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miércoles, 13 de agosto de 2014

"cinco en casa" Niley cap 4



Nick entró por la puerta trasera de casa de su abuela sintiéndose confundido.
         En su recuerdo, Miley era la chica más guapa del instituto. Sin embargo, aunque seguía siendo hermosa, ya no era una chiquilla. Se había convertido en una mujer y en madre.
         Y, sin saber por qué, eso lo dejaba confuso. También él se había casado y se había divorciado. ¿Por qué le resultaba tan raro que ella hubiera hecho lo mismo?
         De pronto, sonó su móvil y se lo sacó del bolsillo. Era su asistente.
         –Hola, Alyson. ¿Qué pasa?
         –¡Esta mañana han anunciado los Premios Wizard y tres de las historias nominadas son tuyas!
         –Ah –repuso él, sin demasiada emoción. Su mente seguía enfocada en Miley. Algún pensamiento relacionado con ella le estaba resultando incómodo, pero no lograba detectar de qué se trataba.
         –Pensé que te pondrías más contento.
         –Estoy contento. Es genial.
         –Bueno, tus cómics también son geniales.
         Nick sonrió Su trabajo era bueno, debía reconocerlo. Él no era vanidoso, no era eso, pero tenía seguridad en sí mismo…
         Entonces, supo qué era lo que le estaba molestando de su encuentro con Miley. Ella lo había plantado. Habían quedado para salir la noche de la graduación y ella no se había presentado. Después de eso, ni siquiera había ido a casa de su abuela en todo el verano. Él no la había visto por ninguna parte, a pesar de que se había pasado todo junio, julio y agosto preguntándose por qué había aceptado quedar con él y, luego, no se había presentado.
         –Gracias por llamar, Alyson –se despidió él y colgó.
         Miley le debía una explicación. Hacía quince años, aunque la hubiera visto, no habría tenido el valor de enfrentarse a ella y pedírsela.
         Sin embargo, a los treinta y tres años, después de haberse convertido en un hombre rico y de talento, ya no le avergonzaba enfrentarse a nada.
         Además, aquello era un asunto personal.

         Y quería conocer la verdad. 
A LA mañana siguiente, Nick se levantó con resaca. Después de hablar con Alyson, se había ido a comprar leche, queso, pan y una caja de cervezas. Con la excusa de celebrar la nominación de sus cómics, había añadido a la cesta una botella de champán barato. Y, al parecer, las burbujas del champán y de la cerveza no habían sido buena mezcla, porque tenía la cabeza a punto de estallar.
         Tras ponerse una camiseta limpia y los vaqueros del día anterior, se preparó una taza de café y salió al porche a respirar un poco de aire fresco.
         Desde allí, podía ver la casa de al lado. Miley estaba en el patio, colgando ropa mojada en la cuerda. La noche anterior, Nick había decidido preguntarle por qué lo había dejado plantado. Sin embargo, en ese momento, pensó que no tenía sentido. ¿Qué le importaba a él algo que había pasado hacía quince años?
         De todos modos, siguió allí parado, observándola. Ajena a su público, Miley seguía colgando pequeñas camisetas y sujetándolas con pinzas.
         En el silencio de aquella mañana de martes a finales de abril, cuando los niños estaban en el colegio y los adultos en el trabajo, Nick se tomó su tiempo en contemplarle las piernas y el trasero cada vez que ella se agachaba. La cola de caballo se le mecía con cada movimiento, dándole el aspecto de una niña. Era difícil creer que tuviera treinta y tres años y, más aún, que fuera madre de trillizos.
         –Hola.
         Nick bajó la vista a los escalones de su porche. Allí estaba Jerry.
         –Hola, chico.
         –¿Ponemos la tele?
         –No tengo tele. Mi madre anuló la suscripción al satélite –contestó Nick, riendo y bajó los escalones–. Además, ¿no crees que tu madre se preocupará si desapareces?
         El niño asintió.
         –Debes irte a casa.
         Jerry negó con la cabeza.
         Con una sonrisa, Nick se terminó su café. Desde abajo, ya no tenía acceso visual a Miley. Podía darle un grito para avisarle de que su hijo estaba allí, pero…
         Nada de peros, se dijo. No se comportaría como un cobarde ni como un insociable. No le tenía miedo a Miley, ni pensaba convertirse en misógino a causa de su divorcio.
         Así que tomó a Jerry de la mano.
         –Vamos –dijo Nick, llevándolo hasta la linde entre las dos casas. Después de ayudarlo a pasar entre los arbustos, lo siguió al jardín vecino.


2 comentarios:

  1. Me encanto, siguela quiero saber que pasa luego

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  2. Oooo no la dejes ahi.... Xfa seguila. :-) atte: Vanessa

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