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miércoles, 20 de abril de 2011

"♥" RINGS OF WEDDING "♥" Niley"♥ Cap 6


Hola chicas ak esta el tercer cap dl maraton y perdon x la tardanza.. las quierooo jejee



Nick se sentía como si hubiera sido atrope­llado por un camión, que luego hubiera retro­cedido y le hubiera golpeado en la cabeza una vez más. El hombre abrió un ojo y luego el otro, gimiendo al ver la luz del amanecer. Sintió la boca seca y los huesos doloridos. Miró hacia el techo y descubrió su triste imagen reflejada en un espejo.
Extendió los brazos para que la cama dejara de dar vueltas. Luego, se dio cuenta de que la cama se movía muy despacio. Se agarró al bor­de, decidido a salir de allí antes de que su estó­mago protestara más. Cuando se giró hacia un lado, se encontró con el colchón interminable. Con un gemido, se incorporó sobre un hombro para descubrir que estaba durmiendo en el centro
 de una cama redonda del tamaño de una pequeña piscina.
Además de la cama redonda, la habitación incluía una pared con aparatos de vídeo y de sonido, una zona de descanso, unas ventanas que iban desde el suelo al techo, una fuente y una pared de cristal esmerilado que suponía es­condía detrás el baño.
Fijó la mirada en la pared de cristal, pregun­tándose si podría llegar al baño sin morir en el intento. Para evitar riesgos, Nick trató de acla­rar su mente y recuperar el equilibrio. Sabía que estaba en Las Vegas, lo recordaba perfectamen­te. Y recordaba vagamente haber ido allí en el avión de la compañía con Miley Cyrus. Guiñó un ojo y recordó lo que había dejado de­trás. Había huido de Demi, del compromiso, de sus padres y del caos a lo que llamaba su vida. Considerando el estado de su mente, deci­dió pensar en todo aquello un poco más tarde, después de sobrevivir a la resaca.
Sus recuerdos eran una nube densa con sólo unos puntos de lucidez. Los débiles intentos de aclarar sus ideas se vieron interrumpidos brus­camente al notar que alguien se movía detrás de la pared de cristal. No veía bien la silueta, la veía doble, pero estaba seguro de que era una mujer. ¡Una mujer desnuda!
La mujer se inclinó y el cabello cayó hacia delante. Luego, se enrolló una toalla en la cabe­za y se puso derecha, con los brazos hacia arri­ba. Los ojos de Nick repasaron su cuerpo. Sus pechos y su cintura estrecha, la curva sensual de su cadera y su espalda. Se sintió como si se acabara de meter en una sala de cine porno al contemplar cómo la mujer se secaba el cuerpo despacio. Un deseo intenso lo atravesó y notó la respuesta de su sexo.
El espectáculo no terminó ahí, porque des­pués de que se secara, se frotó todo el cuerpo con las manos. Nick se imaginó que estaba dándose una crema o loción y sus propias ma­nos se tensaron tratando de recordar la suavi­dad de su piel. ¿Habría tocado él esa piel con sus propias manos? ¿Le habría acariciado esos muslos, esas nalgas y ese cuello fino? Quiso re­cordar, pero no pudo.
Cuando la mujer se puso finalmente un al­bornoz, Nick agarró la almohada y se la colocó estratégicamente sobre el regazo. Luego, esperó para ver con quién había pasado la noche. ¡Pero si él jamás había pasado la noche con una desconocida! Trató de recordar el nombre, su rostro, pero cuando la mujer apareció, se dio cuenta de lo terrible de su situación. Sí que sa­bía su nombre.
—¡Miley!
La toalla que la mujer llevaba envuelta en la cabeza, se desenrolló. Ella la agarró, pero des­pués dejó que se cayera al suelo.
—¡Ya te has despertado! —dijo con una son­risa. Cruzó la habitación y se sentó en el borde de la cama con las piernas cruzadas. Luego, se dispuso a secarse el pelo—. Pensé que ibas a seguir durmiendo hasta la tarde. Te quedaste dormido justo cuando empezaba a amanecer.
