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miércoles, 13 de agosto de 2014

"cinco en casa" Niley cap 4



Nick entró por la puerta trasera de casa de su abuela sintiéndose confundido.
         En su recuerdo, Miley era la chica más guapa del instituto. Sin embargo, aunque seguía siendo hermosa, ya no era una chiquilla. Se había convertido en una mujer y en madre.
         Y, sin saber por qué, eso lo dejaba confuso. También él se había casado y se había divorciado. ¿Por qué le resultaba tan raro que ella hubiera hecho lo mismo?
         De pronto, sonó su móvil y se lo sacó del bolsillo. Era su asistente.
         –Hola, Alyson. ¿Qué pasa?
         –¡Esta mañana han anunciado los Premios Wizard y tres de las historias nominadas son tuyas!
         –Ah –repuso él, sin demasiada emoción. Su mente seguía enfocada en Miley. Algún pensamiento relacionado con ella le estaba resultando incómodo, pero no lograba detectar de qué se trataba.
         –Pensé que te pondrías más contento.
         –Estoy contento. Es genial.
         –Bueno, tus cómics también son geniales.
         Nick sonrió Su trabajo era bueno, debía reconocerlo. Él no era vanidoso, no era eso, pero tenía seguridad en sí mismo…
         Entonces, supo qué era lo que le estaba molestando de su encuentro con Miley. Ella lo había plantado. Habían quedado para salir la noche de la graduación y ella no se había presentado. Después de eso, ni siquiera había ido a casa de su abuela en todo el verano. Él no la había visto por ninguna parte, a pesar de que se había pasado todo junio, julio y agosto preguntándose por qué había aceptado quedar con él y, luego, no se había presentado.
         –Gracias por llamar, Alyson –se despidió él y colgó.
         Miley le debía una explicación. Hacía quince años, aunque la hubiera visto, no habría tenido el valor de enfrentarse a ella y pedírsela.
         Sin embargo, a los treinta y tres años, después de haberse convertido en un hombre rico y de talento, ya no le avergonzaba enfrentarse a nada.
         Además, aquello era un asunto personal.

         Y quería conocer la verdad. 
A LA mañana siguiente, Nick se levantó con resaca. Después de hablar con Alyson, se había ido a comprar leche, queso, pan y una caja de cervezas. Con la excusa de celebrar la nominación de sus cómics, había añadido a la cesta una botella de champán barato. Y, al parecer, las burbujas del champán y de la cerveza no habían sido buena mezcla, porque tenía la cabeza a punto de estallar.
         Tras ponerse una camiseta limpia y los vaqueros del día anterior, se preparó una taza de café y salió al porche a respirar un poco de aire fresco.
         Desde allí, podía ver la casa de al lado. Miley estaba en el patio, colgando ropa mojada en la cuerda. La noche anterior, Nick había decidido preguntarle por qué lo había dejado plantado. Sin embargo, en ese momento, pensó que no tenía sentido. ¿Qué le importaba a él algo que había pasado hacía quince años?
         De todos modos, siguió allí parado, observándola. Ajena a su público, Miley seguía colgando pequeñas camisetas y sujetándolas con pinzas.
         En el silencio de aquella mañana de martes a finales de abril, cuando los niños estaban en el colegio y los adultos en el trabajo, Nick se tomó su tiempo en contemplarle las piernas y el trasero cada vez que ella se agachaba. La cola de caballo se le mecía con cada movimiento, dándole el aspecto de una niña. Era difícil creer que tuviera treinta y tres años y, más aún, que fuera madre de trillizos.
         –Hola.
         Nick bajó la vista a los escalones de su porche. Allí estaba Jerry.
         –Hola, chico.
         –¿Ponemos la tele?
         –No tengo tele. Mi madre anuló la suscripción al satélite –contestó Nick, riendo y bajó los escalones–. Además, ¿no crees que tu madre se preocupará si desapareces?
         El niño asintió.
         –Debes irte a casa.
         Jerry negó con la cabeza.
         Con una sonrisa, Nick se terminó su café. Desde abajo, ya no tenía acceso visual a Miley. Podía darle un grito para avisarle de que su hijo estaba allí, pero…
         Nada de peros, se dijo. No se comportaría como un cobarde ni como un insociable. No le tenía miedo a Miley, ni pensaba convertirse en misógino a causa de su divorcio.
         Así que tomó a Jerry de la mano.
         –Vamos –dijo Nick, llevándolo hasta la linde entre las dos casas. Después de ayudarlo a pasar entre los arbustos, lo siguió al jardín vecino.


