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viernes, 18 de marzo de 2011

NILEY ♥"En tu kma o en la mia?"♥ Cap 7





Hola!! chicas ak les dejo el septimo cap... un beso grande y espero q les guste... :D las kiero muchoo :D y perdon ya lo arregleee es q estuve apurada y no m di cuenta... :D pero bue aky esta les dejo bien... un besoo ;D




—Vamos. Frankie querrá preparar una estrategia antes del partido. La última vez que jugamos al fútbol con los Cyrus nos dieron una paliza. Tienen a la mujer de Zac, quien ha pasado por tres partos. No se anda con chiquitas.
—Y Miley juega como un hombre —dijo Joe.
—No te preocupes por Miley. Yo me encargaré de ella. Tú ocúpate de Demi.
Joe sonrió.

—Hasta que nos casemos, seguirá siendo una Cyrus. El enemigo.


Se dirigieron hacia la extensión de hierba, cubierta por la nieve. Al cabo de unos minutos todos los jugadores estaban congregados en el centro del terreno de juego. Nick vio a Miley y la saludó con la mano, y ella le devolvió el saludo con una sonrisa vacilante. Estaba tan hermosa con tanta ropa de abrigo que Nick no pudo evitar la fantasía de desnudarla lentamente… Respiró hondo y cerró los ojos. Aquél no era el momento para pensar en desnudarse con Miley.
Una vez que estuvieron todos reunidos, Frankie levantó la mano.
—Bienvenidos al primer y posiblemente único partido invernal. Siguiendo la tradición de nuestro partido de verano anual, hemos decidido recuperar el antiguo trofeo —mostró el desatascador de inodoro que llevaba oculto a la espalda y todo el mundo se echó a reír y a batir palmas, sorprendidos de ver el trofeo después de tanto tiempo—. La última vez que se entregó este trofeo fue hace seis años, y según reza la inscripción, lo ganaron los Cyrus.
—Gracias a un touchdown de Miley —dijo Nick, mirándola—. ¿Te acuerdas? Jason te lanzó el balón y tú te escapaste de todo el mundo. Nadie pudo alcanzarte.
Ella lo miró extrañada.
—No lo recuerdo.
—Yo sí —repuso Nick—. Fue un partido memorable.
Rodeó lentamente a los jugadores mientras Frankie explicaba las reglas de juego y se detuvo detrás de Miley, con la mirada fija en Joe y Demi.
—Parecen muy felices —murmuró—. ¿A ti qué te parece?
Miley lo miró por encima del hombro.
—Sí —afirmó.
Frankie señaló la lista de ganadores, escrita con un rotulador en el asa de madera.
—Hoy nuestros capitanes serán Joe y Demi. Los equipos estarán igualados con Vanessa, la mujer de Zac, y Kevin, el marido de Danielle, así que nadie tendrá que sentarse en el banquillo.
Braison no estuvo de acuerdo.
—Nosotros somos tres chicos y tres chicas, y vosotros cuatro chicos y dos chicas. ¿A eso lo llamas estar igualados?
—Kevin se operó de la rodilla el año pasado —dijo Frankie—. Y Vanessa jugaba al fútbol en la universidad. A mí me parece que estamos igualados…
Se lanzó la moneda al aire y comenzó el partido. Frankie hacía de mariscal de campo para el equipo de los Jonas, y cuando inició el ataque para lanzarle el balón a Danielle, Miley apareció delante de ella e interceptó el pase.
Echó a correr por la línea de banda y Nick se lanzó en su persecución. Apenas tardó unos segundos en cubrir la distancia que los separaba. La agarró por la cintura, la levantó del suelo y los dos cayeron a la nieve junto al terreno de juego.
De jóvenes siempre habían jugado sin miramientos, y había sido muy divertido. Pero ahora, tirado en el suelo con Miley encima de él, el juego adquiría un matiz sexual desconocido hasta entonces.
— ¡Esto es touchfootball! —gritó ella—. ¡No puede haber contacto!
—Ni siquiera te estoy tocando como me gustaría… —murmuró él. La hizo rodar de costado y se colocó sobre ella—. Tenemos que hablar.
Ella se retorció, intentando escapar.
—Si crees que puedes convencerme para que abandone el partido, olvídalo —espetó ella—. Sólo porque me besaste aquella vez…
