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miércoles, 22 de junio de 2011

" Broken Rules " Niley Cap 2 ¡¡¡ FELIZ CUMPLE VALE !!!


Holiss bue ak le regalo este cap para valee x su cumplee!!! :) y tambien esta imagen q lo hice cn todo el amor del mundo xq la quiero muchisimoo ... buee... espero q te guste este cap y tambien la foto.. un beso muuy grande... ;)



Ese domingo, Miley corrió por su apartamento antes de que llegase la señora Givens a tomar el té. Había invitado a su casera la semana anterior y no había querido anularlo en el último minuto. Eso la habría hecho sospechar. Y Miley no quería que se diese cuenta de que había adoptado a otro animalito sin hogar. A pesar de que faltaba poco para la Navidad, estaba segura de que otro animal más sería motivo de desahucio.
Llevó al perro pastor, Snoopy, a la habitación de atrás y cerró la puerta. Luego metió la jaula de Bud en el pequeño armario que había encima del lavabo de su minúsculo baño. Eso sería suficiente. Con un poco de suerte, encontraría a un nuevo dueño para Bud antes de que la señora Givens se diese cuenta de que estaba allí. La rueda que había en la jaula del hámster chirriaba cuando el roedor ejercitaba en ella sus pequeñas patas. Princess, una de las gatas de Miley, lo miraba con ojos hambrientos. Miley dio un golpecito a la jaula y sonrió. Ni siquiera Princess podría acceder al nuevo refugio de Bud. No obstante, sacó a la gata del cuarto de baño y cerró la puerta. El timbre de la puerta sonó y Snoopy empezó a ladrar. Miley hizo callar al perro antes de abrir la puerta y casi se cae de espaldas al ver al imponente Nick en ella.
Él alargó la mano para sujetarla.
— ¿Estás bien?
—Claro.
Lo único que había pasado era que ella esperaba encontrarse con una señora mucho más mayor, bajita y rechoncha y no a aquella persona musculosa y súper masculina. Había conseguido controlar bastante bien la respuesta de su cuerpo ante Nick desde aquella horrible noche cuando ella había tenido diecinueve años, pero de vez en cuando esos sentimientos que prefería no reconocer la sobrepasaban. Como en ese preciso instante.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —su voz entrecortada la delató, pero otras veces que le había ocurrido lo mismo, Nick había parecido no darse cuenta.
Miley se preguntaba a veces si Nick creía de verdad que era tan asexuada como él quería que fuese. Aunque no estaba del todo equivocado y esa situación no iba a cambiar en un futuro inmediato. No mientras su cuerpo opinase que Nick era el bueno, aunque su mente y su corazón no estuviesen de acuerdo.
—He venido a buscar mi coche.
—Pensé que ibas a mandar a uno de tus hombres a por él.
Nick frunció el ceño, consternado. Miley no estaba mentalmente preparada para una confrontación con él, ni siquiera para una confrontación amistosa. Necesitaba todas sus energías para complacer a su casera, que cada vez estaba más molesta con ella.
—¿Todavía estás enfadada porque dije que tu novio era un payaso?
—No estoy enfadada, estoy ocupada —respondió ella forzando una sonrisa.
Tampoco se había enfadado cuando Nick había dicho aquello. Él no podía evitar sobreprotegerla. Además, en realidad no estaba saliendo con Avan, sino que intentaba liarlo con una de sus amigas del colegio. Los dos eran muy tímidos.
—La señora Givens va a venir a tomar el té.
Nick alargó la mano hacia el pelo gris de la gata. Sus dedos morenos y delgados la acariciaron lentamente, unas caricias que Miley ansiaba experimentar ella misma. Apartó la idea de su mente, tal y como había hecho muchas otras veces durante los últimos cuatro años, o aún más, si contaba el tiempo que había deseado a Nick antes de «la noche».
Él se irguió y dejó un juego de llaves en la mano de Miley.
—Le gustará ver que he traído el coche de su hijo.
Sus dedos le rozaron la palma de la mano, y ella la retiró al sentirlos. Necesitaba ver las cosas de una manera más objetiva. Se dio la vuelta rápidamente y se tropezó con Alexander, el hermano de Princess. Gritó, Nick la agarró por los hombros y la echó hacia él. Miley aterrizó en su pecho casi incapaz de tenerse de pie.
Snoopy empezó a ladrar, el loro gritó y Miley dejó de oír la risa de Nick al ser consciente de que tenía la espalda apoyada en su pecho. ¿Cómo reaccionaría si se daba la vuelta y lo besaba?
¿Abriría los labios y le dejaría introducir la lengua entre ellos como había hecho aquella vez en que Miley había descubierto que la pasión era algo mucho más fuerte que en los sueños que había estado teniendo desde los dieciséis años? Lo más probable sería que pensase que estaba loca. Y lo estaba si se le pasaba por la cabeza permitir que Nick volviese a acceder a su corazón.
Confiaba en él ciegamente, siempre lo haría, pero sus sentimientos eran algo aparte.
De pronto, otra voz la alertó de la llegada de su casera y se apartó rápidamente de Nick. En esa ocasión, se fijó en dónde ponía los pies y consiguió mantenerse recta.
—Señora Givens. Nick acaba de traer el coche de su hijo.
La anciana sonrió y le dio una palmadita a Nick en la mejilla.
—Qué encanto de chico. Eres tan atento… Podías haber esperado a que el tiempo mejorase para traerlo.
Nick le devolvió la sonrisa a la señora Givens y Miley fue en busca de las llaves de su coche.
—Aquí tienes —dijo dándoselas—. No te entretenemos más. Sé que tienes cosas más importantes que hacer que quedarte a tomar el té con nosotras. Por alguna inexplicable razón, las hormonas de Miley estaban revolucionadas ese día y no quería tener que lidiar con la presencia de Nick. La señora Givens frunció el ceño.
Nick hizo un guiño. La verdad era que no le caía demasiado bien la casera de Miley.
—Tengo la agenda completa, para variar.
Ella sabía que era verdad y no entendía por qué se había acercado él mismo a llevar el coche.
—Entonces supongo que será mejor que te marches. Ya hablaremos más tarde.
Cerró la puerta, dejando a Nick boquiabierto, y se volvió hacia la señora Givens, que estaba intentando avanzar sin tropezarse con los gatos. La anciana sonrió a Miley.
—Nick Jonas es un chico encantador. Me acuerdo de que todos nos preocupamos cuando su padre lo puso al frente del rancho siendo tan joven, pero lo cierto es que ha sabido llevarlo con mucho éxito.
—Sí, es verdad.
Por no mencionar sus otros negocios. Miley solía maravillarse de que siguiesen siendo amigos, desde la niñez.