lunes, 28 de julio de 2014

"cinco en casa" Niley Regreso Cap 3




otro cap!! espero q les guste.. i estoi feliz x los comentarios q m dejaron!! saludos 



Miley Cyrus envió a sus hijos a casa.
         –Id dentro. Enseguida voy a preparar la comida.
         Entonces, volvió a centrar su atención en el hombre impresionante que tenía delante.
         Nick Jonas era el hombre más guapo que había visto en su vida. Con el pelo tan corto, grandes ojos castaños y esos hombros tan anchos, podía competir con cualquier galán de la gran pantalla.
         Miley intentó calmarse. No solo era sorprendente ver a Nick tan cambiado y tan sexy. Además, él le había despertado algunos recuerdos que había preferido mantener en el olvido.
         –Estoy divorciada –informó ella, llevándose la mano a la frente para protegerse del sol de mediodía.
         –Oh, lo siento.
         –No pasa nada –repuso ella, encogiéndose de hombros–. ¿Y qué me dices de ti?
         –También estoy divorciado.
         Su voz profunda y sensual hizo que Miley contuviera la respiración.
         Pero no pensaba sentirse atraída por él. Ya le había pasado con otro hombre guapo, del que se había enamorado de pies a cabeza. Se había casado con él y, pocos años después, se había quedado sola con tres niños. Sí, había aprendido la lección y no pensaba tropezar de nuevo con la misma piedra.
         –He oído rumores de que te has hecho muy rico –comentó ella, tras aclararse la garganta.
         –Sí. Escribo cómics.
         –¿Y se puede hacer mucho dinero con eso?
         –Bueno, se hace dinero escribiendo el guion, dibujando… y siendo dueño de la editorial –repuso él con una seductora sonrisa.
         –¿Eres dueño de una editorial? –preguntó ella, tratando de ignorar el efecto que su sonrisa le producía.
         –Y yo que pensé que el cotilleo local en Newland era más eficiente…
         –Debe de serlo. Pero yo no tengo mucho tiempo para enterarme de las cosas.
         –Entiendo por qué –señaló él, mirando hacia los niños.
         Despacio, Miley levantó la vista hacia él. También ella había cambiado desde el instituto. No se había hecho rica, pero había hecho algo más que criar a trillizos.
         –Yo también tengo una empresa.
         –¿Ah, sí?
         Ella apartó la mirada para disimular lo atraída que se sentía por él. Entonces, recordó que Nick había sido siempre alguien especial, un buen chico, honesto y amable. Y eso no hizo más que incrementar su incomodidad.
         –Es una empresa pequeña –aclaró ella, queriendo quitarle importancia porque, en realidad, prefería que él no le hiciera demasiadas preguntas sobre su vida.
         –Todo el mundo empieza desde abajo.
         Miley asintió.
         –Bueno, voy a guardar la moto en el garaje –dijo él con una sonrisa.
         Miley dio un paso atrás. No le sorprendía que él quisiera irse. ¿Qué hombre guapo y rico iba a querer estar cerca de una mujer con hijos? Tres hijos, para ser exactos.
         En ese momento, la invadieron fugaces recuerdos del Nick del instituto. Se acordó de cuando él la había ayudado con el álgebra o cuando le había pedido salir. Pero ella no había sido capaz de mantener su cita con él.
         De pronto, sintió la urgencia de disculparse por aquello, pero se quedó paralizada. Sería demasiado vergonzoso explicarle la razón por la que lo había dejado plantado en el pasado.
         –Me alegro de haberte visto.
         –Lo mismo digo –repuso él con una sonrisa desarmadora. Entonces, desapareció en el garaje, sin mirar atrás.
         Miley entró en su casa, rodeada por los trillizos. Aunque no se dirigió a la cocina, sino al salón, donde se dejó caer en un sofá.