Los ojos de Nick descansaron sobre el al­bornoz de la chica, que revelaba la redondez de sus senos. Su mente fue invadida por miles de imágenes y volvió a sentir que le ardían las en­trañas. Estaba en un hotel de Las Vegas con Miley Cyrus, había estado devorándola con los ojos como cualquier pervertido ansioso, y ella no llevaba nada bajo el albornoz...
— ¿Cómo te sientes? —quiso saber la mujer—. Parece como si te hubiera atropellado un ca­mión. Bebiste demasiado champán. — ¿Qué... qué haces aquí? — ¿En Las Vegas? —preguntó, frunciendo el ceño—. ¿No te acuerdas? Viajamos en un avión de tu compañía justo después de que nos esca­páramos de la fiesta que había preparado tu madre para anunciar tu compromiso.
—Por supuesto que me acuerdo —dijo Nick, frotándose las sienes—. Yo... recuerdo que estuvimos en el ascensor con esa botella de champán y que luego fuimos en limusina a Meigs Field. Y recuerdo que estuvimos jugando. Pero lo que quiero saber es qué estás haciendo tú en esta habitación.
—Me estaba dando una ducha. Tienes que probar la bañera de burbujas —dijo—. Es muy relajante. Seguro que te ayuda a quitarte el do­lor de cabeza, porque imagino que tu estado se debe al dolor de cabeza. ¿O siempre te levantas así por las mañanas?
Nick se aclaró la garganta.
—Tú... quiero decir, nosotros...
—¿Quieres saber si hemos dormido juntos? —preguntó. Luego, asintió—. Hemos dormido en la misma cama, si es lo que quieres saber. Me pregunto dónde compran las sábanas para una cama así.
—¿Y hemos... ?
Ella lo miró un rato. Luego, se dio cuenta de lo que él realmente quería saber.
—¿Si hemos dormido juntos? —se encogió de hombros—. No estoy segura de eso. Te que­daste dormido nada más tocar la almohada y has estado roncando toda la noche. El champán quizá...
—Sea el culpable —completó Nick—. Ya me imagino todo —al tratar de mirar a su alre­dedor, sintió ganas de vomitar—. ¿Hay algún modo de hacer que la cama deje de dar vueltas?
Nick notó que ella se levantaba por el movi­miento de la cama y, de repente, la sintió enci­ma. El albornoz se abrió y sintió sus senos so­bre su pecho. Los pezones duros rozaron la piel de Nick, que abrió mucho los ojos. Los labios de Miley estaban muy cerca.
—¿Qué demonios... ?
—El control está aquí en el cabecero —ex­plicó Miley, extendiendo un brazo por enci­ma de la cabeza de él.
Nick contuvo el aliento y trató de ignorar que ella estaba sobre su cintura. Afortunada­mente, tenía la almohada, que les servía de barrera.
 Y afortunadamente él había tenido la vo­luntad suficiente para resistirse al cuerpo de Miley la noche anterior. Aunque en ese momen­to, esa voluntad no era tan fuerte.
Miley se levantó y él no pudo evitar una mirada. La bata se había abierto, revelando la imagen provocativa de su cuerpo desnudo. Pero a ella no parecía importarle mucho. Miley se colocó bien la prenda y se ató el cinturón con gesto despreocupado antes de volverse a sentar en la cama.
Nick pensó que lo mejor sería olvidarse de los senos de Miley Cyrus cuanto antes.
—Recuerdo que estuve jugando. ¿Cuánto perdí?
Miley se encogió de hombros.
—Mucho. Por lo menos, treinta mil.
—¿Treinta mil dólares? —exclamó—. Pero si no llevaba tanto dinero encima.
—Perdiste lo que llevabas en las primeras partidas del blackjack, pero llevabas una tarjeta de crédito. Y la aprovechamos bien. Aunque creía que una persona como tú debería tener un crédito más amplio. El suficiente para comprar una casa o un yate.
—He perdido treinta mil dólares —repitió Nick, sorprendido por la magnitud de su estupi­dez... y su aparente falta de suerte para el juego.
—Pero ganaste bastante a los dados —asegu­ró Miley, dándole un golpecito en la rodilla.
