bueno chicas les dejo cap d esta nove... las kiero y gracias x sus comentarios... y bienvenida de nuevo ┊┊┊☆Vαlpαl☆┊┊┊ :D un beso grande grande..
-Ha llamado tu abuela -dijo Demi, asomándose al despacho de Joe,
el lunes por la mañana.
-¿En qué línea está? -Joe alzó la cabeza.
-No, ha llamado -repitió ella-. En pasado. Se apoyó en el
umbral de la puerta, cruzó los brazos y lo miró-. Me pidió que te dijera que no
tenía tiempo de hablar. Ha reservado un viaje de tren de «Paisaje otoñal» de
última hora, y tenía que ir a comprarse ropa.
Joe se sonrió. Su abuela nunca cambiaría. Trataba la vida como
una aventura. Nunca se preocupaba de planificar nada. Pensaba que las cosas no
eran divertidas si no eran espontáneas. A eso se había debido su viaje para ver
el lanzamiento espacial y, por lo visto, a ver hojas de otoño.
-¿Cuándo regresará?
-No estaba segura -Demi soltó una risa-. Me dijo que había
intentado convencer a mi abuela para que fuese con ella.
-¿Y va?
-No -Demi se estiró y fue hacia la mesa-. Cuando mi abuela
hace un viaje, le gusta ir a comprar mapas de carreteras y guías meses antes.
Dice que la mitad de la diversión está en planificar la ruta.
-Tu abuela planifica, la mía es un espíritu libre -murmuró él.
Se recostó en la silla y la miró-. ¿Has pensado alguna vez que quizá nos
cambiaron al nacer?
-Es una posibilidad. Yo solía planificar las cosas, pero dejé
de hacerlo.
-¿Qué tal has dormido? -preguntó él, con voz tan profunda que Demi
sintió un escalofrío de excitación.
-De maravilla. ¿Tú?
-Fenomenal.
-Bien.
-Bien -repitió él, clavando los ojos en los suyos-. Eché de
menos...
Ella contuvo la respiración
-...el desayuno en la cama-acabó él.
-Yo también.
-Contigo, quiero decir -Joe se puso en pie y rodeó la mesa-.
Eché de menos un montón de cosas. Como oír tu respiración en la oscuridad.
-Joe...
-Eché de menos estirar el brazo y encontrarte a mi lado,
caliente y dispuesta.
-Ya, bueno -admitió Demi-. Yo eché de menos que me buscaras.
-Entonces, ¿qué vamos a hacer?
-Supongo que seguiremos con el pacto un tiempo más, ¿no?
-¿Es eso lo que quieres? -preguntó él.
-Depende. ¿Es lo que quieres tú?
Él la agarró de la mano y tiró hacia sí, acercándola lo
suficiente para que sintiera la presión de su sexo en el abdomen.
-¿A ti qué te parece? -dijo.
-De acuerdo, entonces -Demi sintió que su cuerpo estallaba en
llamas-. Después del trabajo. ¿En mi casa?
-Después del trabajo -repitió él, soltándola con desgana-.
Ahora debería mirar los informes de Baker -dijo, volviendo a su silla.
-Eso es -dijo ella, se dio la vuelta y salió. Notó que él
observaba cada uno de sus pasos.
Dos horas después, Joe estaba encerrado con un cliente y el
teléfono de Demi sonó.
-Financiera Jonas.
-¡Hola, cariño!
-Hola, abuela -Demi sonrió.
-¿Cómo te va?
Demi abrió la boca, la cerró y se detuvo para pensar. No sabía
cómo describir la situación.
-Me va... bien -era una respuesta segura, aburrida y tan
alejada de la verdad como era posible. Pero, ¿qué otra cosa podía decirle a su
abuela? No podía decir que el sexo con Joe era fantástico. Santo cielo.
Su abuela, cuando se recuperase del infarto, la llevaría
arrastras a la iglesia y la obligaría a postrarse ante el altar. No. A veces
una mentira cómoda era mejor que la verdad.
-Bien. Sabía que todo iría bien en cuanto fueras capaz de
olvidarte del trauma de infancia: «Joe era malo conmigo».
-¿Trauma? -Demi se apartó el auricular de la oreja y lo miró
pensativa, con los ojos entrecerrados. Después lo acercó de golpe-. ¿Has
estado viendo ese programa tertulia otra vez?
-El doctor Mike es un hombre muy listo -respondió su abuela.
-Ah, apuesto a que sí -rezongó Demi con voz seca. El psicólogo
de la tele favorito de su abuela, tenía respuestas para todo; desde cómo
recuperar el cabello a cómo dejar los pañales, y no tenía reparos en
compartirlas con su audiencia. Las mujeres como su abuela lo adoraban.