         Al darse cuenta de que estaba temblando, se llevó un cojín a la cara. El encontrarse con alguien de sus tiempos de instituto le había llevado directa a recordar el peor día de su vida.
Su día de graduación… En el camino de regreso a casa, después de la ceremonia, su padre había parado en el bar. Borracho, había golpeado a su madre, había echado a perder el vestido de Miley echándole lejía encima y había abofeteado a Noha, estrellándola contra la pared y rompiéndole un brazo.
         La hermana de Miley, a quien su madre había considerado un milagro y su padre, un error, había estado tan malherida que Miley la había llevado al hospital. Después de que los médicos le hubieran curado el brazo, un asistente social había ido a hablar con ellas.
         –¿Dónde está vuestra madre? –había preguntado la mujer.
         –Ha salido. Yo tengo dieciocho años y estoy a cargo de mi hermana.
         Como la trabajadora social había mirado a Miley con desconfianza, ella le había mostrado su permiso de conducir.
         Cuando la trabajadora social se había ido, Noha se había vuelto hacia su hermana. Había querido decir la verdad.
         –¿Quieres terminar en un orfanato? –le había espetado Miley–. ¿O quieres que papá mate a mamá a golpes? Pues yo, no.
         Y habían seguido manteniendo la situación en secreto…
         Intentando dejar atrás sus recuerdos, Miley se obligó a respirar. Su madre estaba muerta. Y Noha se había ido de casa hacía años, a miles de kilómetros de distancia.
         ¿Y su padre?
         Seguía regentando el restaurante, pero se gastaba todo lo que ganaba en bebida y en el juego. Si no estaba borracho, estaba apostando. Miley solo lo veía cuando él iba a pedirle dinero.
         –¿Qué te pasa, mami? –le preguntó una vocecita, tocándole el hombro.
         Jerry y su gran corazón.
         –No me pasa nada –mintió ella, quitándose la almohada de la cara–. Estoy bien.
         Y estaba bien. Sobre todo, porque después de su divorcio había comprendido que ningún caballero andante acudiría a su rescate. Tenía que salvarse a sí misma. Y a sus hijos. Tenía que criarlos en un hogar donde nunca sintieran hambre, ni miedo.
         Después de que su ex se hubiera gastado el dinero de su cuenta conjunta y la hubiera abandonado con tres hijos, Miley había aprendido que a los hombres no les importaba que los niños tuvieran miedo o hambre. Era ella la única que podía ocuparse de impedir que eso sucediera.
         Y eso estaba haciendo.
         Pero nunca, jamás volvería a confiar en un hombre.
         Ni siquiera en el dulce Nick.


lunes, 21 de julio de 2014

"cinco en casa" Niley Regreso Cap 2





Miley. Miley Cyrus. La chica más guapa del instituto. Era la nieta de la vecina de su abuela. Hacía años, él la había ayudado con los deberes de álgebra solo para poder sentarse a su lado.
         –¡Jerry! ¿Cariño? ¿Dónde estás?
         Suave y dulce, su voz penetró en Nick como la primera brisa de la primavera. Miró al pequeño.
         –Supongo que tú eres Jerry.
         El niño sonrió.
         De pronto, el seto se movió y allí estaba ella, con el pelo rubio recogido en una cola de caballo.
         Durante los últimos quince años, Nick había cambiado en casi todo. Ella, sin embargo, parecía haber quedado congelada en el tiempo. Sus enormes ojos azules seguían brillando bajo densas pestañas. Sus jugosos labios sonreían como si fuera lo más natural del mundo. Su piel seguía teniendo el mismo aspecto cremoso y suave, igual que si fuera una adolescente, aunque ya tenía treinta y tres años. Llevaba una camiseta azul y pantalones cortos que acentuaban su pequeña cintura y sus bonitas caderas. Y sus piernas eran tan perfectas como cuando había actuado como animadora del equipo de fútbol del instituto de Newland.
         Aquellos recuerdos hicieron que el corazón se le acelerara a Nick. Se habían conocido porque sus abuelas habían sido vecinas. Y, aunque ella había sido reina del baile casi todos los años y jefa de las animadoras y él había sido el más marginado de los raritos, había querido besarla desde que había tenido doce años.
         Había estado loco por ella.
         –¿Puedo ayudarlo? –preguntó ella, mirándolo dubitativa.
         No lo reconocía, adivinó él y sonrió. Mucho mejor así.
         –¿No me recuerdas?
         –¿Debería?
         –Bueno, gracias a mí, aprobaste álgebra.
         Ella lo miró pensativa y, soltó un gritito de sorpresa.
         –¿Nick?
         –En carne y hueso.
         Miley posó los ojos en su chaqueta de cuero, sus vaqueros y el casco que llevaba bajo el brazo. Frunció el ceño, como si aquella imagen no concordara con la del chico flacucho y tímido del instituto.
         –¿Nick?
         Él se quitó las gafas de sol, para que pudiera verle la cara y rio.
         –He cambiado un poco.
         Cuando ella volvió a mirarlo de arriba abajo, el cuerpo de él reaccionó igual que si fuera el adolescente enamorado de hacía años y le subió la temperatura.
         Entonces, Nick miró al pequeño y a Miley de nuevo.
         –¿Es tuyo?
         –Sí –afirmó ella, revolviéndole el pelo a Jerry.
         –¡Mamá! ¡Mamá! –gritó una niña rubia, corriendo hacia ella–. Desty me ha pegado –protestó, agarrándose a la pierna de su madre.
         Una niña morena apareció detrás de ella.
         –¡No es verdad!
         Nick arqueó las cejas. ¿Tenía tres hijos?
         –Estos son mis niños, Jerry, Destiny y Alena Rose –dijo Miley, acariciándoles la cabeza a los tres con gesto cariñoso–. Son trillizos.
         –¿Trillizos? –preguntó él, boquiabierto.
         –Sí.
         Vaya.

