completo. Nick soltó un gemido ahogado y ella le rodeó el palpitante miembro con los dedos.
El cuerpo de Nick le resultaba exquisitamente familiar. Sabía cómo reaccionaría a sus caricias, cómo se le formaba un nudo en la garganta, cómo sonaba su voz ahogada al susurrar su nombre, cómo se tensaban sus músculos justo antes de llegar al orgasmo.
Nick la agarró por la cintura y la empujó suavemente contra la pared de azulejos. La besó en el cuello y fue bajando hacia el pecho para lamerle el pezón.
—Dime lo que quieres —murmuró.
—A ti —dijo ella—. Dentro de mí.
Él llevó la mano hasta su trasero y apretó sus nalgas.
—Dime cómo.
—Primero tienes que besarme de la forma adecuada.
Nick se empleó a conciencia, besándola con delicadeza al principio y aumentando de intensidad, utilizando su lengua para que Miley acabara rindiéndose por completo. Las rodillas le cedieron y sintió que se derretía en sus brazos bajo el ardiente chorro de la ducha.
—Es un buen comienzo —murmuró.
Nick la besó en el hombro y por el brazo. Se arrodilló delante de ella y Miley lo aferró por los cabellos. Era un hombre tan viril y tan sexy… Miley no podía imaginar una atracción semejante hacia otro hombre. Parecía que saltaban chispas cada vez que se tocaban, y bastaba un simple roce de su piel desnuda para que el deseo los barriese a ambos.
Los labios de Nick siguieron descendiendo, hasta encontrar la humedad que emanaba entre sus muslos. Miley ya estaba excitada, y cuando recibió el contacto de su lengua dio un brinco.
—Me encanta que me toques así —murmuró—. Sin nada que pueda detenernos.
Él le separó las piernas y la lamió en el punto exacto hasta que ella se retorció contra él.
—Oh… —jadeó—. Ahí…
Mientras él la llevaba hacia el orgasmo, Miley pronunció su nombre con voz entrecortada y le apretó fuertemente el pelo. Nick siguió sus indicaciones tácitas, postergando el momento cuando se acercaba demasiado al límite. Pero aquello no bastaba. Miley no quería experimentar aquel placer sola.
Lo hizo ponerse en pie, tirándole suavemente del pelo. Nick supo lo que quería sin que ella tuviera necesidad de decírselo. Dio un paso atrás y esbozó una sonrisa torcida.
—Tengo que ir a por un preservativo.
Miley lo agarró de la mano y sacudió la cabeza.
—No es necesario. No te preocupes.
— ¿Estás segura?
Ella asintió. Había estado tomando la píldora durante años y siempre le había parecido la solución más práctica. Pero ahora era distinto. Confiaba en Nick y él confiaba en ella. Quería sentirlo sin barreras por medio. Y si sólo tenían aquella noche para estar juntos y poseerse el uno al otro, sería suficiente. No le importaba lo que viniera después, siempre que pudiera vivir aquel momento al máximo.
Cerró el grifo y tiró de él hasta la cama, derramando el agua sobre la alfombra. Se tumbó de espaldas en el colchón, se colocó a Nick encima y lo guió cuidadosamente hacia ella. Él cerró los ojos y se introdujo lentamente en ella, centímetro a centímetro hasta lo más profundo de su interior. Miley sintió cómo sus músculos se tensaban y cómo empezaba a moverse.
Cerró los ojos y se concentró en las sensaciones que recorrían su cuerpo. Estaba a un paso del orgasmo, pero cada empujón la parecía llevarla a un nivel superior, y la necesidad se hacía más acuciante con cada roce. Era como estar en el paraíso. Nada podría ser más perfecto. Cada año transcurrido desde que cumplió dieciocho años los había conducido hasta ese momento.
—Te deseo —murmuró él—. Quiero que explotes para mí.
Incrementó el ritmo y Miley sintió que se balanceaba en el borde. Y entonces llegó la culminación del placer, tan rápida y fuerte que la pilló por sorpresa. Gritó descontroladamente, sacudida por violentas convulsiones que le arrebataron la capacidad de pensar.