-Simplemente, intenta ayudar a la gente a que comprenda y se
enfrente a sus miedos -hizo una pausa-. Deberías pensar en verlo alguna vez,
cariño.
Demi suspiró y apartó las manos del teclado. Echó una ojeada a
la puerta del despacho de Joe, seguía cerrada.
-No tengo miedos a los que enfrentarme, abuela. Pero gracias
por pensar en mí.
-Las personas que sufren de fobia al compromiso siempre dicen
eso.
-¿Qué? -se le abrieron los ojos de par en par y Demi se puso
una mano delante, para evitar una nueva búsqueda de lentillas.
-El doctor Mike dice que la gente que tiene miedo de que le
hagan daño, debería arriesgarse de todas formas. Es más saludable.
-Al doctor Mike que le den...
-¡Demi Lovato!
-Abuela -contrita, Demi recordó dónde estaba y bajó la voz-.
Lo siento. Pero, lo digo en serio, deja de intentar curarme viendo la
televisión. Y, no necesito cura. No me ocurre nada.
-Nada que un marido y unos hijos no puedan solucionar
-discutió su abuela. Demi se golpeó el pecho con la barbilla, su abuela llevaba
unos cuantos años con la misma cantinela.
-No todas las personas tiene que vivir felices y comer
perdices, ¿sabes? Algunas no quieren hacerlo.
-Ya, pero tú sí quieres. Sé que te sientes sola, Demi. ¿Crees
que no noto cómo miras a Selena y a su familia? ¿Crees que no veo las lágrimas
en tus ojos cuando tienes en brazos al bebé?
Demi soltó un suspiro. Era cierto que a veces sentía lástima
de sí misma. Pero eso le pasaba a todo el mundo. No la convertía en una cliente
potencial del doctor Mike. Sólo demostraba que era humana. Envidiaba un poco
la felicidad de Selena, pero ella también era feliz. Su vida era justo como
quería que fuese.
-Mira, abuela -dijo rápidamente-. Tengo que dejarte. Joe
necesita algo -se justificó ante los dioses diciendo que era una mentira
pequeña, pero sabía que le estaban poniendo una crucecita negra en el alma.
Mentir a ancianas dulces y cariñosas se veía con muy malos ojos en el mundo del
karma.
-Bueno, bueno, no quiero retenerte -dijo su abuela, con un
tono que indicaba claramente que no estaba dispuesta a colgar todavía.
-Te llamaré más tarde. -Ven a cenar.
-Yo... no puedo -rechazó, recordando que iba a estar ocupada
después del trabajo-. Pero te llamaré. Lo prometo.
-De acuerdo, pero de veras pienso que deberías...
-Tengo que irme, abuela. En serio –Demi
se inclinó sobre la mesa y siguió hablando
mientras bajaba el auricular hacia su base-. De verdad. Tengo que colgar -su
abuela seguía hablando-. Adiós.
Colgó el teléfono, sabiendo que más tarde tendría que pagar
por hacerlo.
Se recostó en la silla y pensó en todo lo que le había dicho
su abuela. Era cierto que a veces se sentía sola, como todo el mundo. Pero, en conjunto le gustaba
su vida. Era divertida, intensa. Justo como ella quería. Le gustaba la casa
vacía. El silencio. Disponer de su tiempo libremente silencio.
Se preguntó por qué, entonces la alegraba tanto que Joe fuera a ir a verla
después del trabajo.
La pequeña casa de la playa era justo cómo Joe había imaginado
la casa de Demi. La parte delantera era de madera y piedra. Debía tener al
menos sesenta años, y las barandillas del porche y las balaustradas de piedra,
talladas a mano, tenían mucho encanto.
Joe aparcó su lujoso coche y se quedó un momento observando
el lugar. A muy pocas manzanas de la playa, la casa estaba rodeada de verdor y
flores otoñales Pintada de color amarillo cálidas, con remates en verde oscuro,
tenía un aspecto muy acogedor. En el porche había muebles de mimbre de color
blanco, y la lámpara del techo emitía una suave luz rosada. Era típico de Demi
no poner una simple bombilla blanca, tenía que ir más allá.
Metió la mano en el coche, sacó la botella de vino blanco frío
que había llevado y recorrió el sendero bordeado de rosales que llevaba a la
casa.
Se encontró preguntándose de qué color serían las flores
cuando salieran en verano. Inmediatamente, desechó el pensamiento. No alargaría
la relación lo suficiente como para verlo.
Joe sonrió mientras subía los cinco escalones que llevaban a
la puerta. El cemento estaba pintado. De alguna manera, Demi había pintado el
porche y los escalones como si fueran una desvaída alfombra oriental de
flores. Era fantástico, pero se preguntó cómo se le había ocurrido la idea.
Nadie pintaba alfombras en el cemento.
me encantooooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarme encantan y la abuela de demi que onda jajaja
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