         –Tu marido debe de estar… –comenzó a decir él, mientras un tropel de adjetivos se le venían a la mente: agotado, asustado, saturado–… orgulloso.


AK EL SEGUNDO CAP CHICAS I PERDÓN X LA DEMORA SOLO Q TeNDRAN Q ESPERAR PORQUE MI TRAB NO M DA TIEMPO... :/  LAS KIERO

sábado, 12 de julio de 2014

"cinco en casa" Niley Regreso Cap I



primer cap chicas. perdón la ree demora prometo no desaparecer x mucho tiempo solo espero q les guste esta nove q es mui linda... yo espero que no se hayan olvidado d miii :/ yo aun no m olvide d ninguna. jeje espero recibir sus comentarios las kiero y nos veremos pronto bye bye.. saludos...



Lo mejor de ser rico para Nick Jonas era que podía tener todo lo que se le antojara.
Subiendo por la carretera que llevaba a Maryland, en un soleada mañana de abril, sonrió mientras pisaba el acelerador de su motocicleta negra. Ademas, le encantaba tener poder para decidir su propio horario.
Era lo que estaba haciendo en ese momento. Su abuela había muerto hacia un mes y había que recoger la casa y prepararla para la venta. Nick podía haber contratado a alguien para el trabajo, pero la abuela Jonas había tenido el hábito de esconder dinero y joyas. No habían encontrado nada del tesoro familiar en su casa de Florida, por lo que la madre de Nick había supuesto que debía de estar en su casa de Maryland. Y él se había ofrecido voluntario para ir hasta el antiguo hogar familiar y buscarlo.
Además, Nick había zanjado por fin el asunto de su divorcio hacía una semana  y había necesitado vacaciones. Después de cuatro año luchando por el dinero, su ex esposa había aceptado conformarse con gran parte de su compañía.
Ella lo había engañado. Le había sido infiel. Y había conseguido el treinta por ciento de todo por lo que él siempre había trabajado. La vida no era justa.
Nick necesitaba algo de tiempo para superar su rabia u el dolor y poder seguir adelante con su vida. Buscar joyas escondidas en una casa a casi mil kilómetros de distancia podría ayudarlo a relajarse y olvidar el pasado.
Por eso, se había tomado todo el mes de vacaciones, sin tener que dar explicaciones a nadie. Pisando el acelerador, tomó el desvío hacia Newland, el pueblo donde se había criado. Después de comprar la editorial que publicaba sus novelas gráficas, se había mudado con toda su familia a Florida, para poder disfrutar del sol. Sus padres habían vuelto de vez en cuando. Su abuela había pasado los veranos allí. Pero Nick llevaba quince largos años sin regresar. Se había convertido en un hombre rico. Ya no era el chico rarito y flacucho con quien nadie había querido jugar. Se había convertido en un hombre alto y fuerte que había sabido utilizar su talento para hacerse una fortuna.
         Cuando llegó a la calle principal, giró hacia la casa de su abuela y enseguida divisó la vieja construcción. Las contraventanas de madera azul hacían destacar las blancas paredes. Un alto seto bordeaba el camino de entrada, dándole una mayor sensación de privacidad. Era un escenario tranquilo, sencillo. La clase de vida que disfrutaba la gente de allí, muy distinta del ajetreo de trabajo y fiestas al que su familia y él se habían acostumbrado en la Costa Este.
         Nick paró el motor, se quitó el casco y se sacó las gafas de sol de un bolsillo. Tras ponérselas, se acercó a la puerta de madera del garaje y la abrió de un tirón. Su abuela no había usado cerrojo ni puertas de apertura automática. Aquel pueblo era tan tranquilo como seguro. Otra diferencia esencial con el sitio donde él vivía. En Newland, todo el mundo conocía a sus vecinos y se llevaba bien con ellos. Él echaba de menos esas cosas.
         Ignorando el olor a cerrado que lo envolvió, metió la moto en el garaje.
         –Hola.
         Nick se detuvo, miró a su alrededor y, al no ver a nadie, continuó con lo que estaba haciendo.
         –Hola –repitió la voz, más alto.
         Siguiendo el origen del sonido con la mirada, se topó con un chiquillo que no debía de tener más de cuatro años.
         –Hola –volvió a decir el niño, sonriendo, parado entre el seto que separaba la casa de la de al lado.
         –Hola, chico.
         –¿Es tuya esa moto?
         –Sí –contestó Nick y se acercó a él para apartar los arbustos del seto y poder verlo mejor.
         El pequeño tenía el pelo castaño, corto y alborotado. Llevaba una camiseta manchada de tierra y los pantalones le quedaban demasiado grandes.
         –¿Puedo dar una güelta?
         –Querrás decir una vuelta –repuso Nick y miró hacia su moto–. Um –murmuró, pensativo. Nunca había llevado a un niño en su moto. Lo cierto era que apenas se relacionaba con niños.
         –Jerry…