—Más tarde —replicó él al ver que Frankie se acercaba. Se apartó de Miley y la ayudó a levantarse. Le sacudió la nieve del trasero y la mandó con su equipo, al otro lado de la línea de scrimmage—. Buena recepción —le gritó.
Un cambio de posesión llevó a Nick al ataque. Recibió el balón de Frankie y echó a correr por el campo. Vio a Miley corriendo hacia él y supo que se disponía a detenerlo como fuera. Eso era lo que le gustaba de Miley. Nunca rechazaba un desafío. Pero, en vez de acelerar el paso, redujo la velocidad hasta que ella lo alcanzó.
Hizo una finta a izquierda y derecha, pero Miley lo sorprendió al seguir sus movimientos. Entonces Nick, dándose cuenta de que no iba a desequilibrarla, la agarró por la cintura y la llevó con él hacia la zona de anotación. Pero Miley le dio una patada al balón mientras corría, arrancándosela de la mano.
— ¡Balón suelto! —gritó Miley.
Braison estaba justo detrás de ellos. Agarró el balón y echó a correr hacia la zona de anotación contraria. Nick se giró y dejó caer a Miley en la nieve. Pero cuando se disponía a lanzarse en persecución de Braison, Miley lo agarró por la pierna y lo hizo caer. Rápidamente se montó a horcajadas sobre él y vio cómo Braison anotaba un tanto.
Empezó a dar brincos mientras vitoreaba a su hermano, y con sus botes le provocó una dolorosa reacción a Nick. Maldiciendo en voz baja, se dio la vuelta y la tiró al suelo, agarró un puñado de nieve y se lo restregó contra el rostro.
—No sabes perder —gritó ella, forcejando con él. Consiguió derribarlo de espaldas y le sujetó los brazos a ambos lados de la cabeza.
—Bésame —murmuró él.
Miley frunció el ceño.
—Aquí no. Nos verán todos.
Nick le apartó la nieve del cabello.
— ¿Dónde? ¿Cuándo?
—Más tarde —dijo ella—. Después de cenar.
—Reúnete conmigo en el cobertizo.
Miley sacudió la cabeza, se puso en pie y echó a correr hacia sus compañeros. Se dio la vuelta y lo miró con una sonrisa burlona.
—Vais a perder… —tarareó—. A perder… a perder…
Ejecutó una pequeña danza, meneando el trasero. Nick no pudo evitar reírse. Dios… era increíblemente sexy. Mientras veía cómo se alejaba, pensó cómo sería pasar una noche con ella. Tener todo el tiempo del mundo para seducirla. Para desnudarla lentamente y hacerla gemir de placer con sus caricias. Miley había sido la protagonista de sus fantasías adolescentes. Pero aquellos juegos juveniles no podían ni compararse a las cosas que se imaginaba ahora.
—¡Nick!
Levantó la mirada y vio a Frankie.
—Concéntrate en el partido —gritó su hermano.
Estuvieron jugando durante una hora, y al final el trofeo fue a parar a los Cyrus, gracias al touchdown que Vanessa, la mujer de Zac, consiguió en el último minuto.
De regreso a casa, Nick se quedó atrás deliberadamente, manteniendo la vista fija en Miley. ¿Cómo habrían sido las cosas entre ellos si hubiera aceptado su proposición seis años atrás? ¿Estarían allí, en aquel mismo lugar, deseándose mutuamente? ¿O se mirarían con vergüenza y remordimiento, en vez de excitación e impaciencia?
Tal vez las cosas hubieran salido tal y como se suponía que debían salir aquel verano. Pero lo que estaba pasando ahora entre ellos aún estaba en manos del destino. Y todo empezaría o terminaría aquella noche, en el cobertizo de las barcas.


Las dos familias se juntaron en el gran salón de los Jonas para compartir el chili y el pan de maíz. Después de la cena, Nick y Miley se unieron a Joe y Demi en una partida de Monopolio, pero Miley apenas podía concentrarse, especialmente por la manera con que Nick le rozaba el pie bajo la mesa. Mantuvo la vista en el tablero, intentando controlar su desbocado corazón. Otros hombres la habían tocado de la forma más íntima posible, y ella apenas había reaccionado. Pero Nick sólo necesitaba acariciarle el pie con el suyo para hacerla arder de deseo.