—¿Sí?
—Como doscientos o así.
—¿Doscientos mil dólares? —No, doscientos.
—¿Y cómo pagamos esta habitación? —No la hemos pagado. La suite pertenece a un tal Ernie. Como fue el que te ganó todo tu dinero al blackjack, le dimos pena y nos dejó la llave. Volverá al mediodía. Tuvimos suerte, per­diste mucho y no había ninguna habitación li­bre en toda la ciudad.
—¡Dios mío! ¿Qué más hice? —preguntó, en­terrando la cabeza entre las manos.
—¿Te refieres a si bailaste sobre las mesas o si vomitaste en público? ¿O si trataste de seducir a alguna mujer casada de la mesa de bacana? —¿Hice algo así?
—No, aunque trataste torpemente de hablar con la rubia, pero entonces su marido te ame­nazó con matarte y se la llevó. —¿Cómo llegamos hasta aquí? —Vinimos después de la boda. Nick se agarró su estómago, seguro de que un terremoto de gran intensidad estaba arrasan­do en ese momento Las Vegas. ¿La boda? ¡Esta­ba seguro de que si hubiera ido a una boda la noche anterior, se acordaría de ello! ¿Y a quién demonios conocía él en Las Vegas?
—¿Te da vueltas todavía la habitación? — quiso saber Miley—. Es mejor que cierres los ojos y respires profundamente. Y trata de no pensar en comida grasienta como pollo frito, beicon y cosas así. Eso siempre hace que me ponga aún peor.
Nick ignoró el consejo.
—¿La boda? Háblame de la boda.
Miley frunció el ceño.
— ¿No te acuerdas? Pero si eso fue lo mejor de la noche...
—Claro que me acuerdo —mintió Nick—. Aunque no de todos los detalles. Recuérdame-los. ¿Dónde fue?
—Fuera del hotel, en la calle Fremont. Esta­ba todo iluminado y había una orquesta.
Recordó las luces y los colores brillantes.
—Había mucha gente en la calle.
— ¡Sí! Estaban intentando establecer el récord del milenio —explicó Miley—. Dos mil bodas en veinticuatro horas.
— ¿Y quién se casaba?
—Nosotros —respondió Miley.
Nick se echó a reír. Claro, debía haberse imaginado algo así de ella. Trataba de asustarlo con alguna de sus historias audaces.
—No, de verdad, ¿quién se casó?
Miley lo miró con cara de sorpresa.
—Nosotros —se levantó de la cama y volvió con un papel—. Es legal —dijo, enseñándose­lo—. Mira, ésta es nuestra firma. Fuimos la pa­reja número mil doscientos ochenta y dos.
Él agarró la licencia de matrimonio y notó un vuelco en el corazón al ver su firma bajo la pa­labra novio.
Poco a poco, fue recordando todo. Le llega­ron imágenes, impulsos, deseos, todo alimenta­do por el champán. Se había casado con Miley.
Se habían ido a dar un paseo después de haber perdido todo el dinero y se habían en­contrado con aquello a la salida. Él se lo había propuesto como un juego, pero ella le había re­tado a hacerlo de verdad. ¡Pero él no había pen­sado que fuera legal! Pensó que era como una especie de fiesta.
—Pero... pero si estoy comprometido con Demi...
—Sí, y te has casado conmigo.
Con una maldición, Nick cerró la mano, arrugando la licencia, y luego apartó las sába­nas, descubriendo que estaba desnudo. Inme­diatamente, volvió a taparse y se levantó con la sábana enrollada a la cintura.
—No puedo casarme contigo —dijo, ya en pie, con las piernas separadas—. Voy... voy a casarme con Demi.
—Después de lo que hiciste anoche, no creo que esté impaciente por casarse contigo.
—Todo eso fue un error. Un error que voy a arreglar en este mismo momento —miró alrede­dor de la habitación, notando pinchazos en la cabeza cada vez que la movía—. ¿Dónde está mi ropa? Necesito salir de aquí. Voy a volver en seguida a Chicago y le explicaré todo. Voy a ca­sarme con ella.
—En ese caso, cometerás bigamia —replicó Miley, mirándolo con expresión inocente.
Nick la miró y sintió deseos de tumbarla so­bre la cama y quitarle esa expresión de la boca. Con ello recordó otras imágenes y sensaciones