         Cuando la melodiosa voz flotó hasta él, Nick se quedó sin aliento.

Miley. Miley Cyrus. La chica más guapa del instituto. Era la nieta de la vecina de su abuela. Hacía años, él la había ayudado con los deberes de álgebra solo para poder sentarse a su lado.
         –¡Jerry! ¿Cariño? ¿Dónde estás?
         Suave y dulce, su voz penetró en Nick como la primera brisa de la primavera. Miró al pequeño.
         –Supongo que tú eres Jerry.
         El niño sonrió.
         De pronto, el seto se movió y allí estaba ella, con el pelo rubio recogido en una cola de caballo.
         Durante los últimos quince años, Nick había cambiado en casi todo. Ella, sin embargo, parecía haber quedado congelada en el tiempo. Sus enormes ojos azules seguían brillando bajo densas pestañas. Sus jugosos labios sonreían como si fuera lo más natural del mundo. Su piel seguía teniendo el mismo aspecto cremoso y suave, igual que si fuera una adolescente, aunque ya tenía treinta y tres años. Llevaba una camiseta azul y pantalones cortos que acentuaban su pequeña cintura y sus bonitas caderas. Y sus piernas eran tan perfectas como cuando había actuado como animadora del equipo de fútbol del instituto de Newland. 


jueves, 11 de julio de 2013

"cinco en casa" Niley Regreso


Un padre para sus trillizos.


Miley Cyrus, madre soltera, trabajaba mucho para ofrecerles a sus trillizos una infancia feliz y sin escaseces. Había conseguido montar un negocio de tartas a domicilio, aunque los inicios no estaban siendo muy fáciles. Todo cambio cuando el imponente Nick Jonas regreso al pueblo, despertando en ella recuerdo que habría preferido dejar en el olvido. Pero, cuando vio lo bien que encajaba con sus hijos, ¡Miley se dio cuenta de que cinco podría ser el numero perfecto!



hola chicas tanto tiempo.. estoy de regreso con esta nove.. ya q dje una a medias.. pero tendrán q esperar ... ya m pondre al dia.. jeje las quiero i espero comentarios para ver si no m olvidaron.. jeje las kiero.. ;)


jueves, 28 de junio de 2012

" PoR eL PlAcEr De EsTaR cOnTiGo" Cap 29


hola mis amigas del corazón!!! aparecí de nuevo con este capitulo de esta nove.. jeje y también mostrando le a mi princesa... :D  ella es <3Oli <3el amor de mi vida :D jeje

y queria decirles que espero q sepan disculpar por no haber subido las noves pero ahora se me hace muy complicado hacerlo... espero q entiendan!! las kiero mucho y las extraño... :) 




Miley podría jurar que el comportamiento que tenían era el típico de una pareja. Nick la trataba como tal.

- A veces pienso que puedes llegar a estar enamorado... -soltó impactándole

- No lo creo... -dijo convencido y besando ahora su nuca

- Mira como me tratas...

- Te trato como te mereces...

- ¿Te estás oyendo?

- No Mley, no confundas las cosas... ¿Quieres comer entonces?

- Si -contestó indignada- pero cocinas tú

Salió del baño no sin antes dedicarle una mirada extraña. Miley se empezaba a mosquear con él. ¿Estaba ciego? Tal vez el viaje la había apaciguado, pero ahora, de nuevo con su típico carácter, estaba segura de que no veía cosas donde no las había. Nick la trataba como a una reina , eso era raro, muy muy raro.