—Park Place —anunció Joe cuando la ficha de Demi cayó en su propiedad—. Vamos a ver… Serán mil doscientos dólares, por favor.
Nick se echó a reír al observar el dinero acumulado por Joe.
—Parece que tienes bastante para comprarte esa motocicleta.
Joe fulminó a su hermano con la mirada, y Demi frunció el ceño al instante.
—¿Qué motocicleta?
—Joe va a comprarse una motocicleta cuando estéis casados —dijo Nick, barajando sus tarjetas de propiedad—. Nuestra madre no se lo ha permitido hasta ahora, pero cuando sea un hombre casado no podrá impedirle nada, puesto que serás tú quien esté al mando —clavó la mirada en Demi, esperando su respuesta.
A Miley le pareció un extraño giro en la conversación. Le frunció el ceño a Nick, pero él se limitó a sonreír y se puso a contar su dinero.
—No puedes tener una moto —dijo Demi—. Son muy peligrosas. No te lo permitiré.
—Pero, Dem, sería muy útil. No podemos permitirnos dos coches. Y la gasolina sería más barata.
—No —rechazó Demi rotundamente—. No voy a permitirlo.
Joe se irguió en la silla como un crío enfurruñado.
— ¿Qué quieres decir con eso? No eres mi madre.
—Joe debería tomar sus propias decisiones —murmuró Nick.
Miley le dio un puntapié bajo la mesa.
— ¡Ay! —exclamó con una mueca de dolor. Joe y Demi lo miraron y él sonrió forzadamente—. Un calambre. Demasiado ejercicio en la nieve —agarró su dinero y se lo tendió a Miley—. Me retiro.
Miley alternó la mirada entre las adustas expresiones de Joe y Demi y la sonrisa de satisfacción de Nick, y supo que había iniciado aquella discusión a propósito.
—Yo también me retiro.
—Nick tiene razón —dijo Joe—. Soy un hombre adulto. Puedo hacer lo que quiera.
— ¿Quién va a pagar esa motocicleta? —Preguntó Demi—. Yo no, desde luego. Y si crees que puedes usar el dinero de la boda, estás muy equivocado.
Miley se levantó rápidamente y siguió a Nick a la cocina. Él dejó su vaso en el fregadero y se despidió de sus padres, que estaban jugando a las cartas con los padres de Miley.
—Voy a bajar al cobertizo a ver si puedo encender la calefacción. Vamos a necesitar ese espacio.
—Y yo voy a volver al hotel —dijo Miley—. Tengo que hacer algunas llamadas. Os veré a todos mañana.
A nadie pareció extrañarle que se marcharan los dos al mismo tiempo. Nick la ayudó a ponerse el abrigo y salieron juntos por la puerta principal.
Una vez en el exterior, la agarró de la mano y la llevó hacia el sendero que conducía al lago.
—Nick, tal vez deberíamos… ¿Adónde vamos?
—Al cobertizo. Me vendrá bien un poco de ayuda para encender la calefacción. Puedes sujetar mis herramientas.
Miley se echó a reír y echó a andar junto a él. El frío aire nocturno agudizaba sus sentidos, y sintió cómo le daba un vuelco el corazón al pensar en lo que pasaría cuando estuvieran a solas. Miley nunca se había considerado una mujer apasionada. Siempre había podido controlar sus deseos. Pero con Nick no podía dejar de pensar en el sexo.
Su intención era mantener la compostura, pero toda su resistencia se venía abajo en cuanto él la tocaba. Su lado más racional podía enumerar una larga lista de razones por las que no debía acostarse con Nick, pero el pulso empezó a latirle con fuerza y su cerebro fue incapaz de seguir pensando con coherencia. No podía hacer otra que dejarse llevar y abandonarse a las poderosas sensaciones que la consumían. No se había sentido igual desde aquella noche con Nick en el lago, seis años atrás.
Pero ¿de verdad estaba dispuesta a hacer eso? Durante los últimos meses se había sentido vacía por dentro, como si su vida ya no pudiera hacerla feliz. Sería muy fácil llenar aquel vacío con Nick. Y quizá se sintiera mejor por una temporada. Aun así, se resistía a creer que necesitara a un hombre para ser feliz. Seguramente lo único que necesitaba era sexo.
Al menos ahora era lo bastante madura para saber la diferencia entre el deseo y el amor. Aunque sucumbiera a la atracción física, podría seguir manteniendo el control de sus emociones. Nick era la última persona en el mundo de la que se permitiría enamorarse. Era el único hombre que podía romperle el corazón. Y eso lo convertía en un riesgo muy peligroso.
Y sin embargo, no tenía miedo. Al contrario, se sentía completamente libre y liberada. Por fin podía dar rienda suelta a sus deseos y comprobar hasta dónde llegaba su pasión por Nick. Ya no tenía que seguir fingiendo. Él la deseaba y ella lo deseaba, y ninguno de los dos tenía necesidad de negarlo.
La sombra del cobertizo de los Jonas se recortaba en la loma, junto a la orilla. La parte baja albergaba el pequeño velero de los Jonas y su vieja lancha, pero el piso superior estaba acondicionado para acoger invitados. Era un pequeño apartamento completamente amueblado, provisto de cocina y cuarto de baño. Los postigos estaban cerrados por el invierno, lo que confería a la casa un aspecto frío y hostil.
