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domingo, 3 de abril de 2011

NILEY ♥"En tu kma o en la mia?"♥ Cap 11


hola chicas como estan??? jeje bue ak les dejo el cap Nº 11 espero q les gustee... en un ratito subo otros dos cap mas... espero q comenten lindo un besoooo las kiero y estos va dedicado para Valee, Kasandraa, Sara, Caro, y demas chicas... las kiero bye... :D



Siempre había sabido que sería difícil, pero ahora que se habían convertido en amantes, era imposible. Para ella tampoco sería fácil, desde luego. Su deseo por él era tan fuerte como el suyo, y Nick sentía que con cada beso y caricia el lazo que los unía se iba haciendo más fuerte.
Y si Miley lo abandonaba, si las cosas llegaban a su fin, Nick no creía que ninguna otra mujer pudiera ocupar su lugar. En el fondo de su mente siempre había comparado a todas las mujeres con Miley, pero no había sido consciente de ello hasta ahora. Había conocido a mujeres muy listas, pero Miley lo era aún más. Había conocido a mujeres muy hermosas, pero Miley poseía una belleza única y especial. Nick había crecido deseándola, y sólo a ella. Y ahora que por fin era suya, tenía que enfrentarse al miedo de perderla.
Se echó el brazo sobre los ojos y maldijo en voz baja. En ese momento, llamaron a la puerta y se incorporó de un salto, sorprendido de que Miley hubiera regresado tan rápidamente. Esperó a que ella entrase, pero volvieron a llamar a la puerta. Nick se puso los calzoncillos y fue a abrir, pero no fue Miley a quien se encontró, sino a su hermano Joe.
— ¿Puedo pasar?
—Claro —dijo Nick, apartándose para permitirle el paso—. ¿Qué ocurre? Es tarde.
Joe empezó a dar vueltas por la habitación, con los hombros tensos y una expresión adusta en el rostro. Se sentó en el borde de la cama y se retorció nerviosamente los dedos.
—Hice lo que me dijiste. Esta noche llevé a Demi al hotel y le dije que era el momento de ser honestos el uno con el otro. Le dije que teníamos que acostarnos antes de casarnos.
— ¿Y se negó?
—No —dijo Joe—. Tuvimos sexo —sacudió la cabeza—. Y fue horrible.
Nick frunció el ceño.
— ¿Cómo de malo?
Joe se echó hacia atrás y se cubrió el rostro con las manos.
—Todo lo malo que podía ser. Ella estaba tan excitada como yo… al principio. Yo quería que fuera algo romántico y especial, pero todo lo que hice parecía forzado. Y entonces no, no pude… ya sabes.
— ¿No se te levantó?
—No conseguí mantener la erección —respondió él. Se giró y miró a Nick—. ¿Crees que necesitaré tomar Viagra?
Nick se echó a reír.
—Nunca habías tenido ese problema, ¿verdad?
— ¡No! Nunca. Pero nunca me había acostado con una chica con la que fuera a casarme. ¿Y si es así con Demi? ¿Qué pasará si no puedo… cumplir en la cama?
—A todos los hombres les ocurre de vez en cuando.
— ¿A ti te ha ocurrido alguna vez?
—Bueno… No. Pero yo nunca he soportado la presión que tú estás soportando. Cuando te animé a que tuvieras sexo con ella, no me refería a que tuvieras que hacerlo porque fuese una obligación. No es como cortar el césped o cambiar el aceite del coche. Es mucho más que eso.
—Te refieres a los juegos y los preliminares —dijo Joe—. Ya lo sé. Lo intenté, pero ella quería hacerlo cuanto antes. Al principio pensaba que tendría que convencerla, pero parecía más impaciente que yo. Supongo que Miley le dijo que era muy importante ser sexualmente compatible con tu pareja —hizo una pausa—. Creo que Demi dijo la palabra «crucial». Y entonces empecé a ponerme nervioso.
—Sí, me imagino lo que pasó —dijo Nick, aunque no podía compararlo con su propio caso. El deseo que sentía por Miley ahogaba cualquier pensamiento racional. Cuando estaban juntos, no tenía que preocuparse porque su cuerpo dejara de responder. Simplemente ocurría. Se excitaba por puro instinto y todo acababa con una increíble explosión de placer.
Se sentó junto a su hermano y le dio una palmada en la espalda.
—Esto no significa que siempre vaya a ser así.
—Pero ¿y si lo es? No querría casarme con ella.
—Es sólo algo temporal —le aseguró Nick—. Créeme. La próxima vez todo irá bien.
—No es que no deseara hacerlo —dijo Joe—. Quiero decir… Demi es muy sensual y me excita con sólo besarme. Sabes cómo es eso, ¿verdad?
Nick se mordió el labio y se obligó a sonreír, recordando la tarde que había pasado con Miley.
—Sí, lo sé —murmuró.
—Demi y Miley van a salir juntas mañana por la noche —dijo Joe—. Una noche de chicas. Sé que no tengo que preocuparme por nada. A Demi no le pasará nada si está con Miley. Pero ¿y si empieza a buscar a un hombre que pueda… hacerlo?
—Tal vez deberíamos salir nosotros también —sugirió Nick—. Así podrás despejarte un poco. El novio y el padrino. ¿Qué te parece?