Se sentaron en la mesa y Nick sirvió dos trozos de carne casi quemados y algo de ensalada.

- Nick ¿Qué estabas haciendo mientras hacías la carne? Se te ha quemado un poco…

- Es que me distraje viendo la tele, si no te gusta puedo hacerte otra cosa...

- No, no. Solo rasparé un poco lo negro con el cuchillo y ya..

- Podemos llamar a mi madre y que nos traiga algo.

- Que no, venga siéntate ya y come.

Los dos comenzaron a comer y de vez en cuando se miraban. Aquello no podía ser únicamente amistad. Miley se lo repetía constantemente en su cabeza. Pero Nick lo negaba. ¿Tal vez no sabía qué se sentía y por eso no se daba cuenta? Nick no era tonto, debería saberlo.

- ¿Por qué intentaste ligarte a la de ayer?

- Porque estaba buena -rió

- Qué absurdo. Si te tuvieras que ligar a todas las que están buenas..

- Ojalá pudiera.

Lo miró con desaprobación y llevó su plato al fregadero. Nick lo llevó algo después.

- Bueno, me marcho a casa... ¿Me llevas o... llamo un taxi?

- ¿Por qué no te quedas? Descansamos y por la noche te llevo.

Miley sacó una conclusión precipitada. No quería que se quedara a dormir.

- No, mejor me voy. Tengo que preparar lo del vestido de mañana y tal...

- Como quieras.

¡No le insistía para que se quedara! Acojonante, pensó ella.





domingo, 20 de mayo de 2012

" PoR eL PlAcEr De EsTaR cOnTiGo" Cap 28




- Hace mucho que no veo tu carácter destructor. Desde que estamos en Londres no te he visto muy agresiva -rió

- Es lo que tiene...

- Miley, ¿Sabes que me he dado cuenta de una cosa en tu comportamiento?

- Qué cosa.

- Que tienes miedo a no gustar. ¿Es por lo que me acabas de contar verdad? -ella asintió- Pues no deberías tener ese miedo porque realmente eres increíble.

- No es cuestión de ser sólo increíble. Todo el mundo suele decir que lo que importa es el interior... pero eso es una gran mentira. ¿Acaso si una chica es fea, alguien se va a acercar a ella para conocer su interior? No, ¿Verdad? La imagen es lo que llama la atención para ir a conocer... Pongamos tu caso. Eres guapísimo, y tu comportamiento es de un auténtico capullo, en general. ¿Alguna chica se ha acercado a ti por tu interior? No... Sólo por tu físico.

- Yo a ti me he acercado por tu físico. Eres una mujer muy guapa.

- Ahora que tengo veintitrés años y me he pasado horas y horas en el gimnasio.

- Juraría que tú no eras un horror.

- No es que fuera un horror Nick, yo era mona. Tenía mi encanto, pero no sé. Los chicos con dieciséis años solo van a por las populares y guapas. No las monas.

- Tienes un gran trauma Miley- Yo puedo ayudarte a superarlo. Mírame ¿Vale? , siéntate bien.

Ella se sentó bien y lo miró sonriente.

- Yo ahora mismo no cambiaría nada de ti. Eres perfecta tal y como eres -sonrió Miley- Y mira tu sonrisa, ¡el mundo estaría loco si dijera que tu sonrisa no es preciosa!.

- Eres un encanto.

- No, el encanto eres tú. Créeme. Tus ojos siempre brillan, tu pelo es suave... y huele que te mueres. Y si quieres, para que te lo creas, te podría llamar diariamente para decírtelo. Así te conciencias un poco. Es una pena que no confíes en lo que te digo, porque lo que yo veo, es magnífico. Puedo seguir por tus labios... -los tocó son sus dedos- los... besaría todo el día si me dejaras... Y aparte de tu sonrisa, está tu risa Es muy sexy... Si lo que quieres es ser perfecta, quédate tal y como estás.

Miley no pudo resistir la tentación de darle un beso y un abrazo. ¿Sería así Nick de verdad? Con las últimas palabras había perdido completamente la razón.

- Nick eso te quedó muy bonito.

- Me salió del corazón, es lo que pienso.

- A mí me sale del corazón decir que... no quiero que dejemos de ser amigos por nada del mundo.

- Nadie ha dicho que vayamos a dejar de serlo.