Aquello bastó para que él sucumbiera un momento después. Fue un clímax natural, puro y compartido. Encontraron la liberación absoluta el uno en el otro.
Nick era como una adicción, un anhelo que sólo podía satisfacer por un corto período de tiempo. Ahora se sentía saciada, pero sabía que querría más, y que cada vez buscaría aquella seguridad, aquella certeza de que lo suyo iba a durar.
Él se giró de costado, arrastrándola consigo en sus brazos.
— ¿Podemos quedarnos aquí para siempre? —murmuró.
—Creo que la limpiadora nos descubriría cuando entrase a hacer la cama y pasar la aspiradora —bromeó ella.
Nick se apoyó en el codo.
—Se supone que tienes que decir que sí… O creeré que no te has quedado satisfecha.
—Todo lo contrario —le aseguró ella.
Permanecieron un largo rato abrazados. Miley escuchaba su respiración. Nick no se había dormido y ella se preguntó qué estaría pensando. Pero tenía miedo de preguntárselo. Hasta ahora habían evitado hablar del futuro, pero cada vez era más difícil ignorar la cuestión.
— ¿Qué vamos a hacer con Demi y Joe? —preguntó—. Tenemos que buscar la manera de reconciliarlos.
—Lo sé.
Miley asintió.
—Creo que están sinceramente enamorados el uno del otro. Si no hubiera sido por nosotros, nada de esto habría pasado. Así que tenemos que arreglarlo.
—Está bien —aceptó Nick, acariciándole lentamente el pecho—. ¿Cómo vamos a hacerlo?
—Tenemos que conseguir que se deseen tanto como nos deseamos tú y yo.
—No creo que haya otro hombre en la tierra que desee a una mujer tanto como yo te deseo a ti.
— ¿Seremos una aberración o algo así?
—Así ha de ser entre nosotros —respondió él, sin pensar siquiera en la pregunta.
— ¿Qué haremos cuando esto se acabe?
La pregunta pareció pillar a Nick por sorpresa, y esa vez no tuvo una respuesta tan rápida.
—No lo sé, Miley. No quiero pensar en eso.
—Prométeme una cosa —le pidió ella—. Prométeme que antes de que uno de los dos empiece una vida con otra persona, nos volveremos a encontrar en este mismo lugar… sólo para estar seguros.
—Lo prometo —dijo él—. Podemos venir cada verano y quedarnos en Havenwoods. Nadie sabrá que estamos aquí. Solos tú y yo, siempre que ambos estemos libres.
Miley se acurrucó contra él, apretando la mejilla en su piel. Por ahora era suficiente, pensó. Ya tendría tiempo para averiguar cómo se sentía, y para comprobar si su imperiosa necesidad por Nick se desvanecía con el tiempo y la distancia.
Y, si no fuera así, él estaría esperándola.
Lo había prometido.


Nick se despertó con un sobresalto. Miley volvió a sacudirlo y él giró la cabeza hacia ella.
— ¿Qué pasa? —murmuró, frotándose los ojos.
—Despierta. Son las nueve de la mañana. Nos hemos quedado dormidos.
Nick se dio la vuelta y hundió la cabeza en la almohada.
—Voy a seguir durmiendo. Anoche nos acostamos muy tarde.
— ¿Y qué le dirás a tu madre cuando se percate de tu ausencia?
—Le diré que fui a Chicago por la mañana temprano para ver unas cosas en la oficina y que luego me paré a desayunar de camino a casa. Esa excusa nos permite pasar toda la mañana en la cama. Hay dos horas en coche hasta la ciudad, una hora en la oficina y otra para desayunar…
Miley sonrió.
— ¿Y si ven tu coche en el aparcamiento?
—He aparcado en la parte de atrás.
—De acuerdo. Tú ganas —aceptó Miley—. Podemos pasar la mañana en la cama.
Nick sonrió y le dio un beso en cada pecho.
—Estupendo. Sabía que no sería difícil convencerte.
Ella volvió a acurrucarse junto a él, abrazándose a su cintura. Pero enseguida ahogó un gemido de frustración.