Nick le sujetó la mano mientras ella subía con cuidado los escalones cubiertos de nieve. Miley miró por encima del hombro y vio las huellas a la luz de la luna.
—Van a saber que hemos venido juntos.
—Sólo te he pedido que me eches una mano —le recordó él—. No hay nada malo en ello…
Miley respiró hondo y apretó los dedos en el bolsillo del abrigo. La idea de recorrerle el cuerpo con las manos, de poder tocarlo y desvestirlo con plena libertad, hacía que la cabeza le diera vueltas. Sabía lo que iba a pasar y no tenía miedo. Lo único que podía sentir era una impaciencia abrumadora.
Nick abrió la puerta y pasó al interior. Miley lo siguió y oyó cómo se cerraba la puerta tras ella. Al instante siguiente sintió las manos de Nick en su cara. Sus labios se encontraron y un segundo más tarde estaban devorándose mutuamente.
—Llevo pensando en ti todo el día —murmuró él contra su boca.
— ¿Qué pensabas? —preguntó ella con la respiración entrecortada.
—En lo que pasaría cuando volviéramos a estar solos.
—Dímelo… ¿Qué imaginabas?
Estaba tan oscuro en el interior del cobertizo que no podían ver nada, pero Miley sentía el calor que emanaba de él, y se estremeció al sentir sus labios en la fría mejilla.
—Imaginaba que estabas frente a mí y que empezabas a desnudarte lentamente. Y luego te tocaba para comprobar si era tan maravilloso como había soñado.
Miley se quitó el abrigo y lo dejó caer al suelo. A continuación, se quitó el jersey por encima de la cabeza y lo arrojó a un lado. Llevaba una camiseta interior que apenas podía protegerla del frío, pero, curiosamente, no se percató de la baja temperatura. El corazón le latía tan rápido que ni siquiera se le puso la piel de gallina.
Nick le acarició el brazo desnudo, agarró su mano y la besó en la palma.
—Espera aquí —murmuró—. La caja de fusibles está en el armario.
Desapareció en la oscuridad y Miley se apoyó de espaldas contra la puerta. Oyó unos ruidos en el otro extremo de la habitación y un momento más tarde se encendió una cerilla. La llama iluminó el interior del cobertizo, proyectando trémulas sombras en las paredes. Nick encendió una linterna y la dejó en la mesita junto a la cama. Se giró hacia Miley y le hizo un gesto para que se acercara.
Miley se frotó los brazos. De repente se sentía invadida por el frío y los nervios. Todo parecía más sencillo en la oscuridad, como si fuera un sueño y los dos cuerpos sólo se sintieran por el tacto. Pero ahora que podía ver la cama y los ojos de Nick, todo le parecía muy real.
—Déjame ver si puedo encender la calefacción —dijo él.
Pasó junto a ella y metió medio cuerpo en el armario. Pulsó un interruptor y se inclinó sobre el radiador.
—Funciona.
Entonces volvió junto a ella, quitándose el abrigo mientras se acercaba. Era el chico que Miley siempre había conocido. Todos sus rasgos seguían siendo los mismos… las oscuras pestañas, las cejas, los penetrantes ojos marrones, la nariz recta y los labios sensuales. Pero con los años sus facciones se habían hecho más duras y atractivas, y era imposible apartar la vista de él.
Alargó los brazos y empezó a desabotonarle la camisa, exponiendo su piel desnuda.
— ¿Qué estamos haciendo? —murmuró, presionando los labios contra su pecho.
—No tengo ni idea —respondió él—. Pero no quiero parar.
Él deslizó las manos hacia su espalda y Miley se estremeció por las sensaciones que le provocaba su roce.
—Esto va a ser imposible —dijo, frotando suavemente el rostro contra su cuello.
— ¿Por qué va a ser imposible? —la llevó lentamente hacia la cama—. Tenemos luz, calefacción y una cama muy cómoda. Lo que ocurra aquí sólo será entre tú y yo. Lo prometo.
—Esto podría cambiarlo todo —dijo Miley mientras él la besaba en el cuello.
Nick la agarró por la cintura y los dos cayeron sobre la cama.
—Cuento con ello —dijo.
Miley entrelazó los dedos en sus cabellos y sonrió.
—En realidad, no creo que debamos hacerlo. Tú no estás preparado, y yo no pienso en ti de esa manera.
Él frunció el ceño y se apartó.
— ¿No?
—No tengo esa clase de sentimientos por ti, Nick —murmuró ella con voz profunda, enfatizando la imitación.
Una lenta sonrisa curvó los labios de Nick, quien le había dicho aquellas mismas palabras aquella noche en el lago.
—Te mentí —dijo él—. Créeme, sentía esas cosas por ti.
— ¿En serio? —preguntó ella, aturdida por su confesión.
—Durante mucho tiempo.
— ¿Cuánto tiempo?
— ¿Recuerdas aquel bikini rojo a rayas? Tenías catorce años…
Miley asintió.
—Desde entonces. Recuerdo que te vi con ese bikini en el lago, y luego estuve pensando en ti aquella noche, en tu cuerpo, en tu piel suave, en tus pechos perfectos… Y luego… bueno, ya sabes.
— ¿Luego qué?
— ¿Cómo que qué? ¿Es que tengo que decirlo? Luego me desahogué como hacen los jóvenes de vez en cuando… y como también hacen los hombres adultos —se rió entre dientes—. Desde aquel verano en adelante, estar cerca de ti era una tortura.