- Joder Nick, te quiero... -lo abrazó de nuevo y se dio cuenta de lo que acababa de decir

- Yo también te quiero preciosa.

Hubiera deseado que el tono en el que se lo dijo hubiera sido serio, no con esa sonrisa inocente, sí inocente viniendo de él. Lo había dicho como amigos. Pero para Miley era imposible ser sólo su amiga. Una relación con él sería imposible. Él tenía a millones de chicas entre las que poder elegir y ella solo le tenía a él. En ese momento solo a él. Había comenzado a adorar su sonrisa, y sus ojos marrones, pequeños pero expresivos. Y... su piel ... y toda su vida en sí.

Algunas horas más tarde aterrizaron en Nueva York. Miley deseaba que la siguiera tratando del mismo modo, y que fuera igual de sensible con ella. Por favor. La abrazó por la cintura nada más bajar del avión y cruzar el aeropuerto. Tuvo que detenerse algunos instantes para firmar a algunas chicas y Miley permaneció siempre a un lado. Parecía tonta, pensaba ella de sí misma. Nunca antes se había comportado con esa parsimonia y estupidez. Lo miraba atontada, como si el mundo se hubiera detenido.



Tras pasar por eso, el coche de Nick esperaba en una zona reservada. Él mismo la invitó a subir con él y llevarla a dónde quisiera. Miley tuvo que espabilar y no comportarse como una imbécil. Intentaría comportarse como siempre.

-Miley ¿Coges mi agenda electrónica un momento? Mira qué es lo próximo.....

Miley cogió del bolso de Nick aquel aparato y lo encendió. Usó el lápiz para la pantalla táctil y no dudó en mirarle las cosas que tenía apuntadas. En los próximos días él tenía una cena en la Casa Blanca. Sonaba importante.
Y lo era. Siguió revisando para los próximos días y vio a una tal Sam , "Visitar a Sam" , inmediatamente se lo borró. Que se jodiera. No iba a permitir que viera a nadie más si estaba en su mano.

- Tienes cena en la Casa Blanca.

- ¿Vas a venir conmigo?

- Pero cómo, a mi no me han invitado.

- Eres mi acompañante.

Nick se veía muy bien mientras conducía. Estaba serio y concentrado.

- No iré Nick, nunca he ido a esos sitios...

- Pues ya es hora de que vengas.

- ¿Y qué dirán?

- ¿Qué dirán, de qué?

- De que yo vaya contigo. Dirán que estamos saliendo.

- Y yo diré que eres mi amiga-estilista.

- No se lo creerán.

- Pues eso entonces no es asunto nuestro, es su problema.

- De todas maneras, no tengo preparado vestido, ni zapatos, ni nada... Por cierto, tu traje debería estar ya preparado.

Ahora se mentalizaba para ir de su brazo a una cena de gala. ¿Qué sería lo siguiente? Llegaron a casa de Nick y Miley enseguida fue a mirarse al espejo. No soportaba pasar horas sin mirarse al espejo. Tenía ojeras. Se tapó la cara y se metió en el baño para buscar entre sus cosas un corrector. Cuando encontró el tubito y vio que no echaba nada, se enfureció. ¡Para una cosa que necesitaba en ese instante y no tenía! Abrió la puerta del baño y llamó a Nick. Éste apareció rápido.

- ¿Necesitas algo?

- ¿Tienes corrector de ojeras?

- ¿Para qué..?

- ¡Para metértelo por ...! ¡Para qué va a ser! Para las ojeras.

- Ya empezaba a extrañar que no me dijeras alguna cosa así.. No necesitas nada. Estás bien así.

- Sí, claro...

- ¿Quieres comer algo? He encontrado un par de trozos de carne en la nevera, puedo cocinarlos ahora y así comemos.

- Solo quiero corrector -Nick entró y la abrazó por detrás, besando así la curva de su cuello-

- No necesitas más corrector que tu sonrisa... no te pongas seria. No me gusta.




" PoR eL PlAcEr De EsTaR cOnTiGo" Cap 26



bueno chicas les dejo capítulos de esta nove q a estado un poco abandonada.... jeje las kiero ;)  :*



Habían pasado ya dos horas desde que el avión despegó de Londres. Miley se había quedado dormida y poco a poco había ido recostándose sobre Nick hasta quedar completamente con la cabeza en sus piernas. Nick se percató de que tenía frío y buscó una de esas pequeñas mantas que siempre había bajo los asientos. Se la puso por encima. Después, Nick no pudo soportar el sueño y al igual que su compañera de viaje, cerró los ojos y se durmió.