Ella no estaba a la altura de los Jonas, como tampoco estaba a la altura de los personajes famosos que empezaba a formar buena parte de la población de invierno y verano de Sunshine Springs.
Nick había tenido que pagar una gran cantidad de dinero para adquirir el rancho de su padre ya que un actor, una estrella del rock y otro conglomerado de empresas dedicadas a la ganadería también habían querido comprarlo.
—No obstante, con veintidós años debería haber estado saliendo con chicas, en vez de tener que dirigir semejante propiedad.
Miley estaba de acuerdo. Sabía mejor que nadie lo mucho que había sacrificado Nick al asumir el mando del rancho con sólo veintidós años, permitiendo así que su padre y su madrastra se marchasen a vivir a Portland, tal y como Denisse había querido. Él había tenido que olvidarse de estudiar una carrera en la Costa Este y había roto con su novia.
Después, había desenterrado la carrera, aunque en su propio campo… pero no la relación. Y no había salido en serio con nadie desde entonces.
—Aunque ha salido con muchas chicas en los últimos seis años. Es muy fotogénico —comentó la señora Givens aludiendo a las numerosas fotografías que aparecían en los periódicos en los que Nick salía acompañado de actrices y modelos que lo agarraban del brazo.
Samantha era la hija de una estrella del rock que había llegado a la ciudad y había decidido salir con el soltero más codiciado de la zona… hasta que Nick lo había estropeado decidiendo proteger a Miley.
La señora Givens sonrió a Miley con complicidad.
—Estoy segura de que tú sabes más que los periódicos…
La anciana era una cotilla empedernida y Miley no tenía intención de compartir con ella los detalles de la vida amorosa de su amigo.
—Supongo que sí —dijo llevando a su casera hacia la mesa en la que ya había dispuesto todo lo necesario para tomar el té—. He comprado un té nuevo, de albaricoque. Espero que le guste.
—Suena delicioso, querida —la señora Givens era una gran entendida en té. Fue a sentarse y dejó escapar un grito. Parecía que Alexander había vuelto a sentarse en el sillón.
La anciana se levantó de un salto, dio un paso adelante y tropezó con Princess. Gritó y fue a parar de rodillas sobre la alfombra. Se le torció la peluca rubia y los finos mechones de pelo gris se le salieron por todas partes. El vestido de poliéster se le subió y Miley pudo ver sus rodillas. Sintió nauseas.
No era posible. La idea de invitarla a tomar el té había sido un intento de llevarse bien con su casera, pero en esos momentos veía cómo la acechaba el desastre. Sintiéndose condenada al fracaso, Miley se acercó a ella y la ayudó a levantarse.
—Lo siento. ¿Está bien?
La anciana respiraba entrecortadamente.
—Yo… yo…
Miley la ayudó a sentarse.
—Siéntese. Estoy segura de que dentro de un par de minutos se encontrará mejor —le dio una palmadita en el hombro. Estaba segura de que la señora Givens no iba a recuperarse hasta el próximo milenio. Su expresión no era demasiado prometedora—. Voy a servirle una taza de té.
La anciana asintió con la cabeza, lo que hizo que la peluca se le moviese todavía más.
—Una taza de té. Sí —dijo poniéndose en pie—. Pero primero iré a refrescarme.
—Por supuesto —Miley acompañó a la señora Givens hasta el cuarto de baño. No se acordó de que tenía un hámster escondido allí hasta que no oyó gritar a su casera.
La mujer salió del baño a toda velocidad, parecía desesperada. Señaló a Miley con mano temblorosa.
—Tienes un roedor en… en…
—Se llama Bud. Es un hámster. Aunque técnicamente es un roedor, los hámster están domesticados y no representan ningún peligro.
La expresión de horror del rostro de la señora Givens no auguraba nada bueno. No obstante, Miley intentó darle una explicación.
—Por favor. No se preocupe. Bud es inofensivo.
La señora Givens sacudió la cabeza enérgicamente y la peluca se le cayó al suelo. Princess y Alexander saltaron sobre ella con todo el fervor de un par de felinos que llevaban demasiado tiempo encerrados en un apartamento.
—Mi peluca —gimió la anciana llevándose las manos a la cabeza.
Miley intentó recuperarla. Tenía ganas de llorar. Se la arrebató a los dos gatos y se la devolvió a su casera, que se la colocó, aunque su aspecto no mejoró demasiado.
Temblaba de indignación.
—Creo que he sido más que tolerante.
—Sí —tuvo que admitir Miley.
—He consentido que tuvieses perros grandes, loros gritones, molestos gatos e incluso he permitido que tengas un chivo en el viejo gallinero. Pero no quiero roedores.
Miley no sabía qué decir. La señora Givens tenía razón.
—Voy a buscarle un hogar. No me llevará mucho tiempo. Los niños adoran los hámster. Estoy segura de que uno de mis alumnos se quedará con Bud.
La señora Givens sacudió la cabeza.
—Sé lo mucho que te gustan los animales, querida, pero no permitiré que una rata viva en mi casa. Aunque te la lleves de aquí hoy mismo, yo ya no estaré tranquila. ¿Qué será lo próximo? Se rías capaz de traer una serpiente algún día.
—Lo siento, de verdad. No sabía que sentía tanta aversión por los roedores. Le prometo que será la última vez. Y, con respecto a lo de la serpiente a mí tampoco me gustan los reptiles.
Aquello no era del todo cierto y Miley esperaba que la señora Givens se hubiese olvidado del incidente con la iguana, pero su mirada parecía indicar lo contrario.
—Creo recordar que hace menos de un mes había en tu bañera una criatura bastante parecida a un reptil. Lo siento mucho, señorita Cyrus, pero vas a tener que buscarte otro lugar donde vivir.
—Por favor, deme otra oportunidad. Se acerca la Navidad. Es casi imposible encontrar alojamiento en Sunshine Springs en esta época.
Sería especialmente difícil encontrar un lugar donde aceptasen animales.
La señora Givens la miró con comprensión y Miley habría estado a salvo si Snoopy no hubiese decidido demostrar que sabía abrir la puerta solo y no hubiese salido dando saltos por el pasillo. A la anciana no le gustaban los perros grandes y la intimidaba Snoopy. Desgraciadamente, éste la adoraba, y saltó encima de ella para darle un beso de despedida.
Miley gritó:
—Baja, Snoopy. El perro obedeció, pero el daño ya estaba hecho.
La señora Givens se limpió las babas del perro de la cara. Estaba muy enfadada.
—Ha llegado la hora de que busques otro lugar para tus animales.