7 comentarios:

  1. Zi yo no qomprendi muxo u.u
    Zolo la ultima parte
    de qe iban a empezar a jugar
    ii naa maz!!
    :(

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  2. Wiiiiiiiiiii!!!
    Thankz eztuve ermozo el qap!!!!
    Hahahha no te preoqupez
    x el qap ya ze arreglo :D
    Weno Bye te cuidaz!!!
    Besos!!!
    xD

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  3. me encantoo espero el otro bye besos <3

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  4. me encanto el cap... hasta ahora comente aunque lo lei a los minutos de que lo subiste... solo que apenas hice un blog... y te vine a invitar a que lo veas... es NILEY llevo cuatro capis en dos dias y 8 seguidoras... espero que leas mi coment... ya q es muy tarde... pero pasa por mi blog... si te gusta comenta y voy a poner maraton... bueno.. chao cdt... y sigue con el cap... esta muy bueno..

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  5. Gracias por pasar por mi blog... y por lo de pasar por tu blog... no te preocupes me encanta la nove que tienes... te juro que todos los dias veo si ya subiste... ah y mañana maraton... estoy escribiendo mas caps... jajaja y tengo cmo 5 noves pero no las he terminado... buhhh culpa de la secu... bueno bye un beso y cdt...

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  6. yapue quiero el otro capiiiiiii !!!! apure la causaaaaa

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