—No podemos quedarnos en la cama. Tenemos que arreglar lo de Demi y Joe —apartó las mantas y se puso en pie para buscar su ropa por la habitación. El pelo le caía alborotado alrededor del rostro. Se había acostado con la cabeza mojada y la melena se le había secado en una maraña de rizos y enredos—. Demi dijo que se marcharía esta mañana a Boston. Puede que ya se haya ido. Y Joe se lo habrá contado todo a la familia. Tenemos que ocuparnos de resolverlo antes que nada. Luego nos ocuparemos de nosotros.
Nick cerró los ojos y recordó los sucesos de la noche anterior. ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que las noticias se extendieran por las dos familias? Joe estaría durmiendo la resaca, pero cuando se despertara, informaría a todo el mundo de los detalles… incluyendo el papel que Nick y Miley habían jugado en la ruptura.
— ¿Qué sugieres que hagamos? —preguntó, destapándose rápidamente.
—Esperaba que a ti se te ocurriera algo. No tenemos mucho tiempo.
Nick le pasó una mano por el muslo y fue subiendo, preguntándose si podría tentarla un poco.
Miley cerró los ojos y dejó escapar un débil gemido.
—No lo hagas —susurró.
—Tengo que hacerlo —replicó él.
—Tienes que hablar con Joe.
Él introdujo los dedos en humedad.
—Lo haré, en cuanto me haya ocupado de esto…
—Ya tendremos tiempo para esto más tarde —susurró ella—. Te lo prometo.
Nick era consciente de cuánto tiempo les quedaba. Al principio una semana le había parecido una eternidad, pero los días habían ido pasando a una velocidad vertiginosa, hasta obligarlo a aceptar que aquella fantasía tendría un final.
—Más tarde no —dijo—. Ahora —la agarró por la muñeca y tiró de ella para colocársela encima. A continuación, le sujetó las manos a la espalda—. Dime que me deseas —le ordenó, antes de besarla—. Dilo y te soltaré.
—Te deseo —murmuró ella. Se movió sobre él, sintiendo su sexo endurecido entre las piernas—. Te deseo…
Nick le soltó las muñecas, pero ella no se apartó. Le pasó las manos por el pelo y le devolvió el beso, entrelazando la lengua con la suya. Era como si también ella hubiese oído el reloj que contaba el tiempo que les quedaba. Era como si otra vez se acercara el final del verano. El otoño volvía a llevarse a Miley de su lado… Pero esa vez era diferente. Esa vez podía pedirle que se quedara.
Le tomó el rostro entre las manos y la miró fijamente.
— ¿Qué vamos a hacer con esto? —le preguntó—. Dímelo.
Miley agarró su sexo, y un momento después él estaba dentro de ella.
—Podemos hacer lo que queramos —dijo—. Ya no somos crios.
Hicieron el amor lentamente, avivando la pasión con besos suaves y delicadas caricias. Mientras la tocaba, Nick memorizaba la sensación de su cuerpo y el sonido de su voz. Quería recordar todos los detalles cuando ella se hubiera marchado. Y cuando finalmente llegaron al orgasmo, fue como había sido desde el principio… Perfecto.
Ella se acurrucó contra su pecho y él enterró el rostro en sus cabellos para inhalar el olor del champú. Había muchas cosas que quería decirle, pero no podía formar frases coherentes. Quería decirle cuánto significaba para él. Quería prometerle que siempre estarían juntos, pasara lo que pasara. Pero tenía miedo de que aquellas palabras tan prematuras pudieran asustarla y hacerla huir
—Si Demi y Joe estuvieran haciendo lo mismo que nosotros… —murmuró ella—. No tendríamos que preocuparnos por arreglar nada.
—Tal vez haya una manera de conseguirlo —dijo Nick, jugueteando con un mechón de sus cabellos—. Si tuvieras que planear la seducción perfecta, ¿qué necesitarías?
—Haría falta un lugar donde se pudiera estar completamente a solas, sin ninguna molestia.
—Tenemos ese lugar. Havenwoods. ¿Qué más?