de la noche anterior. Recordó una boca cálida, lenguas impacientes, impulsos apasionados... —Oh, no —murmuró, cerrando los ojos. Las imágenes se hicieron más claras. Había besado a Miley Cyrus en aquella cama. O por lo menos, creía que lo había hecho. Dio un suspiro profundo y trató de olvidarse de todo aquello. Tenía que haber un modo de escapar de allí. ¡Era imposible que se hubiera casado con Miley!
—Tenemos que anularlo —dijo—. Yo estaba borracho. No sabía lo que hacía. Cualquier juez se dará cuenta.
—Pero recuerdas que nos casamos, ¿verdad? —Bueno, sí —replicó—. Pero estaba borra­cho. Además, no lo hemos consumado.
—Sí lo hicimos. Y creo que cuando se con­suma, el matrimonio se hace oficial.
—¡Te pregunté si hicimos algo esta noche y tú me dijiste que no!
Estaba seguro de que lo recordaría. Su cuer­po maravilloso, aquellos senos perfectos, la sensación de perderse dentro de ella mientras Miley se arqueaba arrastrada por el éxtasis. Miley suspiró con impaciencia. —Tú te dormiste y yo me pasé despierta casi toda la noche. Es lo que me suele ocurrir des­pués de hacer el amor. No consigo sosegarme. —Nosotros... ¿hicimos el amor? —Pero no fue gran cosa. Debió de ser el champán.
—No es necesario que lo repitas más veces
—gritó él, enfadado por los comentarios de ella acerca de sus habilidades en la cama.
Pero, ¿qué le importaba a él qué tal lo había pasado ella? El problema era que se había acos­tado con Miley Cyrus.
—¡Maldita sea! ¿Cuánto champán bebí, Miley? Yo suelo ser un hombre formal y sé de lo que soy capaz, estando borracho o sobrio. Y te pue­do asegurar que no soy capaz de escaparme a Las Vegas, jugarme treinta mil dólares y casarme luego con alguien a quien apenas puedo sopor­tar. Así que me parece que ya es hora de acabar con esta broma. Dime qué es lo que ha pasado.
—Ya te lo he dicho —comentó ella, levan­tándose de la cama. Luego, le dio un beso en los labios—. Y ahora, esposo mío, vamos a de­sayunar. ¿Qué quieres que pida?
A Nick se le revolvió el estómago sólo de pensar en la comida.
—Voy a darme una ducha —refunfuñó, diri­giéndose al cuarto de baño—. Después, pensa­remos cómo arreglar todo este lío.
—¿Quieres que te frote la espalda?
Lo cierto era que la oferta le resultó tentadora. Dejarse llevar por la pasión era algo bastante ape­tecible, pero si quería hacer las cosas bien, no de­bía perder la cabeza.



7 comentarios:

  1. aaahhh!!
    meee encaantoo
    super
    geneal el capiii
    me encaanto
    espero pronto el siguiente

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  2. ahahahahahahahahahahaha me encantoooooooooooooooooooooooooooooooo
    espero que subas pronto.

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  3. me encanto jajaja la pude leer todaaa :) esta genial jajaja Miley es genial jajaja

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  4. me encantooooo espero el
    otro bye besos <3

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  5. me encantoooooo
    sube prontoooo
    pasate por mi blog
    :)

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  6. Waaaa me encantoo!!
    quiero mas caps
    porfa sube mas!!!
    y quiero saber que va a pasar :B

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  7. O.o
    Waooooooooo qe fuerte
    En un momento ze me qonfundio todo iia lo logre entender pero qe miedo qon zolo una botella de xampan iioo me tome una en año nuevo ii normal
    xD
    Ezpero el proximo
    bezooz dizqulpa aberme demorado pero ezqe no qeria entra en una nueva nove para ponerme al dia en la qe abia dejado de qomentar!!
    xD
    Lo Lamento!
    ^^

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