6 comentarios:

  1. OJALÁ QUE MILEY SE QUEDE CON NICK (yn) haha x) así viven juntos & toda la onda &... :P HOLAA (: lindo el cap., publica pronto! :D

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  2. presiento q se ira a la casa de nick y hay empieza todo jeje espero q sea asi
    estubo divertido todo lo q l paso a la casera jajajaja genialisimo
    sube pronto siiii?
    cuidate bye

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  3. me encanta la nueva nove :) es genial :D besitos espero el proximo cap que seguro ella se va a lo de Nick jajaja eso quiero yo por lo menos jajaa

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  4. oliiis mi sis adorada como as estado espero que bien noo sabes cuanthoo ehh extrañado plaaatikar contiigoo espero que estes bien y perdon por tardar tanthoo en comentha komo siempree me fasiino el capii no tardes muxoo en subiir el siguienthe coraazoon te quieroooo gemelitha del almaa muackk besithooss

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  5. girl me encantooo el capi!
    uuch! k hara Miley ahora? mmm
    jeje espero el siguiente y sorry por no haber coment antes! :)
    pero he tenido unos diaaas! :S
    kuidathe chik!
    te kiiiero :)

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  6. Hey sis gracias por el feliz cumple
    jajaja hasta ahorita te pude comentar
    y pues decidi comentar en lo de mi
    cumple Bye sis q tengo mucho q comentar
    en las otrass noves... :P Bye
    ILOVEYOUSIS

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