—Sí —respondió Joe—.
—Y yo conozco el local adecuado —dijo Nick. Se levantó y agarró los vaqueros del suelo—. Puedes quedarte aquí esta noche. En el armario hay sábanas y mantas para el sofá. Iré a la casa a por algo de beber y luego podremos hablar. Tenemos que organizar esto.
—Gracias. No sé qué haría sin ti. Tal vez algún día, cuando te cases, pueda devolverte el favor.
Nick se puso la camisa y las botas.
—Enseguida vuelvo —dijo mientras se dirigía hacia la puerta—. Tú quédate aquí e intenta relajarte.
Bajó trotando los escalones y sacó el móvil del bolsillo para llamar a Miley, pero le saltó el buzón de voz.
—Hola, soy yo. Escucha, no voy a poder verte esta noche. Joe ha venido al cobertizo después de que tú te marcharas y necesita un poco de compañía. Cosas de hombres… Supongo que te veré mañana —hizo una pausa, tragándose las palabras que quería decir—. Que duermas bien.
«Te quiero». Eso era lo que había querido decir. Pero en el último momento se había censurado a sí mismo, preguntándose si no sería demasiado pronto para decirlo. Aunque las palabras no siempre tenían un significado tan serio, ¿verdad? Quería a Miley, pero esos sentimientos habían cambiado y ahora las palabras adquirían una importancia mucho mayor. Volver a estar con Miley había devuelto a su vida una pieza largamente perdida. Ella le hacía creer que era posible encontrar a una buena amiga y a una amante en la misma persona. Y no era tan descabellado añadir una esposa a esa lista.
Sacudió la cabeza. Nunca había pensado en el matrimonio. Tal vez siempre había sabido, en algún rincón secreto de su mente, que sólo había una mujer para él. Se detuvo y masculló una maldición. ¿Se suponía que tenía que ser tan fácil? Siempre había imaginado que haría falta una vida para enamorarse, y aún más para averiguar si el amor podía sobrevivir al matrimonio. Pero de repente todo le parecía sorprendentemente simple.
Su móvil empezó a sonar y lo sacó del bolsillo. Sonrió al reconocer el número de Miley en el identificador de llamada.
—Hola. ¿Has recibido mi mensaje?
—Sí. ¿Qué ocurre? ¿Qué son esas cosas de hombres?
—Hace dos días, le dije a Joe que si quería acostarse con Demi antes de la boda, debía decírselo. Y parece que no ha ido demasiado bien.
— ¿Cómo que no ha ido bien? ¿Demi se negó a hacerlo?
—Al contrario. Se mostró más que dispuesta, pero cuando lo intentaron el cuerpo de Joe no respondió.
—Vaya —dijo Miley—. Eso tiene que ser muy embarazoso. Demi estaría esperando que fuera lo más maravilloso del mundo y… —respiró hondo—. Gracias a Dios no ha pasado en su noche de bodas. ¿Puedes imaginarte la decepción que habría sido?
—Por eso creo que puede servir a nuestros planes —dijo él—. Es obvio que ahora mismo los dos tienen dudas.
Hubo un largo silencio al otro lado de la línea, y por un momento Nick pensó que se había perdido la comunicación.
— ¿Crees que deberíamos continuar? —preguntó ella finalmente.
—Sí, eso creo. ¿Qué sabemos de su relación? Ni siquiera sabemos lo que hay entre nosotros.
—Sexo —respondió Miley—. Deseo. Curiosidad.
— ¿Eso es todo?
— ¿Qué más podría haber?
Nick maldijo el hecho de estar hablando por teléfono. Necesitaba mirarla a los ojos para extraer la verdad de sus palabras.
—Dímelo tú.
—No lo sé —dijo ella—. ¿Qué quieres que diga? No sé lo que hay entre nosotros. Supongo que tendremos que averiguarlo cuando acabe la semana.
—De acuerdo —dijo él, mirando por encima del hombro—. Tengo que volver con Joe. Le dije que iba a buscar unas cervezas a la casa y que luego podríamos hablar.
—Demi y yo vamos a ir a Chicago mañana por la noche —dijo Miley—. Quiere encargar la tarta y algunas amigas van a ofrecerle una despedida de soltera. Supongo que te podré ver más tarde. Que te diviertas en el club de striptease.
— ¿Estás celosa, Miley?
— ¡No! Me da igual si vas a ver mujeres desnudas. ¿Por qué habría de importarme?
—Porque estaría bien que te sintieras un poco celosa. Me gustaría pensar que te importo lo suficiente para estar preocupada.
—Quizá tenga que hacerte un striptease la próxima vez que te vea —le dijo en tono jocoso.
—Gracias por esa imagen —murmuró él—. Ahora ya no podré volver a dormir.
—Buenas noches, Nick.
—Buenas noches, Miley —esperó a que ella colgara antes de apagar el teléfono. Sentía algo nuevo y extraño. Estaban comportándose como si fueran una… pareja. Y lo más sorprendente era que a Nick no le importaba en absoluto. Quería que Miley se sintiera posesiva, celosa y preocupada. Estuviera dispuesta a admitirlo o no, sentía algo por él. Tal vez incluso lo amase un poco. Y tal vez él también la amaba.


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