—Champán, golosinas, una chimenea —soltó una risita—. Crema batida, miel, sirope de chocolate…
—Y lencería sexy. ¿Cómo se llaman esas cosas que sujetan las medias?
—Ligueros. A todos los hombres les encantan.
— ¿Hay algún sitio en el pueblo donde puedan comprarse? Y medias de red. Y uno de esos sujetadores de realce. Y un tanga.
—Veo que tu visita al club de striptease te ha hecho un experto. A la mayoría de las mujeres no les gustan esas cosas. Prefieren algo bonito, femenino… pero sexy.
Nick se levantó de la cama y se puso los calzoncillos. Si no se vestía rápidamente, no conseguiría abandonar la cama de Miley.
—Compraré el champán y las golosinas. Tú encárgate de la ropa interior. Luego busca a Demi. Yo iré a por Joe y me reuniré contigo al mediodía en Havenwoods. Los encerraremos en la cabaña y nos les dejaremos salir hasta que solucionen sus diferencias.
— ¿Y qué haremos mientras tanto?
—Nos sentaremos a esperar —dijo Nick—. Y confiaremos en que nuestro ADN sexual fluya por sus venas.
En ese momento llamaron a la puerta y Miley dio un respingo.
— ¿Sí?
— ¿Miley? Soy Demi. He hecho el equipaje y estoy lista para marcharme. Esperaba que pudieras llevarme al aeropuerto.
— ¿A qué hora es tu vuelo?
—Sale esta tarde, pero quiero irme ya. No quiero ver a Joe.
—Dame un minuto —dijo Miley—. Te veré abajo y desayunaremos juntas.
—De acuerdo.
Miley se vistió rápidamente y se pasó los dedos por el pelo enredado.
—Muy bien. Creo que puedo entretenerla. Pero tendrás que ser tú quien vaya a comprarlo todo. Olvídate de las medias de red y de los tangas. Busca un picardías y unas braguitas que sean sexys. Hay una tienda cerca de la cafetería que sirve esos bollos de canela. Abrirán en una hora. Llamaré y les diré lo que necesitas. Luego, llevaré a Demi a Havenwoods.
Nick la agarró por la cintura y le dio un beso largo y apasionado.
—Al mediodía. Y una vez que los encerremos en la cabaña, tú y yo pasaremos juntos el resto de la tarde.
Miley respiró hondo y se movió hacia la puerta. Pero Nick la sujetó por la mano.
— ¿Qué pasa?
—Me alegra que no lo hiciéramos aquella noche en el lago.
— ¿En serio?
—No habría sido igual que ahora.
—Nada habría sido igual que ahora —admitió ella.
Nick le acarició el labio con el pulgar y volvió a besarla.
—A veces me pregunto qué habría pasado si lo hubiéramos hecho. Quizá habríamos sido tú y yo quienes nos casáramos, en vez de Joe y Demi. Quizá habría sido el comienzo de algo… —se rió—. Quizá estábamos destinados a estar juntos y nos equivocamos.
—O quizá seríamos nosotros los que tuviéramos dudas —sugirió ella.
Nick sonrió y esperó a que ella saliera. Ya no era posible separar sus vidas. Cada vez que pensaba en el futuro, ya fuera un futuro inmediato o lejano, pensaba en ella.



3 comentarios:

  1. ooooowww
    se aman pero ninguno lo
    acmitee awww supeer liindooo
    hermosisimo capi me encantooo
    super tierno
    espero pronto
    el otro capii
    un beso y cuidathee

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  2. Hay qe linda nove, y qe linda manera de escribir qe tenes. Espero leer el proximo pronto.Pasate por mi Blog. escribi una nueva nove y espero que les guste :) byeee :D

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  3. Awwwwwwwwwwwwwwwwww!!
    Qe LinDoz!!!
    Qapz!!
    o.o Joe qe pazo
    ¿? hahahhaah pobre Demi!!!!
    Ezpero qe en la qabaña ze reqonzilien!!
    xD
    Y de Niley ezpero todo ^^
    Bye
    Cuidate ii Bezoz
    xoxoxooxoxoxoxoxooxoxoxoxooxoxo

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