El trayecto estaba resultando muy tranquilo hasta que pasaron por una zona turbulenta debido al mal tiempo. Miley se despertó y comprobó si Nick dormía. Estaba en lo cierto. Había pasado todo aquel tiempo con una mano en el paquete de Nick y ni siquiera se había dado cuenta. Apretó un poco en aquella parte y él enseguida abrió los ojos, Miley los cerró. Trató de apartarle la mano de ahí, pero Miley se resistió. Cuando hubieron pasado otros cinco minutos, ella volvió a actuar, esta vez más descarada. Se tapó la cabeza con la manta y le bajó la cremallera de los vaqueros.

- ¡Miley! -exclamó intentando no llamar la atención- ¿Qué estás haciendo dios mío?

Ella no le contestó, solamente acarició lo que comenzaba a tomar forma. Se destapó la cabeza y le sonrió.

- Oh Miley no... no aquí no. ¿No ves que se me va a poner dura?

- Eso es lo que quiero.

Jugueteó un rato con sus manos y cuando lo hubo calentado paró.

- ¿Y ahora qué? -dijo tapándose con la manta, que ya había abandonado Miley

- Ahora... espera a que se baje..

- ¿Cómo? Esto a mí no se me baja sólo deseándolo. Eres peor que una serpiente...

- Las serpientes tienen sangre fría... y yo, no tengo sangre fría...

- Me duele -dijo mordiéndose el labio de abajo- Maldita...

- hacértelo delante de mí.

- Sí, y delante de toda esta gente...

- Están casi todos dormidos, nadie se dará cuenta. Bueno, voy a hacer pis ¿Vale? No te muevas de aquí, ya mismo vuelvo para ver tu tienda de campaña -se levantó y caminó hacia el servicio.

- Y encima no te rías.

¿Sería una invitación? La cosa es que Nick no aguantó más aquello. La siguió en cuanto ella se dio la vuelta. Llamó a la puerta y escuchó su voz.

- Está ocupado.

- Soy yo, calienta-braguetas.

- Oh, no sé quién eres tú -dijo riendo

- Vamos, abre.

Miley estiró su brazo para alcanzar el pestillo de seguridad y abrió. Él entró bastante urgido.

- Vamos termina, que necesito tus servicios.

- Hazte la paja aquí, ahora nadie te ve.

- Nunca me ha gustado hacérmelo, no desde que puedo tener quien me las haga ¿Entiendes?

- Oh si. Entonces, puedo entender que cuando eras un adolescente con las hormonas en plena ebullición, sí te hacías... -tiró de la cadena y se subió las braguitas y el pantalón

- No me tortures más, mujer.

- La tienes muy grande ¿Lo sabías?

- Y a ti te cabe toda.

Miley lo agarró de la cintura del pantalón y lo pegó a su cuerpo. Era excitante. Imponente. Tan jodidamente sexy.

- Vamos, estoy dispuesta aquí.

Nick le comió la boca y ella no pudo hacer más que abrir las piernas y recibirlo entero.

- No creo que mi súper pene tenga poderes para traspasar esa puta tela. Tienes que estar mojada y me sube un calor por la columna vertebral que hace temblar mis piernas... vamos bájatelo todo.

Miley le hizo casi como si estuviera abducida por él, y después él se la sacó para metérsela tan dentro como pudo. Ella le clavó las uñas en los hombros, no hacía ni cuatro horas que habían llegado a un orgasmo juntos y ya estaban otra vez. La atracción los consumía a los dos.

- Joder estás tan buena -susurró en su oído mientras ella ayudaba con sus caderas- y tan caliente siempre...

- Y tú qué, siempre tan duro como una piedra.

- Es por tu culpa cariño -mordió su oreja- te estaría follando hasta la muerte...

- Sigue diciéndome eso, me excita más...

- Te puedo decir que sigo sin olvidarme de tu boquita. Me pones muy cachondo. Anoche dormí con tus bragas en la mano, y antes de eso me masturbé en la ducha.

- Si... y... -no podía hablar- ¿Pensaste en mí?

- Pensé en cómo tu boca me devoraba la última noche.

Nick aceleró e intensificó las embestidas, consiguiendo que su chica en aquel momento se corriera. Notó cómo se contraía a su alrededor, provocando el mismo efecto en él. Permanecieron unos minutos allí parados, hasta que pudieron caminar. Se arreglaron y pensaron en salir.

- No espera, un momento -Nick le robó un último beso- Ya podemos salir.